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Mujeres del PSOE exigen a Ferraz que la expulsión de Salazar sea definitiva porque sus comportamientos eran “un clamor”

Imagen de la Ejecutiva del PSOE de este lunes.

Esther Palomera / José Enrique Monrosi

7 de julio de 2025 22:28 h

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Mejor hablar de Emiliano García-Page que de Paco Salazar. Los hombres del PSOE prefieren desviar el foco de la última bomba que cayó la madrugada del sábado sobre la Moncloa: los testimonios de varias mujeres sobre comportamientos inadecuados de uno de los colaboradores más estrechos del presidente, desvelados por elDiario.es. Que si no hay denuncias, que si hay que acelerar la investigación para cerrarla cuanto antes, que si nadie escuchó, que si nadie vio, que si por qué no lo contaron antes… Lo habitual en una organización donde el poder lo tienen mayoritariamente ellos. Lo normal en una sociedad machista, patriarcal y donde la sospecha siempre recae sobre la mujer porque lo cuenta años después de que sucediera, porque no presentó denuncia, o porque igual confundió una broma con otra cosa o porque, vaya usted a saber, tiene intenciones aviesas.

Escuchar los argumentos de algunos de los dirigentes socialistas da idea de todo lo que queda por hacer en este país, y no únicamente en materia normativa, sobre el machismo. Lo de Salazar, sí, “era un clamor, y no casos aislados”, según aseguran decenas de mujeres que trabajan en el PSOE y en la Moncloa y se han puesto en contacto con este periódico para corroborar los testimonios de quienes sí se han atrevido a contar su historia. Muchas han identificado algunas de las expresiones que reprodujo elDiario.es el pasado sábado y que relató una de las subordinadas de Salazar.

Ahora que el secretario general de Coordinación Institucional ya no está ni en Moncloa ni en Ferraz, donde iba a ser designado secretario de Organización adjunto, la lluvia de testimonios no cesa. “Cuando llegó a La Moncloa por primera vez en 2018, los trabajadores del complejo, especialmente hombres, se referían a su equipo como el harén de Paco. Todo eran mujeres jóvenes, guapas y de entre 20 y 30 años”, asegura una extrabajadora adscrita a Presidencia.

Desde que elDiario.es desveló las acusaciones de acoso sexual y abuso de poder, muchas otras han hecho llegar a la dirección socialista las quejas acumuladas por quienes fueron víctimas de Salazar, subordinadas y compañeras de partido. Y por eso exigen que no vuelva a ninguno de los cargos de confianza que ostentaba ni en Ferraz ni en la Moncloa, incluso en el caso de que la investigación interna que ahora se pretende impulsar no concrete resultados.

“No creemos que los canales de denuncia abiertos en Moncloa y en Ferraz garanticen el anonimato. Toda IP es rastreable. Esto por no hablar de quienes sabían y miraron para otro lado”, añade otra joven socialista, para quien en su partido y en el Gobierno “hay quien está más interesado en identificar a las mujeres que en acabar con esta lacra dentro de la organización”.

No será fácil que esa investigación cuente con denuncias expresas en el seno del partido de las mujeres afectadas, principalmente por el temor a represalia, ya que muchas aún están en nómina de la organización. Hay quien describe incluso un ambiente de “señalamiento y caza de brujas” en una parte de la dirección socialista, sobre todo de hombres más empeñados en localizar en la Moncloa a las personas que compartieron su experiencia con elDiario.es que a esclarecer los comportamientos de Salazar, según testimonio también de una diputada socialista.

No hay rincón del partido –que se define en sus estatutos como feminista– donde no se haya encontrado un testimonio sobre el modus operandi de Salazar con las mujeres, y sí muchas voces que aseguran que se elevaron las quejas y “se miró para otro lado”. Quienes este lunes hablaron ante los medios de comunicación desde el Gobierno repitieron el argumentario recibido por la mañana. “No ha habido ninguna denuncia en el canal interno del partido, jamás había oído nada de esto. Nadie está libre de algo así, porque llevamos siglos de una cultura machista”, declaró el ministro Óscar López, quien destacó la rapidez de las actuaciones del Gobierno frente al escándalo y la comparó con la más lenta de la Xunta de Galicia en situaciones similares.

Durante la reunión de la nueva Ejecutiva del PSOE que presidió Sánchez, el presidente presumió de que el Comité Federal celebrado el pasado sábado fuera “el más feminista de los últimos años” y la misma frase empleó, en rueda de prensa, la nueva portavoz, Montse Mínguez, que puso en valor el nivel de exigencia con el que se tomaron medidas tanto contra el exsecretario de Organización Santos Cerdán como con el dirigente Francisco Salazar.

Mínguez insistió en la importancia del uso de los canales de denuncia para situaciones como la de Salazar, que se han reforzado este fin de semana para supuestamente garantizar el anonimato de las denunciantes, pero también subrayó que hasta la fecha no se había producido ninguna. “Me quiero dirigir a las compañeras: cualquier denuncia, situación de acoso que puedas sufrir, tienes las puertas abiertas, apoyo económico, privacidad y apoyo psicológico”, subrayó.

Preguntado por las denuncias de acoso sexual contra el militante socialista Francisco Salazar, que iba a ser nombrado adjunto a la Organización del PSOE hasta que este sábado fue señalado por malos tratos a mujeres, el ministro López ha asegurado que “no tiene ningún fundamento” y “está fuera de lugar” decir que es una situación estructural dentro del partido.

Por su parte, el ministro de Transportes, Óscar Puente, relató que conocía y había tratado a Salazar, con quien dijo haber tenido “una muy buena relación”, y añadió que nunca había oído a nadie decir nada “en torno a esta cuestión”. Eso sí, al menos, espetó que “si había alguien que lo sabía, se lo calló, tendría que haber dado cuenta”. Dijo más: “Quien lo supiera y lo calló, es un impresentable porque tendría que haber dado cuenta”.

En efecto, impresentables, por usar la misma expresión que el ministro, los hubo. Más de uno y más de dos, y si las denunciantes no quieren dar sus nombres es precisamente porque si los facilitan serán identificadas de inmediato, algo que pretenden evitar. Pero eso es algo que tampoco habría que explicar a estar alturas del siglo XXI.

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