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La alargada y tóxica sombra de Vox

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante su intervención en un debate organizado por el diario La Razón, este lunes en Madrid.

Rodolfo Irago

Los directores de las campañas electorales del PP y de Ciudadanos van a tener este año un trabajo extra porque no solo tendrán que decidir cada mañana el mensaje del día que deben repetir todos sus candidatos, aunque eso lo tienen fácil, Catalunya, Catalunya, Catalunya, sino que han de tener preparado una especie de plan de contingencia o de emergencia para sofocar los incendios que les va a provocar a los dos, la alargada sombra de Vox.

La ultraderecha de los de Abascal y compañía cabalga sin complejos por las tierras de la derecha española diciendo en voz alta lo que hasta ahora solo los mas cerriles del PP se atrevían a cuchichear por las esquinas. Sus ataques, insultos y mentiras sobre la España uniforme, los inmigrantes o el feminismo se multiplican corrosivamente por todos los rincones.

Vox vive de eso, de mentir, de provocar, de escandalizar y de momento, según las encuestas no le va mal, lo que de nuevo nos enfrenta a los medios de comunicación al debate sobre cómo tratar sus propuestas y sus salidas de tono. Eso sí, cada vez que la ultraderecha saca la patita, todas las miradas van al PP y a Ciudadanos que han decidido libremente atarse al partido de Abascal para intentar llegar a la Moncloa.

El primer senador de Vox, un viejo conocido, Francisco José Alcaraz, presidente en su día de la AVT, asociación de víctimas que utilizó contra el gobierno de Zapatero, decidió esta semana boicotear en solitario una declaración institucional contra la homofobia en el deporte. Fue Vox el que tomó esa decisión, pero la sombra afecta de lleno a Casado y Rivera que no tienen problema en ser sus compañeros de viaje.

Segundo ejemplo, el en su día inhabilitado juez Serrano ha pedido en Andalucía los datos personales de todos los profesionales que trabajan en las unidades contra la violencia de género. Lo más parecido al macartismo que se ha visto en 40 años. Es Vox quien lanza esta intolerable campaña, pero son el PP y Ciudadanos los que tienen que aclarar si comparten semejante dislate. Y así, un día sí y otro también hasta el 28 de abril.

Esto no ha hecho más que empezar, pero Casado y Rivera deben ser conscientes de lo que les espera. La decisión del PP está clara: llegar al poder como sea para desde ahí, intentar recomponer y fortalecer el partido para tratar de reconquistar a todos los que se fueron.

En Ciudadanos, están convencidos de que tenían que frenar la sangría de votos hacia PP y Vox jurando ante el altar no pactar nunca más con Sánchez. La arriesgada maniobra les coloca definitivamente en la derecha, pero deja al líder socialista con la única baza para seguir en el gobierno de un acuerdo con Podemos y los independentistas.

El 28 de abril veremos si la estrategia es acertada, pero hasta ese día, unos y otros van a vivir bajo la tóxica sombra de Vox.

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