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Yo terrorista

Javier Gallego

Queríais más libertad, pues tomad dos tazas de restricción de derechos con el nuevo Código Penal del Gobierno que hoy ha iniciado su aprobación en el Congreso. Medio mundo clama en defensa de la libertad de expresión y el PP responde sacando adelante un proyecto de 2013 que penaliza la manifestación, castiga la huelga, criminaliza las nuevas formas de protesta y abre la puerta a considerar la resistencia como terrorismo, como explica Amnistía Internacional. Lo van a aprobar sin apoyo de nadie, como es su costumbre, ni conformidad de los órganos judiciales pertinentes. Por la vía de la chulería y del “aquí mando yo”, o sea, porque soy tu padre, Luke, y porque yo lo valgo. Cómo son de dialogantes estos demócratas, oye.

El atentado contra Charlie Hebdo les ha obligado a cambiar mínimamente los planes. A última hora, el PP ha sacado del nuevo Código las doce enmiendas que tenía previstas sobre terrorismo para adaptarlas a la amenaza yihadista en una ley aparte que pactará con el PSOE. Tardarán unas semanitas más en terminarlo, pero lo que quieren aprobar es una definición del “terrorismo” tan ambigua que permite llamar terrorista a algunas formas de desobediencia y resistencia a la autoridad o a la difusión de mensajes que inciten a otros al terror aunque no lo promuevan directamente. A los de Charlie se les podría acusar de haber ido provocando. Ahora eres tú el que tienes que demostrar que no era tu intención. El ciudadano es terrorista mientras no se demuestre lo contrario.

Y el ciudadano es delincuente mientras ande por ahí protestando. En el anteproyecto que se aprueba esta semana, las penas por desórdenes públicos son mayores si se producen en manifestación o reunión numerosa. Además, puede ser castigada con la cárcel la resistencia incluso pasiva y que no provoque daño, así como las acciones en locales, despachos o medios de transporte que alteren su “actividad normal”. El derecho de manifestación interrumpe la normalidad, pero no tiene por qué alterar el orden público. Mas sí el orden y mando de este Gobierno policial al que la libertad de expresión le molesta tanto como las caricaturas de Mahoma a los fanáticos.

No solo se persigue la protesta, sino que se elimina cualquier obstáculo para acabar con ella. Del nuevo Código desaparece como delito el impedimento del ejercicio de estos derechos, aunque la legislación internacional obliga a los Estados a protegerlos. La reforma, sin embargo, protege más a quienes traten de evitarlos. Las penas por delitos derivados de una huelga son mayores que las penas de los cometidos por un empresario para entorpecerla. La justicia no es igual para todos, es mejor para unos pocos.

Como ha publicado eldiario.es, este Código Penal represivo solo levanta la mano con partidos, empresas y sindicatos, a los que exime de responsabilidad penal en sus delitos si antes de cometerlos se dotaron de un órgano de control aunque sea decorativo. Se lo pueden pasar por el forro, pero es un salvoconducto a la impunidad. A usted, sin embargo, no se le ocurra decir que el viejo rey tiene una hija ilegítima porque se la estaría jugando. Con esta reforma y la próxima ley mordaza, podría ser acusado de terrorismo.

Aunque bien mirado, frente a un sistema que aterroriza, es un acto de dignidad decirlo: yo terrorista. Váyanse acostumbrando a esa nueva conjugación de la gramática del PP. Yo terrorista, tú terrorista, nosotros terroristas… y ellos se van de rositas.

Javier Gallego es director de Carne Cruda. Escucha el programa todos los martes y jueves en www.carnecruda.eswww.carnecruda.es

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