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Ingenieros y médicos hacen piña para crear respiradores y protectores en 3D

Ingenieros, médicos y diseñadores han unido fuerzas y conocimientos de manera altruista para fabricar con impresión 3D el material sanitario más urgente y ya están poniendo a disposición de la sanidad respiradores y equipos de protección individual (EPI) para hacer frente a la expansión del coronavirus. Carlos González de Dios, ingeniero industrial de la planta de motores de Renault en Valladolid, es una de esas personas, junto a varios de sus compañeros. que en su propia casa ha puesto su impresora 3D a fabricar componentes de un respirador artificial y máscaras de protección para el personal sanitario.

EFE

Madrid —

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Ingenieros, médicos y diseñadores han unido fuerzas y conocimientos de manera altruista para fabricar con impresión 3D el material sanitario más urgente y ya están poniendo a disposición de la sanidad respiradores y equipos de protección individual (EPI) para hacer frente a la expansión del coronavirus.

Carlos González de Dios, ingeniero industrial de la planta de motores de Renault en Valladolid, es una de esas personas, junto a varios de sus compañeros. que en su propia casa ha puesto su impresora 3D a fabricar componentes de un respirador artificial y máscaras de protección para el personal sanitario.

Y como él hay más de 300 personas organizadas en un grupo de Telegram (Reesistance Makers) que se han puesto manos a la obra en toda España para repartirse la fabricación de lo que más urge en este momento en los hospitales para atender la avalancha de infectados por el Covid-19.

En Castilla y León, explica González de Dios en una entrevista con EFE, están fabricando “una pala para presionar el balón de oxígeno” del respirador y máscaras de protección, en este caso concreto para las residencias de mayores, donde “la demanda es enorme”, afirma.

De hecho, ayer empezaron a fabricar 60 de estos equipos protectores, que si bien “no han sido homologados, son eficaces”, precisa este ingeniero, y una vez hechos, agentes de la Guardia Civil fueron recogiéndolos casa por casa para distribuirlos en las residencias que las necesitan.

Están trabajando bajo demanda y de manera totalmente desinteresada en una labor en la que, subraya, están colaborando numerosas empresas, que aportan material e impresoras 3 D, entre ellas las fábricas de Renault en Valladolid y Palencia, que suministran el material gratis, un filamento de plástico denominado PLA, que es de origen vegetal.

Cada máscara lleva “imprimirla” unas tres horas y su coste es de unos cuatro euros, señala González de Dios.

Además, entre todos los que se han sumado a Reesistance Makers se han repartido la fabricación de los componentes que integran una máquina de respiración artificial, cuyo coste total, según las estimaciones que han hecho, ascendería a unos cien euros incluida la parte electrónica.

El sistema electrónico del aparato de ventilación mecánica, del que se ha encargado un equipo de Santander, se basa en un sistema de código abierto de la plataforma de hardware y software Arduino, que apenas alcanza los diez euros, detalla este técnico.

Hay un hospital ya en Asturias que probará en breve el prototipo de respirador impreso -cuenta- y hay otros dos que esperan ser validados en centros hospitalarios de Madrid.

Más dificultades está habiendo con las mascarillas, cuya necesidad es perentoria en todo el país, porque, según dice, “las mascarillas impresas no tienen ningún sentido si son de un solo uso” y de hecho, afirma que las pruebas que han realizado no han tenido el visto bueno de los servicios médicos.

No tiran la toalla en cuanto a seguir investigando en este terreno y hay algunos ingenieros que están intentando hacer “un postizo que se pueda quitar y poner” pero el sistema de fabricación que tienen no deja de ser muy casero y no tienen los recursos suficientes, argumenta.

Desde Madrid, también se ha arremangado David Hernández, que tiene cuatro impresoras 3 D que funcionan noche y día para fabricar la parte del tubo del respirador que se coloca en la boca el enfermo, un elemento que se tarda unas cuatro horas en imprimir, tal como detalla en una conversación con EFE.

Otra de las cosas que está haciendo son monturas para gafas protectoras, en las que luego se montarán cristales de acetato, señala este empresario, que se ha integrado en otro de los grupos de Telegram -el suyo se llama Coronavirus Maker- para responder a la necesidad urgente de material sanitario.

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