Sevilla culmina su Agenda Urbana con prioridades como reducir la desigualdad y liderar la lucha contra el cambio climático
Sevilla ya tiene su propia Agenda Urbana, que aspira a ser una especie de documento de buenas prácticas que asuman todos los partidos, de manera que esté vigente gobierne quien gobierne en la capital hispalense. Una iniciativa de este tipo tiene mucha parafernalia técnica (10 ejes estratégicos, 30 retos específicos y 291 líneas de actuación), pero en definitiva lo que pretende es conseguir una ciudad más amable, acogedora, saludable y concienciada, cuestiones sobre las que en principio no hay mucha discusión, otra cosa es cómo se hace esto. Y puestos a priorizar, entre los objetivos están los de la reducción de las desigualdades y liderar la lucha contra el cambio climático.
El resultado final es una traslación al terreno local de la Agenda Urbana Española, para cuya redacción el Gobierno central ha dado fondos a cuenta de los Next Generation. Hablamos de una herramienta de planificación urbana que, según el alcalde, Antonio Muñoz (PSOE), sienta las bases de “cuáles la Sevilla del futuro y la que queremos”. El documento marco estatal no tiene carácter normativo y por tanto es de adhesión voluntaria, de ahí que la siguiente estación en Sevilla sea la de la aprobación en el pleno municipal, en concreto en el que se celebrará el 21 de julio.
“Espero el máximo respaldo de los grupos políticos”, desea el alcalde, por lo pronto porque aspira a que sea la hoja de ruta de la ciudad para “cualquier partido que gobierne”. Esta declaración de intenciones choca con lo ya expresado por el candidato del PP a la Alcaldía sevillana, José Luis Sanz, que lo ha definido como “venta de humo” y “engaño” por no recoger las grandes infraestructuras para la capital, mientras que Vox coincide con muchas de las líneas generales, pero eso de que se encuadre en la Agenda Urbana estatal es poco menos que anatema.
Una puerta para captar fondos europeos
El documento se ha diseñado con entidades, las universidades y los agentes sociales y económicos, y al margen de marcar hacia dónde quiere caminar Sevilla su aprobación tiene un componente adicional nada desdeñable: abre la puerta a la oportunidad de captar fondos europeos en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Las posibilidades, además, aumentan si tenemos en cuenta que es de las primeras ciudades españolas que va a disponer de esta herramienta, así que los proyectos que se pongan en marcha se tendrán que ajustar a sus estipulaciones como “requisito indispensable”, en palabras del alcalde. Es decir, que va a ser la brújula que marque la orientación de las políticas municipales y cómo se invierten los recursos públicos.
Y en base a lo recogido en la Agenda Urbana, ¿cómo quiere ser esa Sevilla del futuro? Pues según el propio alcalde, tiene que convertirse en territorio inteligente, lo que implica una “transformación digital” y un uso de las nuevas tecnologías para “gestionar la ciudad de manera radicalmente diferente”. A ello se une ese objetivo de convertirse en “referente” de la lucha contra el cambio climático (para lo que la ciudad ya está embarcada en varios proyectos), la reducción de las desigualdades “entre la periferia y el centro” a nivel de equipamientos y el impulso a infraestructuras sostenibles sobre todo desde el punto de vista de la movilidad.
La reclamación de mayor apuesta por la industria
Este documento estratégico diseña la Sevilla del mañana, pero de partida surge el problema de que eso implica una visión metropolitana que sobre el papel se tiene pero luego, a la hora de la verdad, no hay ningún organismo o autoridad que se encargue de llevar esto a la práctica. Sobre esta cuestión llama la atención el secretario general de CCOO en Sevilla, Carlos Aristu, que también hecha de menos en esta Agenda Urbana una apuesta más decidida para “la necesaria modificación de la estructura productiva de la ciudad porque no es de recibo que de todos los contratos firmados en Sevilla en 2021 el 81,4% fueran en el sector servicios y solo el 6,1% en la industria”. ¿Conclusión? “Esta dependencia hace que nuestra economía sea muy vulnerable, como ya se demostró durante la pandemia, y que no haya una buena redistribución de la riqueza en el entorno urbano”.
El Ayuntamiento de Sevilla insiste en que todo se andará, pero que por lo pronto cada iniciativa o proyecto que se desarrolle en la ciudad a partir de ahora, con independencia de la administración o institución que lo promueva, deberá ajustarse al marco de prioridades y a la metodología de trabajo de la Agenda Urbana. Los 10 ejes estratégicos, 30 retos específicos y 291 líneas de actuación (la misma estructura que marca el documento estatal) contienen iniciativas de todo tipo con la vista puesta en que la ciudad sea más habitable, sostenible, innovadora, que tenga un nuevo modelo económico y que disponga de mejores servicios públicos. Para ello, la capital aspira a “liderar el proceso de configuración metropolitano con una estrategia coordinada en movilidad, economía o sostenibilidad”. Para ello, el primer paso se tendrá que dar con su aprobación en el pleno del 21 de julio.
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