El machista enmascarado

Otro buen 8M. Ha sido otro buen día para volver a juntarnos todos quienes creemos que el camino de la desigualdad de género continúa siendo largo y tortuoso, que no hemos avanzando tanto como nos gusta pensar para tranquilizarnos, que la Gran Recesión ha constituido una enorme oportunidad para desandar parte de lo andando y reinstaurar una especie de “patriarcado benefactor”, transmutando el viejo y sólido machismo de toda la vida en una especie de “feminismo bien entendido”, donde la mujer vuela más libre cuanto más lo hace como le explican los buenos hombres que se ha de volar libre.

También podría haber resultado un buen día para el Gobierno de coalición, que tantos votantes tiene entre los miles de mujeres y hombres que han salido otro 8M a la calle. Tan solo con un par de llamadas telefónicas para coordinar esfuerzos y repartirse el protagonismo, un poco menos de ansia por salir en los telediarios y en los dúplex poniéndose las medallas, un poco menos de soberbia en el uso de una presunta corrección técnico-jurídica y un poco más de humildad en el ejercicio de la iniciativa política y todos podrían haberse presentado compartiendo el gran éxito de una ley que podría significar un gran avance en la libertad de las mujeres para decidir libremente y para la garantía de los derechos; un resultado no menor en un año donde repunta claramente la violencia contra las mujeres por parte de hombres que se creen sus propietarios, o recogemos la cosecha de una década de recortes presupuestarios y retiradas dialécticas de la izquierda ante la derecha en las políticas de igualdad.

En lugar de eso, han preferido dedicar las semanas previas a entregarnos un folletín diario que bien podría titularse 'A la caza del machista enmascarado'. Gracias a ambos socios, hemos podido conocer que los verdaderos enemigos de las mujeres están en este Gobierno. Unos porque no saben suficiente derecho, ni conocen cómo funciona un Gobierno. Otros porque les puede el machista enmascarado que llevan dentro.

En lugar de ceder todo el protagonismo a las mujeres que sufren a diario la desigualdad en primera línea, la semana se nos ha ido en las terribles penurias, humillaciones y dramas que han de sufrir ministras y ministros, vicepresidentas y vicepresidentes en su heroica y sufrida lucha diaria contra la desigualdad. Nuestros corazones han tenido que llenarse de pena y dolor oyéndoles relatar, en cuanta emisora y canal había disponible, lo mal que lo estaban pasando y lo mucho que deben aguantar en la soledad de sus despachos.

Mientras, con la impunidad que los medios dan a que cualquier ignorante pueda salir diciendo lo que le salga del nabo porque todas las opiniones son legítimas y han de ser escuchadas, los del “feminismo bien entendido” nos avisan de que no se refuerzan las medidas contra el coronavirus porque el Gobierno no quiere que fracasen las manifestaciones “feminazis”; o la derecha ultra organiza su propio congreso de Nuremberg y la exaltación del macho alfa español sin que nadie les responda o les plante cara, porque todos los demás están demasiado ocupados desenmascarando al machista que el otro lleva dentro; que es donde está el verdadero problema.

A lo mejor, todos cuantos han salido a la calle este 8M, puede que incluso quienes ni siquiera han salido, se merecían algo mejor.