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La carrera electoral comienza en 2014

El debate en el Congreso de la reforma del aborto pondrá a prueba a Santamaría y Rajoy.

Gonzalo Cortizo

A Mariano Rajoy se le han acabado los dos años de gracia que el calendario le ha regalado desde su llegada al Gobierno. Las urnas vuelven a ponerse a la vista para un presidente que ha visto cómo su crédito se ha desplomado en las encuestas. En mayo de 2014, Rajoy se enfrenta a las elecciones europeas y todavía no tiene candidato; un año después, llegarán las municipales y autonómicas, con muchos de sus barones directamente enfrentados con Montoro y con el propio Rajoy. Tras las municipales, Rajoy entrará en campaña de generales con el riesgo de ser el primer presidente en tres décadas expulsado del poder tras su primera legislatura.

El presidente del Gobierno tendrá que afrontar la catarata electoral sin haberse sacudido de encima el caso Bárcenas y las sospechas de corrupción generalizada que salpican a su formación. En Génova 13 saben perfectamente que mientras no se genere empleo de manera significativa, no habrá respuesta positiva por parte de los votantes.

Las previsiones del propio Gobierno apuntan que el paro seguirá por encima del 25% en 2014, lo que parece desinflar el mantra repetido por Moncloa sobre 2014 como el año de la recuperación. La encuesta publicada por eldiario.es en diciembre aportaba un dato escalofriante para los de Rajoy: el 34% de sus votantes optaría ahora por la abstención en caso de ser llamados a votar. El trasvase de votantes al refugio abstencionista es, en el PP, 10 puntos superior al de cualquier otra fuerza política.

Además, Rajoy se enfrentará en el próximo periodo de sesiones con el inicio del debate parlamentario sobre el proyecto de Ley del Aborto que Gallardón ha llevado al Consejo de Ministros generando agria polémica incluso dentro del propio PP. El presidente extremeño José Antonio Monago aprovechó este 30 de diciembre su mensaje navideño para soltar una declaración que retumba aún en los despachos de Moncloa: “Nadie puede obligar a nadie a ser madre”. Las críticas del barón extremeño se suman a las del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo; la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón; el presidente de Nuevas Generaciones, Javier Dorado o la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes.

Al margen de las críticas internas, el tema del aborto será materia capital en la acción de la oposición, que ya ha empezado a pedir comparecencias parlamentarias y que anuncia con vehemencia que luchará con todos sus medios para impedir la aprobación del texto. El proyecto presentado por Gallardón nunca ha sido del agrado de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, pero el ministro afirma a quien se lo pregunte que no habrá cambios sustanciales sobre la propuesta inicial durante el trámite parlamentario.

Con la agenda en la mano, el presidente debe elegir fecha para dos eventos importantes: la convención del PP y el debate sobre el estado de la nación. Sobre la convención popular, en Génova dan por seguro que Rajoy la aprovechará para dar el pistoletazo de salida a la campaña de las elecciones europeas. Sobre el principal debate parlamentario del año, nadie sabe nada; el pasado año Rajoy lo celebró en febrero. Tanto PP como PSOE carecen por ahora de candidato a las europeas y Rajoy se resiste a impulsar una crisis de Gobierno que refresque a su Ejecutivo aprovechando la circunstancia de tener que propiciar salidas para cubrir el puesto que deja libre (no por voluntad propia) Jaime Mayor Oreja.

Aún en el caso de que Rajoy supere sin descalabros la cita europea, enseguida se le presentan las elecciones municipales y autonómicas (mayo 2015). Según fuentes populares consultadas por eldiario.es, de cara a esas elecciones “lo único que podemos hacer es perder porque mantenerse es imposible”. Los populares atesoran a día de hoy la mayor expresión de poder repartido en todas las administraciones del Estado y es lógico pensar que ese tope, a día de hoy, es insuperable. Las encuestas son algo más rotundas y empiezan a esbozar la posibilidad de un PP perdiendo en rosario alcaldías y comunidades autónomas, el peor de los escenarios para acercarse a las generales.

Así las cosas, el partido de Rajoy es un cúmulo de incertidumbre y temor. Entre los populares, con casi todo el poder en sus manos, se extiende la sensación de que los tiempos venideros les serán aciagos en lo político y empiezan a mirar con preocupación la previsible fuga de votos en beneficio de la abstención, Rosa Díez o Albert Rivera.

Mientras, el PSOE tiene por delante un proceso de primarias que cada vez parece más encaminado a que Rubalcaba dé un paso atrás para que Patxi López, Eduardo Madina y Carme Chacón midan sus fuerzas. Al margen de los dos grandes partidos, IU continúa trabajando con la convicción de que sus expectativas electorales van en claro aumento y podría superar el techo marcado por Anguita en 1996. A todo esto se suma la previsión de un Parlamento cada vez más fragmentado con la entrada en escena de nuevas formaciones que hasta la fecha no habían tenido representación parlamentaria destacada. Todo ese mapa empieza a aclararse en 2014: comienza la carrera electoral.

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