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España, abocada a su primer gobierno ultraderechista en Castilla y León

Abascal y Ortega Smith flanquean al candidato de Vox en Castilla y León, García-Gallardo

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La estrategia del adelanto electoral en Castilla y León ha sido un fracaso para el PP, a pesar de que se declaran eufóricos. Aunque ha ganado las elecciones, no ha sido con la mayoría absoluta que pretendían y cambia a Ciudadanos por Vox, con mucha mayor fuerza electoral, abocando a Mañueco a formar gobierno con un partido de extrema derecha neta. Será difícil otra suma, ni con el aumento de los escaños para Soria Ya u otros partidos de la España vaciada. Un gran hito que ha llevado a la provincia menos poblada de España a medio centenar de medios nacionales e internacionales. El PSOE registra un importante descenso de 7 escaños que habrá de estudiar a conciencia.

Desde el primer momento se supo que adelantar la cita con las urnas obedecía exclusivamente a intereses del Partido Popular. Del candidato, Fernández Mañueco, en primer lugar. Afectado por tres casos de corrupción, distraía de los procesos judiciales por venir. Confiado en lograr mayoría holgada, se libraba de Ciudadanos con quienes compartía gobierno. Esto es lo único que ha logrado y solo parcialmente: Francisco Igea mantiene su escaño. Y daba un triunfo al partido. Al PP nacional como se han empeñado en inscribir estas elecciones. Porque Pablo Casado estaba tan interesado o más en obtener un éxito inmediato que afianzara su liderazgo. Pobre y en entredicho, con Ayuso pisándole los talones de largo y el ascenso de Vox. La España despoblada y desatendida también venía pisando fuerte. Los errores de partida y una campaña verdaderamente delirante de varios altos mandos del PP y Pablo Casado en particular fueron agrietando compostura y maquillaje hasta dejar una patética imagen de desesperación.

 El Partido Popular lleva 35 años gobernando Castilla y León, ninguna mente lógica puede aceptar un discurso en el que se prometa un futuro que no es ni el presente ni el pasado que ha resuelto los problemas. En la cara de Casado se iba reflejando la consternación conforme las encuestas pintaban un resultado peor del esperado. Desencajado soltó tales disparates, agresivas increpaciones, calumnias, que le han ido abrasando en cada intervención. Con Almeida de ariete, el PP se embarcó hacia Bruselas para hacer el ridículo. No quedaba más que apelar a ese españolismo rancio y envarado que usan para levantar a su auditorio. Y así ha logrado mantener más o menos los votos de siempre. Los de quienes encomiendan sus destinos por décadas a este peculiar partido dentro de una democracia tan lleno de irregularidades. Ni más, ni menos. 

El PP no se podía permitir perder uno de sus grandes feudos. Por eso, en unión de su ejército mediático, ha apretado en consignas. Se trataba de verlo en lo que llaman “clave nacional”. Algo bien relativo. La propia comunidad castellano leonesa es diversa. Y lo es el Estado español. Incluye, por ejemplo, a Cataluña y Euskadi, comunidades en donde no son precisamente populares, los “populares”. En el parlamento catalán el PP está en el grupo mixto. Vayan olvidando extrapolaciones de resultados interesadas.

El manido tópico de una “jornada sin incidentes” para esta cita electoral, sí que ha sido en clave nacional. De esa España que se tizna de sucio desde la derecha sin escrúpulos cuando quiere algo y no se para ante nada. ABC lo dijo bien claro a toda portada: se trataba de “sacar de La Moncloa a Sánchez”, a ése que tenía 15 años cuando el PP entró a arreglar Castilla y León. El Mundo asegura el mismo día de la votación que hoy se decide el futuro político de España. Y no es así. Peor ha sido el zarpazo a Ciudadanos, con lo mucho que antes les querían, a través de una entrevista inventada a Albert Rivera en la que entrecomillan en su boca el comentario “de un amigo” del político que acaba de ser despedido de un bufete por no dar un palo al agua, alegan, en su trabajo. Y que ha corrido como bulo al viento huracanado.

Antena3 ha vuelto a sufrir un error con el candidato de Unidas Podemos: lo ha colocado como miembro del Partido Unión del Pueblo Leonés. Y ha subido al pódium a Vox cuando solo obtuvo 1 diputado en 2019, degradando a segunda a Ciudadanos de nuevo. Visión de futuro es eso de anticiparse al resultado electoral porque ahora sí es la ultraderecha tercera fuerza política.

Vox tenía una carpa ante un colegio con urnas abiertas y el PP ha hecho propaganda electoral, a pesar de la ley que lo impide. No suele pasarle nada.: en las elecciones de 2019 hizo un envío masivo de SMS y la Junta Electoral le eximió de toda responsabilidad.

Esta es una notable “clave nacional” revelada, afianzada en su descripción en estas elecciones: la de la España de la trampa que cada día nos confirma como una “democracia defectuosa”, porque hasta algo tan serio como la elección de la representación popular en las Cámaras tiene gruesas interferencias. Y no se respeta de esa forma la voluntad de los ciudadanos. Tampoco son muy tranquilizadores esos “sacar” a Pedro Sánchez de La Moncloa textuales y en actitudes. Y la manga ancha para operar así con mentiras escandalosas, permisividad a juego, se mantiene tal cual.

El fracaso del PP no le pasará una gran factura porque mantiene el gobierno de Castilla y León y en España la ultraderecha ha sido incrustada a conciencia y aceptada por ciertos sectores a través de una promoción sostenida. Ya cuenta además con Isabel Díaz Ayuso en Madrid, la líder admirada por la extrema derecha europea, que gobierna gracias a Vox. Las opiniones vertidas en esta campaña suponen un ascenso en esa espiral ultra que la caracteriza y que exhibe sin complejos de palabra y obra.

Castilla y León ha aupado probablemente a la vicepresidencia de su gobierno autonómico a un abogado de 31 años, Juan García-Gallardo, que se ha caracterizado por exhibir sus proclamas racistas, homófobas y machistas. Que quiere para las políticas de la maternidad los modelos de Polonia y Hungría: leyes cosificadoras de la mujer para potenciar a las fabricantes de niños españoles. Los continuos anuncios en portadas y entrevistas han logrado “sembrar a Vox” como pedían. Y es solo el principio. García-Gallardo mantiene fuertes vínculos con la ultraderecha mediática. 

Nada sale más caro a una sociedad que la falta de cultura democrática. La mayoría de la sociedad castellano-leonesa parece haberse decantado por un modelo agravado del que mantienen desde hace 35 años, con su despoblación, macrogranjas contaminantes y estructuras caciquiles. El atraso que expulsa a la juventud. Lo que ha hecho reaccionar a las provincias más desatendidas, descuidadas, a buscar su propio futuro. A Soria, sobre todo, que logra la proeza de 3 procuradores. Votados por más del 40% de los electores, casi la suma de los que ha cosechado el bipartidismo. La noticia estará ahí pero mucho más, en ese gobierno que se presume con la ultraderecha como el gran borrón democrático. Las ayudas mediáticas de las que ha dispuesto han de tenerse en cuenta en cualquier análisis. No son ninguna anécdota.

España desconocida a la que hemos aprendido a ver mejor. Hermosa, cargada de historia y abandonada hasta por los suyos que no ven expectativas de futuro. La periodista Geraldine Schwarz escribió en su libro 'Los amnésicos' unas ideas que conviene recordar a menudo: se trata de “vencer a los violadores de memoria, los falsificadores de la historia, a los fabricantes de falsas identidades y de falsos odios”. En Castilla y León les han otorgado un gran poder de decisión. Y eso para cualquier demócrata es una pésima noticia.

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