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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Yo, retrón

Foto: Vicky García.

Mariano Cuesta

Sevilla —

¡Hola a todos!

Creo que estar aquí, en este espacio, compartiendo vivencias y haciendo una labor social de denuncia y reclamación de lo que es nuestro, era impensable para mi hace unos meses, pero la realidad es que aquí estamos.

Me llamo Mariano, y tengo un 49% de discapacidad. Podría decirse que estoy poco arrugado, como la ropa cuando la dejas unos días en la cesta.

Mi infancia transcurrió de modo peculiar porque en ocho años de vida tuve varias operaciones, aunque la verdad, yo no me enteraba de nada. Cuando uno no compara piensa que eso es lo que toca.

Por otro lado ser diferente para los niños es algo que llama mucho la atención. Esto me permitía inventar historias sobre lo que me había pasado. Una vez contaba que me había pillado la mano un cocodrilo, otra que un ascensor… Era muy divertido.

Fui un estudiante bastante decente hasta que a mis trece nos mudamos a Sevilla. Ahí empezaron los desastres estudiantiles. El hecho de salir de mi zona de confort fue muy duro, dejar atrás lugares y amigos que, hasta entonces, habían sido todo para mi.

Empecé a sentirme un bicho raro. No sé si el resto de alumnos me hizo sentir raro o fui yo mismo, la cosa es que así fue. La aparente normalidad que tenía en una ciudad pequeña como Melilla, donde pasé prácticamente toda mi infancia, había cambiado hacia un territorio hostil.

Más adelante fui creciendo y empecé a asumir que eso iba a ser así siempre, así que no quedaba otra. Fue difícil ya que Sevilla hace veinte años era muy cerrada, así que, entre el ambiente extraño y las cavilaciones, pasaba el tiempo.

Hice un módulo de imagen y sonido y entré en la Universidad para estudiar Comunicación Audiovisual.

La mayor parte de mi vida, hasta la fecha, me la he pasado lidiando con las situaciones diarias. A pesar de lo anterior nunca he tenido la sensación de ser retrón. Lo soy y a mucha honra, pero el hecho de no adaptarme a una “categoría” que, hace no mucho, era como una losa estanca e inamovible, hace que no entre a pensar si puedo o no, hacer cierto tipo de cosas, simplemente las hago de la mejor manera que sé.

Me dediqué al tema audiovisual, siempre me ha llamado la atención. Edición de video, fotografía, diseño gráfico, todo relacionado con la creatividad.

En 2011 gracias a Maite González di una charla sobre lo que significa para un retrón estar insertado en el mundo laboral. A partir de ahí se despertó en mi una semilla que se quedó creciendo en la sombra hasta este año pasado.

Llevo bastante tiempo intentando crear un proyecto sobre discapacidad. Como vengo del audivisual, me había planteado hacer un videoblog tratando el tema.

En muchos caso la discapacidad es una pátina que condiciona la percepción de las personas, y nos limita construir relaciones con objetividad.

Hace no mucho vi la película “Tres bodas de más” y en la escena de una boda un chico decía:

- No veas la cabrona esta.

La chica con la que estaba hablando, apurada, le dijo:

- Pero si tiene una discapacidad…

El chico la miró y le dijo:

- Sí, pero no deja de ser cabrona.

Me pareció un ejemplo sencillo pero potente de una de las consecuencias de esta pátina de la que hablo: justificar los actos de una persona sólo por su discapacidad (reflejado en el comentario de la chica). Y esto ocurre también cuando uno se juzga a sí mismo.

A veces tenemos la sensación de que los retrones somos magníficas personas y no. El hecho de tener una discapacidad ni te hace mejor persona, ni te da más poder ni más autoridad sobre el resto. Son circunstancias vitales con las que uno ha de lidiar y, si nos ponemos exigentes, todos tenemos discapacidades para según qué cosas. Esa era mi idea de videoblog. Todos, en cierto modo, podemos vernos en la situación de no ser capaces de hacer algo.

Cuando Oihana me dijo que estaban buscando gente en Retrones y Hombres, no lo dudé. Me puse a escribir lo que me pedían… y aquí estamos.

Me gustaría tratar el tema de la discapacidad a través de las películas, reforzando cuestiones bien reflejadas y desmontando mitos o personajes que no tienen nada que ver con la realidad de las enfermedades que representan.

De vez en cuando analizaré películas relativas a la discapacidad esperando que Retrones y no retrones alcancemos puntos en común para tratarnos con respeto y sin paternalismos. Para afrontar la realidad es importante saber dónde está cada uno.

Espero que este camino sea maravilloso y donde todos aprendamos los unos de los otros.

¡Nos leemos por aquí!

Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

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