CRÓNICA | ¿Qué hacer cuando una candidata se autolesiona con tanta frecuencia?
Ha muerto una de las grandes estrellas de internet. El gato Grumpy falleció el pasado martes a causa de complicaciones por una reciente infección urinaria a la edad de siete años, que en términos 'humanos' correspondería a nuestros 44 años. Grumpy (gruñón) es el apodo con el que saltó a la fama en 2012 al comenzar a aparecer en incontables memes por su gesto permanentemente desdeñoso.
“El gato Grumpy ha ayudado a sonreír a millones de personas en todo el mundo, incluso en épocas difíciles”, decía el comunicado con que su familia humana anunció el deceso.
Lo que nos lleva a la estrategia electoral del Partido Popular.
El Partido Popular ha intentado este año repetir el curioso éxito de Grumpy con una nueva hornada de candidatos adeptos a mostrar ese gesto entre furioso y despectivo. Se acabó el centrismo pragmático del marianismo. Vuelve el gesto duro, aznariano, de inmenso desprecio por la izquierda y sus valores. Cayetana Álvarez de Toledo representaba perfectamente el papel: no os merecéis que sea vuestra candidata, pero me he dignado a aparecer por aquí.
Resultado: 66 escaños, 3,6 millones de votos perdidos.
Para las autonómicas de Madrid, nos han reservado otro gesto Grumpy con la presencia de Isabel Díaz Ayuso. Poca experiencia, pero intensa dedicación a la política. Responsable de comunicación y redes sociales en su partido en Madrid, fue presentada como alguien capaz de presentar el mensaje que reclamaba Pablo Casado con la agresividad necesaria. Se habló mucho de sus dotes comunicativas.
No pensaban que se iba a hacer tanto daño a sí misma con la boca hasta el punto de que ella misma admite que la polémica que la rodea ha contribuido a enterrar su programa. Se ha convertido en el mejor ejemplo de meme, aquel que se retroalimenta a sí mismo con nuevos hallazgos. Grumpy no podía alterar su expresión, producto de una enfermedad. Díaz Ayuso tampoco ha conseguido evitar su tendencia natural al tropiezo y ha ofrecido un amplio repertorio de errores que han servido para alimentar la leyenda.
Fetos perceptores de ayudas públicas. Atascos que forman parte de la identidad de Madrid. Elogios a mujeres que vuelven a trabajar a la semana del parto. Defensa del valor de los empleos basura. Anuncios espeluznantes de que la gente descubrirá que Podemos ha robado su casa a la vuelta de las vacaciones. Uso de la información falsa sobre Podemos manejada por la mafia policial con la que relacionan a Villarejo.
Dos días después de las elecciones generales, Díaz Ayuso se atrevió a decir que ya estaba detectando votantes de Vox que habían hecho el camino de vuelta al PP. En 48 horas. Y sin necesidad de examinar las entrañas de un ave.
“Todo lo que digo es siempre cuestionado”, ha dicho. La candidata ha echado la culpa a los periodistas que actúan como “activistas políticos”, a pesar de que sus ocurrencias también reciben un tratamiento destacado en los medios cercanos al PP. “Empiezan entonces una serie de críticas como si estuviera confundida para intentar arrinconarme o desprestigiarme y para dar a entender que no tengo conocimiento o capacidad de gestión”. Efectivamente, esto último es cierto. Ella alega que tiene una experiencia de gestión de la que carecen otros. En concreto, quince meses como viceconsejera.
Los sondeos del CIS y El Mundo prevén un hundimiento del PP en las elecciones madrileñas y que la suma de las tres derechas no llegue a la mayoría absoluta. En el partido, no ocultan que están preocupados por la creatividad de Ayuso.
El rictus de cabreo no funcionó muy bien al PP en el 28A. Parece difícil resistir la tentación de volver a intentarlo por parte de aquellos a los que ficharon para mostrar precisamente eso. Quién mejor que Álvarez de Toledo para recuperar la cara Grumpy. La diputada electa –la única que ha conservado su partido en Barcelona– ha calificado la forma de hacer política de Manuela Carmena de “ñoña, pueril y senil”. Ayuso puede dar la impresión de que va soltando las palabras según van circulando por su cabeza a gran velocidad. Toledo es más de traérselas preparadas de casa donde las ha afilado con esmero mientras recita el nombre de los enemigos políticos con los que quiere acabar. Es una lista de varias páginas.
Combinar las palabras pueril y senil en la misma frase exige unas cuantas contorsiones dialécticas. Toledo se refiere de forma airada a la imagen de “abuelita entrañable” de la alcaldesa de Madrid que resultaría ser falsa y peligrosa. Pero más arriesgado parece que una mujer de 44 años llame senil a otra de 75. Además de inexacto. Los que conocen qué ha pasado en el Ayuntamiento en estos últimos cuatro años sabrán que esta exjueza fue bastante implacable con los concejales del equipo de gobierno que discreparon de su gestión. Ahora están en otra candidatura luchando para intentar llegar al límite que da representación.
Por lo que respecta a Díaz Ayuso, ya es demasiado tarde para cambiar de estilo. Eso sí, no conviene correr más riesgos. Comprometida a participar en un debate con los demás candidatos el domingo, se ha bajado del segundo, que se celebra el lunes. Ahora toca conceder entrevistas a medios que hagan durísimas preguntas (“¿Cree que hay una cruzada mediática contra usted?”. “¿Piensa que la critican más por ser mujer?”) para recuperar su estilo de siempre: “No voy a cambiar ni un pelo. Y lo que opino lo sigo opinando”.
A lo que sus adversarios responderán: no cambies, sigue en esa línea. Al menos, hasta el día 26.