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El pensamiento líquido de Feijóo

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, acompañado de Borja Sémper, en una rueda de prensaen la sede de Génova en Madrid.
13 de febrero de 2023 22:33 h

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Los políticos cambian, mutan, fluyen. Y sus convicciones, también. La moderación ya era líquida antes de Zygmunt Bauman. Un moderado no es un táctico. Ni un calculador. Ni es persona que se contradiga o se amilane por las críticas o por las coyunturas. Tampoco se trata de tener certezas absolutas, pero sí unas cuantas convicciones profundas.

Feijóo y su viaje a la moderación se contradicen con su pasado, con sus movimientos, con la contestación interna de su propio partido y con su temor a Vox. Se arrugó ante la presión mediática y política de quienes no querían que la derecha firmase con Sánchez un acuerdo para renovar el CGPJ y el Constitucional. Y se matiza ahora en relación al aborto. 

No es que tuviera un pasado que acreditase que alguna vez elevara la voz contra quienes desde su partido recurrieron ante el TC la ley aprobada por el gobierno de Zapatero hace 13 años, sino todo lo contrario. A la derecha siempre le pasa que con una mano frena los avances sociales y con la otra, los saluda después de que estén socialmente asentados. El presidente del PP dijo el pasado jueves que celebraba el aval del Constitucional a la ley de plazos porque es una norma “correcta” que “merece su respeto”, pero antes había apoyado a entidades antiabortistas con dinero público como presidente de la Xunta. 

Fue pionero en proteger por ley las tesis antiabortistas en 2009, tras conseguir la mayoría absoluta en Galicia. En los años siguientes, financió entidades como Red Madre, que presionaba a las mujeres embarazadas con pocos recursos para que no interrumpieran su embarazo. Solo en sus últimos cuatros años como presidente gallego, según datos del Ministerio de Hacienda, esta entidad recibió casi 300.000 euros de todos los gallegos.

En 2012, el PP gallego tachaba de “aberración” la “utilización descontrolada” de la pastilla del día después y del aborto como método anticonceptivo. Y ese mismo año, el hoy presidente de los populares participó en la redacción de la ponencia del PP nacional que evitaba apoyar la ley de plazos y lo dejaba en manos del recurso presentado por su partido ante el Constitucional.

Esto en cuanto al aborto, claro que el PP presume también ahora de respetar todas las opciones sexuales mientras que en 2006, para Feijóo, las uniones entre personas del mismo sexo no podían equipararse a un matrimonio heterosexual y acusaba al PSOE de “hacer política de las relaciones afectivas”. ¿Le pasará lo mismo dentro de 10 años con los permisos de paternidad que el PP ha recurrido ante el TC? ¿Y con la ley de eutanasia? A saber.

Todo dependerá de cómo respire la Iglesia católica y el ala dura del PP, que se han rebelado contra su “bendición” a la ley del aborto.

José Ignacio Munilla, el obispo de Orihuela-Alicante, ha pedido a sus fieles de “recta conciencia” que retiren el apoyo a Feijóo al tiempo que ha lamentado que la izquierda marque el rumbo cultural y la derecha lo siga. Pero es que la posición defendida por Feijóo, diez años después de la entrada en vigor de la ley de plazos, ha generado también un profundo malestar en los sectores más duros del partido. Mayor Oreja le ha puesto a caldo en un comunicado público y ha instado a la dirección nacional a reconsiderar su postura, pero también el ínclito Jorge Fernández Díaz, que solo entiende de moral y de conciencia con asuntos que atañen a los demás, pero nunca con los casos de corrupción política que le salpican a él mismo.

El caso es que los halcones del PP no perdonan que su presidente haya cambiado unilateralmente la línea oficial del partido sobre el aborto, que se fijó en un congreso ordinario en 2017, y que defendía “el derecho a la vida” del “no nacido”.

En su pretendido viaje a la moderación y al centro, el presidente del PP buscaba zanjar un debate y sumarse a una realidad social incontestable y lo que ha hecho es abrir la caja de Pandora en un momento supuestamente dulce para su liderazgo interno. Ni una semana ha aguantado el embate de los sectores más ideologizados de la derecha, ya que este lunes el campeón de la moderación y fichaje estrella de Feijóo, Borja Sémper, ha tenido que matizar la posición de su jefe de filas y decir que “el aborto no es un derecho” cuando así está recogido en la ley que Feijóo acaba de calificar de “correcta”. El portavoz del comité de campaña hizo hincapié en  “la maternidad”, y en la necesidad de “ayudar” a las mujeres embarazadas que, según ha expuesto, no pueden ser madres “por problemas socioeconómicos” o porque “sus padres les obligan” a interrumpir su embarazo.

Ni Sémper ni Feijóo deben saber que moderación y firmeza no son enemigas cuando, ante la airada reacción de la derecha más extrema, han salido a graduar la posición de hace unos días. Conclusión: en este PP, como en el de Casado, los conceptos son susceptibles de ser licuados porque todo lo que huele a confrontación con Vox, les pone frente al espejo de sus propias contradicciones y deja al descubierto sus tensiones existenciales. 

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