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España cumple el límite de amoniaco que desbocaron las macrogranjas porque eleva el nivel permitido

Cerdos en una explotación.

Raúl Rejón

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Tras más de diez años y a pesar de reducirse muy poco en un curso, España ha cumplido de golpe y por primera vez el límite de las emisiones de amoniaco, uno de los principales contaminantes atmosféricos que disparó la producción masiva de porcino. ¿La razón de este éxito? Este año se estrenó un nuevo umbral máximo, calculado al alza.

Las emisiones nacionales de este contaminante en 2021 fueron 482 kilotoneladas, según el inventario de Transición Ecológica. Es un 2,4% menos que un año antes pero sigue por encima de las de 2019, 2015 o 2010. El 98,4% del total está causado por las actividades ganaderas y agrícolas, ya sea la gestión de estiércoles o el uso de fertilizantes.

Sin embargo, ese volumen –superior a los umbrales máximos vigentes hasta este momento– de repente se ha quedado por debajo de un nuevo límite recién estrenado y situado en 507,5kt. Así, España cumple la directiva europea por primera vez desde que entraron en vigor los topes en 2010.

El informe de Transición Ecológica atribuye el último descenso a “la implantación de mejoras técnicas disponibles en la gestión de estiércoles y de una mejora en la información sobre las técnicas de alimentación del porcino blanco y de la bajada en el uso de fertilizantes nitrogenados”.

El tope es un 30% más alto

El salto del valor máximo no ha sido pequeño. Ha pasado en un año de 467 kilotoneladas de amoniaco a 507,5 kilotoneladas. Un incremento del 30%. Con esa variación, las emisiones de 2021 han pasado de ser excesivas a permitidas.

Este cambio de panorama se ha producido debido a que el inventario ha revisado retrospectivamente y al alza la serie histórica del amoniaco que España ha lanzado desde sus explotaciones agrícolas y ganaderas, al menos, desde 1990.

Y, al modificarse en esa revisión el nivel de referencia sobre el que se calcula el tope, la situación se ha revertido. El umbral se obtiene al rebajar un 3% el volumen que se emitió en el año 2005. La directiva indica que, entre 2020 y 2030, se está cumpliendo si el amoniaco lanzado a la atmósfera está un 3% por debajo de lo que se emitió ese año.

Y ese 2005 ha variado de forma sustancial tras la revisión. Hasta ahora había sido 482kt –por lo que el límite quedaba en 467 kt–. Pero, según la última versión, en ese 2005 se liberaron 514 kilotoneladas de amoniaco. Así que la raya ha pasado a estar en 507,5kt.

El Ministerio de Transición Ecológica explica que las variaciones se han debido, por un lado, “a la incorporación de actividades que antes no se tenían en cuenta, como es la cunicultura [la cría de conejos]”, y por otro, a “la actualización de la metodología [de cuantificación de emisiones] en las actividades de aves de puesta y de vacuno, tanto de leche como de carne”. Esa metodología ha incorporado datos “de encuestas del Ministerio de Agricultura sobre todo para el periodo 2004-2010 y de la aplicación de las mejores técnicas disponibles para gestionar estiércol en los últimos años de la serie”.

Una vez así, con nivel de emisiones similar, el inventario del Ministerio ha pasado de afirmar hace 12 meses que no se cumplía porque “en 2020, las emisiones del NH₃ han aumentado un 0,7% con relación a las de 2005, cuando el compromiso fijado por la directiva es una reducción del 3%” a afirmar que se observa la norma porque “en 2021, las emisiones del amoniaco han disminuido un 5,9 % con relación a las de 2005”.

El amoniaco liberado en 2021 es prácticamente el mismo que el antiguo cálculo de 2005. No reflejaría ninguna rebaja. Incumpliría la normativa. Lo mismo le pasa al nivel de emisión de 2020 que, en su momento, estaba fuera del tope permitido, como reconocía el informe gubernamental, pero ahora, tras las revisiones, se coloca por debajo.

El censo de cerdos crece mientras los demás se reducen

España ha arrastrado un peaje de contaminación del aire y el agua debido, en buena parte, al boom de las macrogranjas de cerdos. Este país sacrificó hasta octubre pasado 46,7 millones de cerdos, un 1,9% menos que 12 meses antes, pero las cifras completas todavía no se han cerrado. En 2021, los sacrificios llegaron a 55,7 millones. En 2010 habían sido 37,9 millones –un 47% menos–.

Toda esa nueva cantidad de cerdos criados intensivamente en explotaciones cerradas ha sido lo que ha generado una buena parte del problema de emisiones de amoniaco y de vertidos a las masas de agua. Por esta última contaminación difusa del agua, España afronta un proceso ante el Tribunal Europeo de Justicia.

Segunda modificación de los máximos

Esta no es la primera modificación que ha experimentado este límite. Hasta 2019 estaba situado mucho más abajo: 353kt. Los informes del Gobierno –que son remitidos a la Comisión Europea– se quejaban año tras año de que ese nivel estaba mal: “Desde el año 2017 se solicitó un ajuste de las emisiones de amoniaco para evaluar el cumplimiento adecuadamente, pero fue rechazado por la Comisión Europea”, escribían.

Finalmente, llegó una modificación europea. Entre 2020 y 2030 basta con que las emisiones caigan ese 3% respecto a 2005. De ahí en adelante deberá ser un 16% menor.

Mientras, España se ha mantenido como fábrica mundial de cerdos. El censo de porcino español es el único que se mantiene e incluso sube un poco mientras las otras grandes potencias europeas como Alemania, Francia, Países Bajos, Polonia y Dinamarca han decrecido. El censo español, medido en mayo, está por encima de los 32,5 millones de cerdos (0,5% más).

Además, la concentración en grandes factorías ha continuado en 2022: al cerrar diciembre se registraban un 3,4% menos de explotaciones totales (48.768), pero las 2.334 explotaciones tipo III, las más grandes, son 597 más que en diciembre de 2018. Un salto del 34% en solo cuatro años, según los datos más recientes del Ministerio de Agricultura. En el último año subieron un 6%.

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