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Aumentar el carril bici en las ciudades podría salvar 10.000 vidas en Europa

Utilizar la bici como medio de transporte reduce el riesgo de muerte por diversas causas

Teguayco Pinto

No hay duda de que la bicicleta es uno de los medios de transporte en ciudad más saludable y sostenible, algo que han señalado diversos estudios en los últimos años. Sin embargo, poco se ha sabido sobre la influencia directa que puede tener la ampliación del carril bici en la salud de los ciudadanos. Ahora, un estudio publicado en la revista Preventive Medicine ha demostrado que ampliando la red de carriles bici de las ciudades se podría conseguir que hasta uno de cada cuatro desplazamientos se realice utilizando este medio de transporte, lo que se traduciría en 10.000 muertes prematuras menos al año en toda Europa.

El estudio también ha demostrado que la inversión en este tipo de infraestructuras es muy rentable para la ciudades, con lo que la decisión del Gobierno de excluir las bicicletas del plan de ayudas para promover el transporte sostenible, sea aún más difícil de entender. Según ha asegurado a eldiario.es la principal autora de esta investigación, la investigadora de ISGlobal, Natalie Mueller, “la ampliación del carril bici debería ser una prioridad en las agendas de los gobiernos municipales”.

Estudios anteriores ya habían mostrado que los ciudadanos que van en bicicleta al trabajo tienen menos de riesgo de muerte que aquellas personas que van en su coche o en transporte público. Sin embargo, este nuevo estudio se ha centrado en ver la influencia de las infraestructuras en la salud. “Hemos observado que la longitud de los carriles bici está asociada con el número de ciclistas”, explica Mueller, de forma que si se aumentan estos carriles “la selección de la bicicleta como medio de transporte podría aumentar hasta alcanzar un 25%, lo que se traduce en beneficios para la salud”.

La asociación entre las infraestructuras disponibles y el número de ciclistas es algo esperable. Según el Barómetro de la Bicicleta 2017 publicado el pasado mes de noviembre, “la convivencia con el tráfico y la falta de carriles bici” son los dos “inconvenientes más mencionados” por los ciudadanos a la hora de rechazar este tipo de transporte dentro de la ciudad.

Más saludable, a pesar de la contaminación

Tras determinar la relación entre los kilómetros de carril bici y el número de usuarios de este tipo de transporte, los investigadores analizaron cómo afectaría el cambio a la salud de los ciudadanos, observando una reducción de las muertes prematuras. “Los beneficios de la actividad física asociada a los desplazamientos en bicicleta son más grandes que los riesgos que aportan la contaminación atmosférica y los accidentes de tráfico”, explica Mueller.

La exposición a largo plazo a los contaminantes de las ciudades aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y pulmonares, un problema que se puede amplificar con el ejercicio, ya que durante los entrenamientos el ritmo de respiración aumenta, introduciendo más contaminantes en el cuerpo.

Sin embargo, diversos estudios realizados en los últimos años indican que, en la mayoría de los entornos urbanos, los beneficios de hacer deporte superan ampliamente los riesgos asociados a aspirar una mayor contaminación. Es más, según un estudio publicado en 2016, si el transporte en bicicleta reemplaza a la conducción, el beneficio para la salud es aún mayor.

Además, aunque los autores del estudio solo consideraron los beneficios para la salud que provienen de la práctica de ejercicio y no calcularon el impacto que tendría reducir el número de vehículos en las ciudades, “es evidente que si hay más gente desplazándose en bicicleta podemos reducir la contaminación, con lo que probablamente el número de muertes prematuras que se pueden prevenir será mayor”, afirma Mueller.

Los carriles bicis son rentables para las ciudades

Los investigadores plantearon distintos escenarios a la hora de valorar el impacto de los carriles bici sobre la salud de los ciudadanos. En el más beneficioso, aquel en el que todas las calles de una ciudad dispondrían de carril bici, se podrían prevenir casi 250 muertes al año solo en la ciudad de Barcelona. Sin embargo, en escenarios más realistas, como el de realizar una ampliación de un 10% de los carriles bici actuales, la ganancia también sería significativa.

“Este el escenario más relevante, porque es asequible para los ayuntamientos y sus beneficios son considerables”, explica Mueller. En caso de aplicar esta ampliación, el número de muertes prematuras evitadas en Barcelona sería de 16, mientras que la relación coste beneficio sería de 35 a 1.

Estudios anteriores ya habían demostrado los beneficios que se obtienen al ampliar las infraestructuras para ciclistas en una ciudad. En 2016 un análisis realizado en la ciudad de Nueva York demostró que por cada 1.300 dólares invertidos en la construcción de carriles bici, se conseguía un año de vida más para los ciudadanos y los investigadores concluyeron que “las inversiones en carriles para bicicletas son más rentables que la mayoría de los enfoques preventivos utilizados hoy en día”.

España, a la cola de Europa en carril bici

Sin embargo, a pesar de los beneficios de la bicicleta para las ciudades, España sigue estando entre los países que menos utilizan este medio de transporte en la UE y “cuatro de cada diez españoles consideran que su municipio no es amable/seguro para la bicicleta, sobre todo a causa de la falta de carriles bici y el exceso de tráfico motorizado”, según el Barómetro de la Bicicleta.

“Estamos a la cola de Europa en uso de la bici y el principal problema es la falta de infraestructuras”, explica a eldiairo.es Sílvia Casorrán, representante de la Red de Ciudades por la Bicicleta. “A nivel político falta valentía, porque este tipo de medidas generan mucha polémica”, afirma esta técnica de bicicleta del Área Metropolitana de Barcelona.

“El problema es que el espacio de la ciudades ya está repartido, con lo que para introducir la bicicleta hay que quitarle espacio a alguien”, asegura Casorrán. Los primeros carriles bici se empezaron a hacer en las aceras, quitando espacio al peatón. Sin embargo, la tendencia actual es la de reducir el número de vehículos motorizados. “No queremos que los peatones se pasen a la bicicleta, lo que necesitamos, para cambiar el modelo de movilidad, es menos usuarios de vehículos motorizados y más de bicicleta”, concluye esta especialista.

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