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El ébola sale de la República Democrática del Congo, pero la OMS no lo considera emergencia internacional

Suben a dos los muertos por ébola en Uganda, mientras que ya hay 1.405 en RDC

Teguayco Pinto

“Aunque el brote es un acontecimiento extraordinario y existe el riesgo de que se extienda internacionalmente, creemos que la respuesta actual no se vería mejorada”, aseguraba a última hora de la tarde de hoy, Preben Aavitsland, presidente del comité de la OMS que se había reunido de urgencia para valorar la situación del ébola en Uganda y la República Democrática del Congo. El comité debía decidir si, tras los nuevos casos detectados en Uganda, la situación debía ser considerada como una Emergencia de salud pública de interés internacional, pero finalmente han decidido no hacerlo.

El ébola saltó el pasado martes de la RDC, que lleva más de 10 meses sufriendo un brote que ha afectado a más de 2.000 personas y que no ha podido ser controlado, a Uganda donde las autoridades sanitarias han identificado esta semana 3 casos y hay al menos otras 27 personas que han estado expuestas al virus. El reglamento de la OMS establece que la declaración de emergencia internacional se debe producir “ante un acontecimiento extraordinario” que pueda “constituir un riesgo para la salud pública en otros Estados debido a la propagación internacional de enfermedades” y su objetivo es exigir “una respuesta internacional coordinada”.

Sin embargo, los especialistas sobre el terreno consideran que la falta de control del brote de la RDC no se debe a la falta de recursos u organización internacional, sino a problemas locales. “El paso del ébola de un país a otro es algo que no nos sorprende y aunque cambia completamente la situación y el posible ritmo de evolución, lo más importante a día de hoy no es poner más recursos sobre el terreno, sino tratar de convencer a la población local”, asegura a eldiario.es Luis Encinas, especialista en ébola de Médicos sin Fronteras.

Encinas considera que “se han puesto los actores y los medios adecuados para tratar de controlar la situación”, dado que “se ha aprendido mucho” tras la sucedido en 2014. “Se ha hecho un esfuerzo importante y en apenas 5 años se han puesto en marcha varios medicamentos y vacunas para ayudarnos a contener la enfermedad”, afirma este especialista.

Desconfianza de la población local

La opinión de Encinas coincide con la de un informe publicado en el New England Journal of Medicine por varios especialistas internacionales, que se refieren a la inestabilidad de la región y a la creciente desconfianza entre la población local, reticente a acudir a centros especializados en tratamiento del ébola, como uno de los principales obstáculos a tener en cuenta.

Según el informe, algunos enfermos temen contagiarse al acudir a un centro, porque los síntomas son similares a otras enfermedades comunes en la región. Además, el rechazo a la intervención sanitaria ha ido creciendo durante los últimos meses, dado que algunos líderes locales han interpretado las alertas sanitarias como una herramienta para manipular las elecciones que tuvieron lugar el pasado año o como un negocio para enriquecer a las élites del país o a empresas foráneas.

Los especialistas insisten en la necesidad de sumar a la población local en la lucha contra la enfermedad. “Si las comunidades locales no están en primera línea de la respuesta y rechazan la ayuda va a ser muy difícil terminar con la epidemia”, afirma Encinas.

Ataques a centros sanitarios

El empeoramiento de la situación durante los últimos meses también se debe la inestabilidad de la región, que sufre desde hace años un conflicto armado, y a una sucesión de ataques que han recibido los centros de respuesta contra el ébola y que se cobraron su primera víctima el pasado mes de abril, cuando fue asesinado el epidemiológo camerunés de la OMS, Valery Mouzoko. “En los últimos meses ha habido varios ataques, nosotros también hemos sido víctimas con varios incendios en nuestros centros y esto ha generado miedo entre los trabajadores y los pacientes”, afirma el especialista de Médicos sin Fronteras.

Según los autores del informe del NEJM, la violencia dirigida “contra los equipos y las instalaciones de respuesta ha exacerbado la propagación del virus”. Los investigadores aseguran que los ataques contra los centros de tratamiento provocan que los pacientes contagiosos tengan miedo de acudir y “huyan a zonas inaccesibles para el seguimiento y la vacunación”.

Precisamente la vacuna experimental es uno de los métodos de control que se están aplicando en la región y ya se ha aplicado a más 100.000 personas, incluyendo a casi 30.000 profesionales sanitarios. Según los resultados preliminares ofrecidos por la OMS, la vacuna tiene una eficacia de hasta 97,5%.

Sin embargo, los investigadores advierten de que los nuevos tratamientos y la vacunación “no son un sustituto de las respuestas sociales y culturalmente apropiadas” y subrayan la necesidad de comprender “la compleja interacción de los factores biológicos y sociales” que están dificultando la adecuada gestión de la situación. “Incluso los mejores avances biomédicos requieren tracción social para funcionar”, aseguran en el informe.

Más de 10 meses de ébola en la RDC

El brote en la RDC, uno de los países más castigados por esta enfermedad, lleva activo más de 10 meses en la provincia de Kivu del Norte y no ha podido ser controlado. Según los últimos datos publicados por las autoridades sanitarias el pasado jueves, la enfermedad ha afectado a 2.084 personas y ha provocado 1.405 víctimas mortales, lo que supone una tasa de letalidad del 67%.

Aunque durante la última semana de mayo, la OMS informó de una disminución en el número de infectados, la situación ha empeorado progresivamente en los últimos meses. Si durante los primeros siete meses de la epidemia, entre agosto de 2018 y marzo de 2019, se notificaron más de 1.000 casos en la región, la situación empeoró a finales de febrero, cuando se disparó el número de casos, llegando a duplicarse en tan solo dos meses.

De la RDC, el brote ha saltado a Uganda, donde los primeros afectados han sido varios miembros de una misma familia congoleña, que entraron al país a través del puesto fronterizo de Bwera y recibieron atención médica en el hospital de Kagando. Allí se identificó el ébola como una posible causa de la enfermedad de uno de los hijos de la familia, un menor de cinco años. El niño falleció el miércoles y, el jueves, se confirmó la muerte de su abuela, una mujer de 50 años. El tercer afectado es hermano del primer fallecido, de 3 años de edad, y se sospecha que los padres y otro hermano de 6 meses también podrían estar infectados.

Las autoridades sanitarias locales, con apoyo de la OMS, han enviado un Equipo de Respuesta Rápida a la zona para identificar a otras personas que puedan estar en situación de riesgo y garantizar que sean supervisadas y atendidas en caso de que enfermen. Uganda ya ha vacunado a casi 4.700 trabajadores sanitarios en 165 centros de salud y ha intensificado la vigilancia sanitaria desde que la RDC declaró el brote el pasado agosto.

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