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El Papa habla, parte de la Iglesia calla y algunos otorgan

El papa deja indiferente a pocos dentro y fuera de la Iglesia.

Belén Carreño

El Papa Francisco llama la atención. Y su entrevista, realizada por un periodista jesuita y publicada la semana pasada al unísono por cientos de medios en el mundo, ha sido la más polémica y comentada que se le ha hecho a un Pontífice. Sin embargo, hay una parte muy relevante del público objetivo al que se dirigía esa entrevista que no se ha dado por enterado. Y cuando lo ha hecho, ha sido para mostrar su decepción por el mensaje que trata de enviar el nuevo cabeza de la Iglesia, o para recelar de los nuevos aires que parecen llegar desde Roma.

La cara más pública de la Iglesia en España, que no tiene por qué ser la más representativa, se ha mostrado algo decepcionada y ha optado, en mayor medida, por obviar la entrevista de Francisco. La reacción más singular, por representativa, la ha tenido uno de los opinadores de referencia de la Iglesia conservadora: Juan Manuel de Prada. El novelista y columnista de ABC arrancó de esta guisa su opinión del sábado 21 de septiembre: “Ignoro si en otro tiempo estuve loco; pero hoy, leyendo cierta entrevista, he sentido que he hecho el canelo durante todos estos años”.

De Prada, normalmente acérrimo defensor con su viva pluma de las ideas más conservadoras y reaccionarias de la Iglesia, lamenta profundamente la declaración del Papa de que “no es de derechas”. Y lo lamenta porque, en su opinión, “ningún demócrata es capaz de calificarse de derechas”, y cree que el Papa básicamente se avergüenza de reconocerse de derechas. De Prada se escuece también de que el Pontífice considere como “obsesionados” a aquellos que defienden “la vida de los gestantes” y cree que en cierta forma se les pide callar y ser “complacientes”. El escritor, cierra su amarga columna asegurando que “siguiendo el ejemplo del ilustre entrevistado, me dedicaré desde hoy a complacer y halagar al mundo, para evitar su condena”.

El sollozo de De Prada -que ve su pasado defendiendo a la Iglesia como un “martirio”- pone paradójicamente al descubierto el endeble ataque en el que ha incurrido la parte de la Iglesia más oficial -sobre todo la de los medios ligados a la Conferencia Episcopal- que se ha manifestado alrededor de la entrevista. El ganador del premio Planeta es, además de católico, un columnista influyente en la derecha, y los mensajes que más le han molestado del Pontífice son exactamente los mismos que han destacado los grandes medios al público. La preocupación por la “obsesión” por parte de la Iglesia con la moral, especialmente la referida al aborto, la homosexualidad o el divorcio, o su forma de renegar de una ideología política próxima a la derecha.

Precisamente, HazteOír.org, una plataforma que se considera católica y cuyo principal leitmotiv es la lucha contra el aborto, y algunos de sus miembros y cuentas más activas en Twitter, como @Elentir, o el líder de la plataforma @IgnacioArsuaga (todas con miles de seguidores y también con miles de tuits emitidos), solo se refirieron a la entrevista de Francisco para hablar de cómo la habían manipulado los medios. “El País vuelve a manipular, atribuye al Papa una cita que no ha dicho”, asegura en su blog Elentir en referencia a la supuesta “obsesión” de algunos sector con el aborto y los gays.

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, en unas declaraciones a la Cope recogidas por la agencia católica AciPrensa, también entró a hacer un comentario de texto de los medios, no de la entrevista. “Con todos mis respetos para El País y la Vanguardia, que lo han sacado en portada y han sacado esa frase en portada de una entrevista de 27 folios, yo creo que se han equivocado plenamente o han intentado deformar la realidad. Creo que no han entendido el contexto en el que estaba pronunciada”. “El Papa no hablaba de política”, dice el obispo. En otro artículo de AciPrensa se explica a sus lectores lo que “sí dijo el Papa sobre el aborto y los gays”, una información muy similar a la publicada por HazteOír.org.

Paradójicamente, el obispo y los integrantes de HazteOír.org no han visto en las palabras del Papa el mismo significado que sí ha encontrado De Prada y que le ha llevado a pensar que ha hecho “el canelo” en el pasado. Y esta fue el único comentario que les suscitó un hecho que muchos ven como histórico.

La repercusión pública, por tanto, que la entrevista ha tenido en los sectores oficiales de la Iglesia española es entre nula o mediocre. Otros dos obispos se han referido públicamente a las palabras de Francisco. Por una parte, Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo (hermano de Sor Verónica, la fundadora de la orden de las conocidas como monjas de Lerma), en una entrevista también en la Cope que hizo un análisis bastante ponderado de la entrevista y sin tocar los temas “espinosos”, reconoció que a cada uno el mensaje de Bergoglio le podía llegar de distinta manera.

Palabras a favor

El que se desmarcó totalmente de esta chocante discreción ha sido el arzobispo de Valencia Carlos Osoro, que se ha sentido muy reflejado por las palabras del Papa. Osoro es, precisamente, uno de los que suena con más fuerza para alcanzar la jefatura de la Iglesia española, en un momento en el que su representante, Antonio Rouco Varela, ya ha presentado su posible relevo por su avanzada edad.

Por lo demás, silencio administrativo, tan solo roto por las publicaciones religiosas de tinte independiente, como Religión Digital o Vida Nueva (muy recomendable echar un ojo a su editorial) o 21 la Revista Cristiana de Hoy en la que numerosos teólogos y cristianos de base se manifestaban entusiasmados con la línea marcada por el Papa. Estas tres publicaciones se acercan mucho más a la visión que tienen las comunidades católicas que no se rodean, ni se dejan absorber, por los movimientos neoconservadores. Pero para la parte hasta ahora más oficialista, prácticamente la entrevista nunca sucedió, hasta el punto de que la cuenta de twitter oficial de la Conferencia Episcopal Española (@info_CEE) no ha reflejado ni su existencia.

Silencio en misa

Una de las principales señales que dejó en esencia las pocas ganas de que trascendiera el mensaje del Papa fue la escasa presencia de la entrevista en las homilías del domingo. Al presidente de la Conferencia Episcopal le tocó celebrar la misa que retransmitió La2 de TVE el pasado domingo. Pocas oportunidades tiene un sacerdote de que su palabra llegue a una audiencia como la de la televisión pública. Rouco obvió discretamente cualquier referencia a la entrevista hasta prácticamente las últimas veinte palabras de la homilía, en la que sacó a colación unas palabras referidas a la pobreza del Pontífice. Lo cierto es que las palabras del Papa, en el que se advertía de que la defensa a ultranza de la moral podía oscurecer el resto de la aplicación del Evangelio, afectan singularmente a España, donde muchas comunidades y movimientos religiosos han nacido, o se han fortalecido al albur de la defensa de cuestiones de moral (y no de fe).

En muchas parroquias se pasó de largo la posibilidad de interpretar la entrevista, y contrarrestar así el denostado enfoque de los medios de comunicación, y el domingo resbaló por las palabras de Bergoglio sin pena ni gloria. No fue así en todas las misas, sería imposible. Un sacerdote reconoce: “Celebré misa dos veces y en las dos tuve que hablar de la entrevista. ¡Cómo no iba a hacerlo, si es muy emocionante!”.

Y es que, una gran parte de la Iglesia, la que es más silente, la que no arma revuelo, está más que satisfecha con la entrevista del otrora jesuita. Las comunidades de base están, literalmente, como locas, con el nuevo Papa.

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