Por qué estoy a favor de los Juegos Olímpicos
Madrid perdió hace tiempo su capacidad en sí misma. Una villa transformada en una de las principales capitales de la Unión Europea que, por cierto, perdió confianza víctima de la desidia de sus gobernantes y la estrechez de miras de sus ediles.
Yo nací en la calle de la Madera número 27 en aquel lugar que sus propios vecinos llaman Malasaña. Conozco muy bien nuestras ventajas, que son muchas, y nuestros complejos, muchos menos. Por lo tanto, sé perfectamente bien que los madrileños estamos dispuestos a afrontar grandes retos para, por fin, transformar nuestra ciudad.
Madrid 2020, efectivamente, es una excusa para transformar una ciudad. Bien están las tres semanas de competiciones un mes de agosto en una ciudad tan entrañable como la nuestra. Pero, créanme, mucho mejor es ver al año siguiente los logros y la prosperidad, las infraestructuras y la actividad, el deporte de base y la participación de todos, que puede generar.
El impacto de los Juegos Olímpicos sumaría un 0,4% más a nuestro PIB y, por ende, llevaría aparejada la creación de 150.000 puestos de trabajo. Pero, más allá de la generación de valor añadido, recuperaríamos nuestra fe en nosotros mismos, como madrileños y como vecinos.
Se me dirá que puede que nos salga mal y, también, se defenderá que sabemos hacerlo bien. Yo confío en la participación de todos los madrileños en construir un proyecto rentable y próspero, real y transformador.
Barcelona 92 fue un ejemplo de proyecto nacional, de transformación de la ciudad, de mejora del área de Poblenou, de limpieza del litoral mediterráneo. Una nueva Barcelona y un nuevo espíritu, capital cultural y urbanística de una Europa necesitada de urbes prósperas.
Salieron mal Montreal 76, Atlanta 96 y Atenas 2004. Proyectos convertidos en realidades deficitarias. La pregunta es: ¿somos capaces los madrileños de hacer un proyecto rentable y duradero, serio y con rigor?
Tenemos arquitectos y urbanistas, juristas y economistas, voluntarios y voluntarias capaces de hacer del proyecto olímpico la transformación de nuestra urbe en una capital de Europa, foco de cultura y nuevo urbanismo.
El nuevo estadio olímpico, la villa olímpica, cubrir las ventas o un nuevo urbanismo transformador son las consecuencias de una excusa para llevarlo a cabo: los Juegos Olímpicos. Con la participación de todos los agentes económicos y sociales, de empresas privadas y poderes públicos, ciudadanos y administración.
Mejorar la marca Madrid, atraer casi un millón de turistas adicionales, recuperar la cultura para todos los madrileños, la vanguardia del arte, en definitiva, una nueva política. Son los Juegos Olímpicos, empero, una verdadera excusa para que los madrileños recuperemos nuestra villa, capaces de hacerlo rentable y capaces también de reconstruir una nueva ciudad para nuestros nietos.
Nos faltó en la candidatura un mayor apoyo nacional. Que nuestros gobiernos se implicaran. En cualquier caso, pase lo que pase, me preocupa más el Madrid del 2021, en el que tengo puesta mi mirada y nuestros retos.
Mientras tanto, Madrid 2020 es también una excusa para poner a los mejores, con rigor y formación, al frente de un ayuntamiento que merece mejores gestores y grandes retos en los que participen todos y cada uno de los madrileños.