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Resumen político de 2023

Las fuerzas de derechas contemplan con horror el monstruo surgido de la soberanía popular (dramatización)
27 de diciembre de 2022 22:32 h

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2023 ha sido un año políticamente turbulento. En el primer trimestre todo parecía perdido para el PSOE, pero el disco de boleros de Pedro Sánchez dio un nuevo impulso a los socialistas. El gobierno resultante, compuesto por la suma del centro, la izquierda y el nacionalismo, supuso un contratiempo semántico para la derecha. Conscientes de que “gobierno Frankenstein” ya no hacía honor a tamaña deformidad, se vieron obligados a buscar un nuevo referente literario. Juan Manuel de Prada propuso “gobierno Gólem”. Aunque él mismo admitió que podía tratarse de “una referencia abstrusa para el común de los españoles” (sic), el mote acabó imponiéndose por su innegable sonoridad. El embajador de Israel no tardó en presentar una queja formal al considerar la expresión “una apropiación cultural del acervo hebreo”. Abascal decidió entonces hacerse judío para templar gaitas. Sin embargo, un ridículo error administrativo le hizo musulmán, lo que paradójicamente confirmó su tesis de que algunos musulmanes se pasan la vida chupando de la teta del Estado.

A pesar sus esfuerzos, Macarena Olona no logró representación parlamentaria con su nuevo partido ARRE. La formación se presentó en sociedad en febrero de 2023 con la firme promesa de “recuperar los valores tradicionales”. Olona cargó contra VOX por “plegarse al pensamiento progre”, y abanderó luchas que ya se consideraban ampliamente superadas. Se opuso, por ejemplo, al uso de vehículos motorizados ya que “el cuerpo humano no está hecho para ir a esas velocidades”, y preconizó la recuperación del caballo como medio de transporte. Puso en marcha la “calesa antiaborto”, un carro de paseo tirado por cuatro yeguas con el lema: “No mates gente chica”. Olona también trató de impulsar el trueque pagando a su equipo con gallinas, pero el fallecimiento de su jefe de prensa por salmonelosis hizo que el partido volviese al euro. 

En el otro extremo del espectro político, Pablo Iglesias lanzó su televisión por internet. El programa más popular fue el reality MasterMarx, en el que una serie de candidatos trataban de convertirse en los nuevos referentes de la verdadera izquierda. El jurado estaba compuesto por Pablo Iglesias y cuatro personas más, pero Iglesias se enfadó con todos y los echó al segundo día. Tras una final de vértigo en la que los finalistas debían proponer alternativas a la globalización que no hundiesen la bolsa, Pablo Iglesias se proclamó vencedor a sí mismo. Lejos de denunciar el amaño, los espectadores alabaron la capacidad de Iglesias para “reinventar las caducas reglas de los concursos deudoras de la televisión franquista”.

El Tribunal Constitucional experimentó un inesperado cambio cuando uno de los jueces conservadores vio una película de Ken Loach y se volvió progresista. Si bien se trataba de una obra menor que ni siquiera fue seleccionada en el Festival de San Sebastián, el juez declaró entre lágrimas que “el aborto es un derecho de la mujer” y que “los pobres llevan muchísimo agobio”. Esto permitió a Sánchez sacar adelante sus reformas legislativas, incluida la que permitía los referéndums de autodeterminación siempre y cuando se pidan las cosas por favor. Un mes después, Cantabria se declaraba estado independiente.

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