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No en nuestro nombre

La foto con las camisetas de Txapote difundida por la cuenta de NNGG de Rivas en Twitter.

Neus Tomàs

12 de julio de 2023 22:06 h

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El exeditor de la revista ‘Time’ y subsecretario de Estado con Obama entre 2014 y 2016, Richard Stengel, fue el encargado de combatir las mentiras que desde el Estado Islámico, Rusia o la maquinaria de Trump lanzaban en redes y artículos. A raíz de su experiencia, de haber conocido de primera mano unas campañas que a menudo fueron muy efectivas, escribió el libro ‘Guerras de la información (Roca Editorial, 2021). El subtítulo ya alertaba por dónde iban y van las cosas: Cómo perdimos la batalla global contra la desinformación.

“Si la información es poder, la desinformación es abuso de poder”, diagnostica Stengel. Y añade otro argumento que es fundamental y que se está evidenciando con toda su crudeza en esta campaña electoral: “En el fondo, la guerra de la información no es una batalla de tecnologías o plataformas, sino una lucha de ideas. Las armas de esta guerra son nuevas y están en constante evolución, pero los temas son antiguos y perdurables. ¿Nos importan los hechos y la verdad? ¿Creemos que existe una realidad empírica y que podemos ponernos de acuerdo sobre ella?”

Ojalá la respuesta fuera un sí. Pero es un no. Porque si los hechos y la verdad importasen no existiría el ‘que te vote Txapote’. Si los hechos y la verdad importasen ningún político se hubiese atrevido a pronunciar esa frase y si los hechos y la verdad importasen nadie votaría a un político que no condenase el uso de una consigna tan vomitiva.  

Twitter, Facebook, WhatsApp o ahora Tik Tok son el altavoz, efectivo y ya imprescindible, pero las mentiras y las estrategias para expandirlas son tan antiguas como la política. La mala política, para ser más precisos.    

Las víctimas del terrorismo necesitan el máximo respeto, a su memoria y dignidad. “Hacerse cargo” es la expresión clave como recuerda el periodista Mario Calabresi, autor de ‘Salir de noche’ (Asteroide), un libro que deberían leer todos los que estos días vociferan o perdonan la rima con Txapote. El exdirector de ‘La Stampa’ y ‘La Repubblica’ es víctima del terrorismo y durante los años de plomo en Italia tuvo que soportar la ignominia de que acusasen a su padre de una muerte de la que no era culpable.

Hacerse cargo significa atender las peticiones de “justicia, asistencia, ayuda y sensibilidad” de las víctimas. Es algo que interpela tanto a las instituciones como a la política, los medios de comunicación y al conjunto de los ciudadanos. A la vez, Calabresi, con una dignidad que no tienen muchos de los que estos días intentan en España erigirse en portavoces de las víctimas, añade: “Un país capaz de pasar página de manera serena y justa es conveniente para todos, no ciertamente y no solo para los afectados”.

Avanzar a base de desgarros no puede ser nunca la manera de pasar página pero el PP y ya no digamos Vox han decidido que todo vale, incluso fomentar una batalla entre víctimas de ETA. ‘Que te vote Txapote' surgió del laboratorio de eslóganes de Vox pero si ha conseguido tanto eco es porque la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, lo utilizó durante una sesión de control en la Asamblea de Madrid, para responder al portavoz socialista, Juan Lobato. De ahí a las camisetas o a los grupos de impresentables que incordian a periodistas de TVE durante sus conexiones en directo desde los Sanfermines. 

Alberto Núñez Feijóo podría condenar la expresión. No lo ha hecho. Tampoco Borja Sémper, la cara amable que dice lo mismo que el resto pero con una sonrisa. Si no lo hacen solo puede ser por dos motivos. Porque lo piensan o porque han comprobado que les beneficia electoralmente (o tal vez por ambas razones). Tanto si es por una cosa u otra es algo que a su partido y a los que les apoyan les sitúa bastantes peldaños por debajo de la dignidad del resto de ciudadanos.  

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