Más de 200 personas piden dimitir al secretario belga por el trato a los sudaneses

Más de 200 personas se manifestaron hoy en Bruselas para reclamar la dimisión del secretario de Estado belga de Migración y Asilo, Theo Francken, a quien emitieron simbólicamente una “orden de salir del Gobierno” tras la devolución de ciudadanos sudaneses que aseguran fueron torturados en su país.

Los manifestantes, reunidos ante la estación Central de la capital belga, insistieron en que Francken, perteneciente al partido soberanista flamenco N-VA, debe irse porque “no es digno de su puesto”.

“Ha contado mentiras al Gobierno y al Parlamento. No puede continuar así”, señalaban los asistentes, según recoge la agencia Belga.

Francken está en la cuerda floja desde hace más de una semana tras conocerse testimonios de varios ciudadanos sudaneses que aseguran fueron torturados a la vuelta a su país.

Los manifestantes no sólo denunciaron estos acontecimientos sino, además, el conjunto de la política de asilo del secretario de Estado.

“Es una política indigna de un Estado de derecho, de una democracia en el corazón de Europa”, lamentó el presidente de la Liga de los Derechos del Hombre, Alexis Deswaef.

Francken, conocido además por haber invitado al expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont a pedir asilo en Bélgica, ha protagonizado otras polémicas relacionadas con su cartera.

Una de sus reacciones más criticadas y sonadas a nivel internacional fue la negativa en noviembre de 2016 a otorgar visados a una familia siria de Alepo con dos hijos de 5 y 8 años, después de que una familia belga de Namur (sur) aceptara su acogida.

Francken fue multado con 4.000 euros diarios por negarse a facilitar un visado humanitario a la familia, pero finalmente el Consejo de Contencioso de Extranjería belga dio la razón al político y retiró la sanción.

Además, en octubre de 2015, medios del grupo editorial Sudpresse desvelaron que Francken había enviado una carta a los iraquíes en Bélgica en la que les invitaba a regresar “voluntariamente” a su país ya que, les recordaba, la Administración belga había congelado las demandas de asilo de la región de Bagdad.

Otro episodio que provocó peticiones de dimisión por parte de grupos de la oposición ocurrió cuando al comienzo de la legislatura, en octubre de 2014, la televisión pública belga se hizo eco de la asistencia de Francken al cumpleaños de un antiguo miliciano de extrema derecha que colaboró con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

El actual secretario de Estado sólo criticó como “inaceptable” la “caza de brujas contra un nonagenario”, pese a que el hombre nunca había renegado de su pasado.