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Opinión - Los secretos de alcoba del 23F. Por Carlos Fonseca

Zagatka, la fundación bajo sospecha que financió una década de viajes de placer de Juan Carlos I

Álvaro de Orleans, primo lejano de Juan Carlos I, creó la fundación Zagatka en 2003.

Elena Herrera

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Un “instrumento” creado con el “específico objetivo” de prestar “asistencia” a las familias reales, especialmente a la española. Es la definición que Álvaro de Orleans, primo lejano del emérito, hace de la fundación que constituyó en 2003 y que habría costeado durante una década más de ocho millones de euros en vuelos de Juan Carlos I en jet privados. Esos viajes de placer en vuelos chárter —muchos de ellos, en compañía de su expareja Corinna Larsen y que se prolongaron hasta 2018— son considerados pagos en especie que el rey nunca declaró a Hacienda y que ahora ha intentado regularizar abonando 4,4 millones de euros a la Agencia Tributaria para evitar una nueva investigación penal sobre su opaco patrimonio. En realidad, Juan Carlos I vuelve a reconocer que evadió impuestos al fisco español, como cuando realizó una primera regularización, el pasado diciembre. Entonces abonó 678.393 euros a la Comunidad de Madrid por las donaciones no declaradas de un empresario mexicano que abonó gastos del emérito y otros miembros de la familia real, tal y como adelantó elDiario.es.

Constituida en Lichtenstein en octubre de 2003 bajo el nombre de Zagatka, la fundación que ha corrido con ocho millones de euros de gastos de Juan Carlos I se creó con 9.000 euros de capital y ha llegado a acumular decenas de millones en la banca suiza. Zagatka y el propio Orleans están bajo la lupa del fiscal jefe del Cantón de Ginebra, Yves Bertossa, que investiga desde el verano de 2018 si el emérito utilizó a este familiar para ocultar cuentas en bancos de Ginebra. Bertossa inició estas pesquisas tras hacerse públicos unos audios en los que Larsen atribuye al rey el cobro de comisiones por el AVE a la Meca y el uso de testaferros para esconder una supuesta fortuna en Suiza y un terreno en Marrakech.

Orleans ha negado en diversas entrevistas ser testaferro del emérito. Y siempre ha mantenido que el dinero de la fundación procede de sus inversiones inmobiliarias y sus bodegas y no de ninguna mordida recibida por el rey. Sin embargo, las sospechas de posibles irregularidades se remontan casi a la constitución de Zagatka. El primer ingreso relevante en una de sus cuentas, de 1,9 millones, aparece asociado a una supuesta comisión por la venta del Banco Zaragozano al Barclays Bank en 2003. Alberto Cortina y Alberto Alcocer, amigos del emérito, eran los máximos accionistas del Zaragozano cuando se produjo su venta, con la que lograron unos beneficios de 457 millones.

El diario londinense The Telegraph contribuyó a agravar la sospecha con otra información en la que vinculó a Orleans con esta transacción, considerada uno de los grandes pelotazos financieros de la época. El 15 de febrero de 2020 publicó en exclusiva que el aristócrata cobró 39 millones de libras —más de 40 millones de euros— por ejercer como mediador en esa venta, según documentos en su poder. El primo del rey emérito no negó esta información al diario británico, pero sí lo desmintió posteriormente en una entrevista en El País en la que rechazó tener cualquier relación con los empresarios españoles ni con esa supuesta comisión.

Tradición familiar

La tesis de Orleans es que creó Zagatka por indicación de su padre para continuar con una tradición familiar: prestar ayuda a las monarquías europeas. “Mira, tú has visto lo que ha hecho tu abuelo, has visto lo que he hecho yo. Te toca, esto merece que se codifique en un instrumento”, afirma Orleans que le dijo su progenitor en una entrevista en XRey, el podcast de Spotify dirigido por Álvaro de Cózar. Y así es como el primo lejano del rey afirma que fundó Zagatka “con el específico objetivo de ser de asistencia para familias reales, especialmente la española”. En el caso de Juan Carlos I esa “asistencia” se materializó en el pago de decenas de vuelos en compañías privadas.

Entre 2009 y 2018, al menos ocho millones de euros de cuentas de la fundación se habrían destinado a pagar viajes de placer del monarca. En esa factura millonaria figuran vuelos charter al Caribe o un 'tour' por el golfo Pérsico, según desveló El Confidencial. Los viajes se alargaron durante casi una década, aunque se incrementaron especialmente tras su abdicación en junio de 2014. Hasta principios de 2015 realizó decenas de viajes con Larsen. Era la época en la que el rey Juan Carlos empezó a airear su intención de separarse para emprender una vida nueva con su amante. Cuando tuvo lugar la ruptura con la aristrócrata alemana, empezó a viajar solo o con otras amistades. Con cargo a las cuentas de Zagatka, por ejemplo, se abonó en 2017 un desplazamiento del rey y la tripulación del Bribón desde Santiago de Compostela a Canadá para participar en un campeonato del mundo de vela.

Orleans ha reconocido que Zagatka está detrás del abono de esos vuelos, de los que disfrutaron el emérito y su entonces amante. “Yo creo que ese dinero fue bien gastado considerando las extraordinarias y, en cierta medida, nefastas circunstancias en que tuvo que ser gastado”, afirma el aristócrata, que asegura sentir un “dolor muy muy fuerte” por la situación de la reina Sofía y el conocimiento que esta tenía del romance extramatrimonial del monarca.

“El vuelo es una consecuencia. El objeto lamentable es la relación que causó los vuelos. Eso es lo que a mí me duele. La situación de la reina me ha causado un dolor muy muy fuerte porque es una persona extraordinaria”, dice en XRey sobre el affaire entre el rey y Larsen. Ella misma llegó a dar la pista de quién abonaba todas esas facturas. “El banco es el primo. Él es el que paga los aviones”, señala en una de sus conversaciones con el excomisario Villarejo.

El abono de viajes de placer con fondos de Zagatka se interrumpió precisamente tras la publicación de esos audios de Larsen con el policía en el verano de 2018. Tras una década de “asistencia” al rey, Orleans afirma haberse dado cuenta de que aquello no era “simplemente una ayuda” y que le hizo ver al rey emérito que era momento de parar, según relata él mismo en el citado podcast, donde reconoce que no llevaba una “contabilidad” de esos ingentes movimientos de dinero.

Según el relato de Orleans, el rey le contestó en septiembre con una carta en la que le mostraba su gratitud y reconocía la existencia de esos viajes sufragados con fondos de la fundación. “Querido Álvaro, salgo antes de una hora para Nueva York y con este vuelo me doy cuenta de que sin darme cuenta me has invitado a muchos más vuelos de los que yo pensaba haber realizado (me habrías podido avisar); siempre nuestra familia ha estado unida desde siglos y yo no puedo olvidar situaciones históricas donde la ayuda fue decisiva. No tengo más que palabras de agradecimiento a tan prolongado gesto”, dice la misiva que Orleans atribuye a Juan Carlos I.

Para entonces, el primo lejano del emérito ya estaba en el radar del fiscal Bertossa, que también investiga por blanqueo al gestor de fondos Arturo Fasana, señalado en distintas causas judiciales como presunto testaferro en Suiza de grandes fortunas; y a Dante Canonica, abogado experto en estructuras opacas que fue el creador y secretario de la fundación Lucum, otra sociedad bajo la que se camufló la donación millonaria de Arabia Saudí a Juan Carlos I y sobre la que también indaga en España la Fiscalía del Tribunal Supremo. Ambos están también vinculados a Zagatka: Canonica como director y Fasana como administrador externo.

Investigaciones periodísticas han acreditado que el abono de los vuelos no es la única vinculación del monarca con la fundación de su primo lejano. Hasta el pasado junio, cuando cambió su reglamento, la fundación tenía como tercer beneficiario de sus fondos a Juan Carlos I y a Felipe VI y sus dos hermanas como cuarto y quintas, respectivamente. Desde entonces únicamente Álvaro de Orleans aparece como primer beneficiario y su hijo Andrés como segundo, según El País.

Además, El Confidencial ha publicado que Juan Carlos I supuestamente escondió a través de esta misma fundación otra cuenta en Suiza, en este caso abierta en el banco Lombard Odier. Ese depósito, en el que se registraron movimientos hasta agosto de 2018, habría acumulado hasta 7,9 millones de euros invertidos en acciones, bonos y otros productos financieros.

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