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El 95% de la población respira aire peligroso y los pobres son los más afectados

China, bajo la contaminación

Jesús Travieso

El aire que respiramos no solo es malo en esos países que cuentan con grandes niveles de contaminación. Un nuevo estudio del Healths Effect Institute ha revelado que el 95% de la población del planeta respira aire peligroso para su salud. También ha advertido de que la brecha entre las regiones con más pulición y las que menos no para de crecer. Y, como publica The Guardian, avisa de que hay un grupo que lo está sufriendo más que nadie: los pobres.

Que la gente con menos medios suele sufrir en mayor medida por cualquier circunstancia es algo históricamente demostrado. Pero esta investigación pone el foco en que los riesgos para estos sectores, que suelen vivir en zonas rurales, no solo están provocados por la polución como tal. Actividades cotidianas que necesitan para pasar el día, como cocinar o calentarse, les ponen en una situación aún más peligrosa. La culpa la tienen los combustibles sólidos, como el cabrón o la madera, que queman a diario para estos fines. Una situación que en 2016 vivieron hasta 2.600 millones de personas.

El estudio apunta que una de cada tres personas en el mundo se enfrenta a exposiciones de aire malo no solo en exteriores. El ambiente en sus casas o en sus trabajos también provoca que se encuentren con este factor de riesgo, que en 2017 contribuyó a la muerte de más de seis millones de personas. Es decir, el doble que lo que suman el sida, la tuberculosis y la malaria. La magnitud de su peligro se nota especialmente en África, donde la polución del aire mata que más que la malnutrición y el agua tóxica.

Que las ciudades no dejen de crecer es otra de las causas de que lo que respiramos nos pueda matar. La despoblación del entorno rural provoca que muchos más se expongan a esa polución en el aire que provocan los vehículos de transporte y el tráfico que generan. Miles de millones sufren así las consecuencias del aire nocivo, al que también contribuyen las gasolineras o las fábricas.

Pero hay motivos para el optimismo. En 1990 había más de 3.600 millones de personas expuestas al mal aire provocado por la quema de combustibles sólidos, cifra que ha bajado hasta los 2.600. Un dato en el que hay que tener en cuenta que la población mundial no ha parado de aumentar en estos 28 años.

Los expertos también destacan que los gobiernos están cada vez más preocupados por esta cuestión, con el caso de China como el más significativo. La preocupación en las redes sociales, donde la divulgación sobre el cambio climático y la contaminación es abundante, ha contribuido a que exista más concienciación al respecto.

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