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“El sistema no puede ser puro, conserva un poco de contaminación para sobrevivir”

José Sanclemente. / José Jiménez

Andrés Gil

La novela negra, el thriller, suele ser mucho más que un crimen. Así ocurre con los libros de José Sanclemente, economista, autor del blog Entre Medios y presidente de Diario de Prensa Digital, la editora de eldiario.es, en los que aborda los grandes problemas que padece la sociedad. Si en el primero, Tienes que contarlo, se centró en la crisis de los medios, en el actual, No es lo que parece, la trama gira en torno a un sistema económico y político que, para sobrevivir, hace perdurar imperfecciones, como puede ser la corrupción. A partir de ahí, hay multitud de intereses que trabajan para manipular la realidad.

¿Cómo nació esta novela?

Cuando me la planteé, me pregunté si en realidad el escenario de nuestro actual sistema económico y político no era similar al de la escena de un crimen en la que el asesino o los asesinos hacen lo posible por borrar las huellas y confundir a la policía con falsas pruebas. A lo mejor está pasando eso mismo en nuestro sistema: hay determinadas sombras e intereses que pretenden confundirnos y hacernos ver lo falso como verdadero, la corrupción como un mal necesario y la crisis de muchos como la solución para preservar el status de unos pocos. De alguna manera la realidad no es lo que parece.

Habla de las sombras, ¿qué son?

Las sombras son la excusa en el libro.. Representan las maniobras de intoxicación, los gabinetes de comunicación de empresas y partidos... Son las sombras que se ponen sobre la información para que proyecten una realidad distorsionada. Es importante para que el sistema igual.

¿Por qué?

Ciertas dosis de corrupción son necesarias para que lo elemental del sistema se mantenga. Porque hay instrumentos, formas de decir las cosas, las propias empresas periodísticas, el seguidismo de los medios a los partidos.... Todo eso hace que la realidad que te llega es lo que se cuenta, no la verdad: el periodista cuenta lo que le interesa al político y el político vive una realidad diferente a la del ciudadano. Lo que se cuenta es la realidad del político, no la del ciudadano. Y esa realidad que se cree el político es necesaria para preservar el sistema. La novela permite contar un thriller en el que se va más allá, inventando sombras que existen en el sistema. Como la privatización, que se llama externalización de servicios.

La privatización sanitaria es uno de los ejes de su novela. ¿Qué es lo que le interesa?

Hay dos caras en todo. Una de las cosas que me ha sorprendido es cuando un psiquiatra me cuenta que parte de la sanidad pública, en particular la de psiquiatría, está sostenida por laboratorios. Las cosas no son blancas y negras en todos los sentidos. También está armada con financiación privada, hay muchos servicios que ya estaban privatizados y hay pabellones que estaban financiados por laboratorios. Es más fácil esta privatización porque ya estaban metidos. No era todo nuestro. Y ahora sacan partido de eso.

Defiende que las cosas no son como parecen.

Interesa soltar determinadas cosas para que el sistema viva. El sistema no puede ser puro, ha de tener contaminación, para que pueda sobrevivir. Ni la sanidad pública era pública del todo, y tampoco la educación pública estaba exenta de intereses. Hay gente que está dedicándose a mantener un poco de contaminación en el sistema para que no caiga. Si el sistema fuera puro, caería. Pasa en todos los sentidos, en el ámbito privado también, y yo lo traslado al mundo editorial. ¿Alguna empresa es absolutamente transparente, cumple con sus obligaciones y da un premio literario al mejor...? No. ¿Qué pasaría si lo diera?, ¿subsistiría? Pues seguramente, no. Hay una especie de sombras que tienen que estar allá. Como en el mundo financiero.

¿Cuál es la solución?

Donde pongo el punto de utopía es en el periodismo de investigación, con fuentes más neutras y objetivas, que son las que tienen los datos. Y, a partir de ahí, voy a la información. Siempre puede haber una fuente que te dé la información. El problema es que, cuando la tienes y lesiona los intereses de un medio de comunicación, tienes un lío. Como se explica en el libro, hasta los propois periodistas acusan a uno de los personajes principales, en la radio, por contar una exclusiva. “Ya has triunfado”, le dicen, “y nos dejas a los demás sin trabajo”. El poder, de momento, parece que siempre gana.

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