Enero 2018. Inmersa en las vacaciones escolares de mis niñas no puedo escapar a la tentación de escribir sobre cómo nos las apañamos algunos para distraer a los niños en casa. No nos queda otra que llevar la imaginación al poder porque hay horas libres para aburrir. Ojo, que aburrirse no está nada mal y creo que los niños hasta lo agradecen, pero cuando el aburrimiento llega al “nivel dios” –como dicen ahora los niños emulando a los youtubers- Las manualidades siempre son un salvavidas. Papeles de colores, pegamento, lápices ¡y a crear! Bueno, he mencionado los materiales más básicos, ya que eso daría para otro artículo.
La cuestión es un pelín más complicada, como siempre, cuando el papi o la mami, como es mi caso, tiene una discapacidad visual –por decirlo suavemente.. No es tan fácil como coger un lápiz y dibujarle cualquier cosa o recortar. Lisa y llanamente porque no puedes.
La frustración se apodera de tu ser cuando comparas tus posibilidades manuales con las de tus amigas videntes, que hacen auténticas maravillas con las tijeras. Las tijeras para mí son lo peor. No soy capaz de hacer una línea mínimamente recta con ellas. Mucho menos recortar florituras y adornitos para hacer con mi hija un collage.
Pero hay otras posibilidades que, si bien, menos resultonas o vistosas, ayudan a ocupar esos huecos de tiempo en los que distraer a los niños es cuestión de primera necesidad en las casas, porque fuera llueve, porque no hay otros planes o porque sí. Sobre todo porque, basta que algo sea complicado para ti, para que lo desees hacer con todas tus fuerzas.
Lo de hoy es una especie de lluvia de ideas sobre manualidades facilotas que se pueden hacer a ciegas con tus hijos videntes.
A la tierna edad de un año, aún no saben tus hijos muy bien de lo que va el asunto, así que casi cualquier cosa sirve con ellos. Una hoja de papel blanco y ceras de colores bastan para pintar estrellas como asteriscos grandes. La cera deja cierto rastro suave en el papel y, más o menos, me sirven como orientación para hacer los trazos. Primero, una cruz con una simple línea vertical y otra perpendicular. Luego, otras en diagonal ¡y a llenar el papel de estrellas de colores! Roja, amarilla, verde… azul…
Las plastilinas no pueden faltar en casa cuando lo que falta es la vista. Dan mucho juego y el límite, como suele decirse, lo pone nuestra imaginación. Letras, muñecos, casitas, casi todo se puede hacer con plastilina. Mejor o peor.
Hay una edad, sin embargo, en la que los niños ya exigen más y las estrellas pintadas o la plastilina no sirven. Ellos quieren que les ayudes a recortar… ejem… No me llevo bien con las tijeras, pero sí con los punzones. Los niños, desde que están en la guardería, se valen de los punzones para picar papel sobre sus alfombrillas. Es una excelente forma de recortar. Yo aún lo uso cuando quiero cortar un papel en recto, por ejemplo, para envolver un regalo.
Las cajitas de los menús infantiles de las hamburgueserías son ideales para nosotros. Con ellas hemos creado desde casitas de campo hasta casetas de feria para sus muñecos llegada la fecha –como podéis ver en la foto. Las servilletas decoradas son muy valiosas para forrar, hacer cortinas e, incluso, vestidos de papel!
Y, por último, en este capítulo –habrá más- el fieltro. Gran aliado tanto si el niño es grande como pequeño. Con un cuadrado –vale, seguro que a mí no me queda un perfecto cuadrilátero- se puede hacer un peluche divertido. Un poco de lana pegada por arriba, dos tiras a modo de brazos, ojitos móviles pegados con silicona fría –o caliente- relleno con guata y maña para coser –a mí se me da bien- y nos pasamos una tarde superchula haciendo manualidades con nuestros pequeñajos. Los niños están deseosos de hacer este tipo de cosas con los padres. Es un tiempo de atención plena, de charlar sin prisa, sin pantallas, tal vez con música y es muy gratificante para ambas partes. De ahí que los padres ciegos queramos estar también presentes de forma activa, junto a ellos.