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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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El “clásico” y la polarización Madrid-Cataluña

Cartel alusivo a un Barça-Madrid (Archivo)
30 de octubre de 2021 23:11 h

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Aprendí hace unos años que en cualquier rincón de Inglaterra puedes mencionar “El clásico”, así, en español y sin añadir nada más, y todo el mundo sabrá que te estás refiriendo a un partido de fútbol entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid. La familiaridad con esta rivalidad no solo se explica por la acreditada afición de los ingleses al balompié, sino también porque la competición entre esos dos equipos sobrepasa los confines del deporte.  

La rivalidad entre equipos locales o regionales con frecuencia refleja y alimenta a su vez las tensiones entre comunidades por causas menos relacionadas con la competición deportiva que con cuestiones económicas, políticas o con ambas a la vez, pues en el desacuerdo territorial se entremezclan los elementos políticos e identitarios con la pugna económica y sobre financiación. Estas tensiones acaban penetrando en el debate público cuando los políticos transforman la desventaja que surge de la comparación de su propia región con otros territorios en un agravio comparativo.

Además de condicionar el discurso de los políticos, la comparación entre territorios es un factor importante cuando se teoriza sobre cómo los ciudadanos evalúan el éxito o el fracaso de sus gobernantes. Por ejemplo, en las investigaciones sobre el federalismo fiscal, el mecanismo teórico que disciplina el comportamiento fiscal de los gobernantes es que los ciudadanos puedan comparar la oferta de impuestos y servicios entre distintas regiones y trasladarse a aquellas que les proporcionen una combinación de bienes públicos e impuestos más adecuada. 

Sin embargo, aunque tenemos evidencia de que la comparación entre regiones o países importa en la evaluación de los ciudadanos de sus gobernantes, sabemos poco sobre cómo los sentimientos de los individuos hacia los distintos territorios condicionan el efecto que pueda tener esa comparación. Dicho de otra manera, es posible que en la evaluación de los gobiernos no solo importe cómo comparan sus resultados con otros, sino también con quién (con qué territorios) se comparan. Esta cuestión sobre la relación entre los efectos del benchmarking (o la comparación) regional y los sentimientos hacia los territorios que se comparan es la que precisamente guía un trabajo de investigación que estoy desarrollando en colaboración Amuitz Garmendia en la Universidad Carlos III.

Volviendo al caso español y a nuestro “clásico” territorial, el primer paso para indagar sobre este tema ha sido explorar los sentimientos de los ciudadanos en Cataluña y en Madrid hacia los ciudadanos madrileños y catalanes, respectivamente, y también hacia los de otras comunidades autónomas. Más concretamente, en una encuesta que realizamos en noviembre de 2020 en Madrid y Cataluña (con una muestra de 1.600 entrevistados en cada una) aplicábamos el llamado “termómetro de sentimientos”, un indicador que normalmente mide el grado de afecto de los ciudadanos hacia los partidos políticos y sus votantes, para medir los sentimientos de los ciudadanos hacia los habitantes de otras comunidades autónomas. El termómetro oscila entre el 0 y el 100 y un valor bajo indica sentimientos negativos o de desafecto y un valor alto indica sentimientos positivos o de afecto.

Tres son los principales resultados de un análisis descriptivo sobre el grado de afecto entre territorios. El primero se muestra en el gráfico 1, que resume los sentimientos de los ciudadanos de Cataluña y de Madrid hacia los habitantes de todas las comunidades autónomas (incluida la suya). En general, vemos que en promedio los sentimientos son positivos, pues el grado de afecto se sitúa en valores por encima de 50. Además, como era de esperar, existe un sesgo positivo hacia la región de residencia, pues los valores más altos en Cataluña y en Madrid se dan hacia catalanes y madrileños respectivamente (destaca el sesgo positivo en Cataluña respecto al resto de regiones). Por último, en Madrid existe un sentimiento más negativo hacia los catalanes que al revés, pues Cataluña es, con diferencia, la región que suscita el menor nivel de afecto entre los madrileños.

 

Gráfico 1. Promedio del termómetro de sentimientos (0-100) hacia los habitantes de las comunidades autónomas en Cataluña y en Madrid

 

En segundo lugar, el gráfico 2 muestra la distancia entre el afecto hacia la región propia y la ajena según la auto-ubicación ideológica. Como puede observarse, la distancia correlaciona más intensamente con la ideología en Madrid que en Cataluña. En Madrid, cuanto más a la derecha más positiva es la valoración de los madrileños respecto a la valoración de los catalanes. En Cataluña la división ideológica se cruza con la división territorial, lo que puede explicar que la correlación entre ideología y afecto territorial sea más baja.

 

Gráfico 2. Auto-ubicación ideológia y distancia relativa entre el afecto hacia Cataluña y hacia Madrid

 

En tercer lugar, el partido al que apoyan los ciudadanos está altamente relacionado con el grado de afecto hacia el otro territorio (gráfico 3). Como decía más arriba, en Cataluña las percepciones sobre los madrileños son en promedio algo más favorables que las de los madrileños hacia los catalanes (ver gráfico 1 más arriba). Sin embargo, como muestra el gráfico 3, cuando se tiene en cuenta la identificación partidista de los individuos vemos que las diferencias entre grupos dentro de Cataluña son mayores que en Madrid (el diagrama de caja muestra la distribución de los valores)[1]. Aquellos que se identifican con los partidos independentistas en el gobierno catalán muestran percepciones más homogéneas (siendo relativamente más positivas hacia Cataluña y más negativas hacia Madrid). Esto hace que las diferencias entre los que apoyan al gobierno y los que apoyan a la oposición sean mayores en Cataluña que en la Comunidad de Madrid.

 

Gráfico 3. Distribución de la distancia entre el afecto hacia Cataluña y hacia Madrid

 

 

¿Cómo moderan estos sentimientos el efecto de la comparación entre territorios? Si los ciudadanos comparan los resultados económicos de una comunidad con otra, ¿condiciona con quién se esté comparando el efecto de dicha comparación sobre el apoyo a los gobiernos regionales? Contestaré a esta pregunta en próximo post de Piedras de Papel, en el que hablaré de esta cuestión a partir de los resultados de una reciente encuesta que hemos diseñado y puesto en marcha en 7 comunidades autónomas en el marco de un proyecto de colaboración con el “Institut Català Internacional per la Pau” sobre convivencia y polarización. Continuará.

[1]La parte inferior de la caja es el primer cuartil (Q1), la barra del medio de la caja es la mediana o segundo cuartil (Q2), la parte superior de la caja es el tercer cuartil (Q3), el rango intercuartílico sería la altura de la caja, es decir, la diferencia entre Q3 y Q1.

 

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