Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquíConsulta nuestras normas y recomendaciones para participar.

No pintar nada

Bea Somada Guillén

5

Yo no pinto nada, yo no pinto absolutamente nada..., así decía el desaparecido pintor oscense Serafín Boix al hilo de su última exposición en Huesca antes de marchar a vivir a Galicia: Vete de una vez y quédate con nosotros.

Yo no quiero pintar nada. Porque solo desde allí se puede tener libertad: libertad para pensar lo que se dice, para decir lo que piensa, para hacer lo que se dice y se piensa, para ser una, para no ser lo que otros quieren que seas. Pero, ojo, y allí hay una diferencia con esa otra libertad que nos venden a golpe de eslogan vació: dentro de los límites del respeto a los otros.

Yo no quiero pintar nada. Ni siquiera me parece mal que mis opciones políticas sigan sin pintar nada (o casi nada) porque eso me permite esa libertad radical de decir, simple y llanamente, mi verdad. Sin que nadie la tenga en cuenta, ni se publique a bombo y platillo y en los foros habituales a los que se asoman los ciudadanos corrientes.

Estar en minoría es estar en el lado correcto. Hacer una buena oposición es más interesante que tener poder. Porque el poder envilece: a todos, a todas, y sobre todo a aquellos que piensan que a ellos semejante cosa no les va a pasar nunca, ocupen el lugar que ocupen. El poder envilece. Sí. Cualquier tipo de poder.

Yo no quiero pintar nada porque me interesa el débil y el perdedor, las precarias y las oprimidas: los excepcionales. Lo demás es legión. Y a mí la legión nunca me interesó.

Yo no quiero pintar nada... pero tengo la idea de seguir siendo amable y buena persona, en la medida de mis posibilidades, currante y reivindicativa, en mi línea, servicial y abierta a los demás, colaboradora y apasionada. Aunque muchas veces se confundan esas cualidades con ser tonta. Y también me da igual, porque simplemente no quiero pintar nada, más que los paisajes en los que de verdad quiero ubicarme.

Pero aun sin pintar nada, no soy imbécil, y veo que es indecente que los puestos de poder, los puestos de esos que supuestamente pintan mucho, estén copados por gente mala (a algunos los conozco personalmente), por gente sin memoria, honestidad ni honradez, por personas que pertenecen a partidos que simplemente deberían desaparecer y refundarse, porque no se puede soportar tanta indecencia de tantas personas que se ríen de nosotros, de todos, y cada vez obtienen más rédito político. Pareciera que se les vota y jalea más cuanto mayor es su cota de perversión.

Y no solamente es indecente, sino que es vergonzoso, inmoral, repugnante y obsceno, que la xenofobia y el fascismo se cuelen en nuestras instituciones.

Pero yo no pinto nada, no puedo ni quiero pintar absolutamente nada en este panorama en el que solo puedo quedar en los márgenes, en las fisuras del sistema, en la dignidad de la locura quijotesca, en la observación de lo que hay, en los sitios y las personas en los que me recreo, en la belleza que también se da en la desesperación. En la poesía.

Sobre este blog

En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquíConsulta nuestras normas y recomendaciones para participar.

stats