Un hallazgo en Motya, frente a Sicilia, revela cómo los fenicios usaban perfumes en el Mediterráneo hace 2.600 años

Motya vista del Área V desde el sur

Ada Sanuy

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Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Method and Theory ha analizado más de medio centenar de pequeños recipientes fenicios hallados en la isla de Motya, en la costa occidental de Sicilia, para desentrañar el uso, la composición y la circulación de aceites aromáticos en la Antigüedad. El trabajo ofrece la investigación más exhaustiva realizada hasta la fecha sobre este tipo de botellas, conocidas en la bibliografía como “aceiteras fenicias”, y sitúa a los fenicios como actores centrales en la difusión de productos perfumados entre los siglos VIII y VI a. C.

El hallazgo de Motya y la investigación

El conjunto analizado procede de 53 ejemplares recuperados en distintos contextos del yacimiento de Motya, un asentamiento fenicio de gran relevancia en Sicilia. Aunque no responden a un patrón de producción estandarizado, las piezas comparten rasgos comunes: pequeñas dimensiones, entre 9 y 14 centímetros de altura, cuello estrecho y cuerpo globular u ovoide. Estas características apuntan a que contenían líquidos en cantidades reducidas, probablemente aceites perfumados o ungüentos de alto valor. La investigación se desarrolló con un enfoque interdisciplinar, en el que se combinaron técnicas de análisis cerámico, pruebas de fluorescencia de rayos X y cromatografía de gases con espectrometría de masas para determinar tanto la procedencia de las arcillas como los restos orgánicos conservados.

Los resultados confirman la presencia de sustancias aromáticas: resinas de pino, restos de cera y compuestos lipídicos de origen vegetal. Esta combinación respalda la hipótesis de que los recipientes servían para almacenar aceites perfumados procedentes del Levante mediterráneo, en concreto de la franja situada entre Beirut y el monte Carmelo. La difusión de estos productos hacia enclaves como Motya ilustra un comercio de largo alcance que unía a comunidades de oriente y occidente mucho antes de la expansión griega y romana.

Botella de aceite importada del Levante con una inscripción fenicia pintada de negro, que supuestamente incluye la palabra mirra, de la Casa I, sala T1, contexto K94/1, c. siglo VIII-mediados del VII a. C

Un comercio paneuropeo de aromas

Las botellas no solo se han documentado en Sicilia, sino también en necrópolis, viviendas, talleres y santuarios de toda la cuenca mediterránea e incluso en enclaves atlánticos. Su amplia dispersión sugiere que eran objetos versátiles y utilizados en distintos ámbitos, desde la vida doméstica hasta los rituales religiosos. Frente a la sofisticación estética de los frascos griegos contemporáneos, los recipientes fenicios destacan por su sencillez, lo que refuerza la idea de que el verdadero valor residía en el contenido aromático más que en el contenedor cerámico.

El estudio señala además que el consumo de aceites aromáticos cumplía una función identitaria para las comunidades fenicias asentadas lejos de su lugar de origen. Los perfumes servían como marcadores de pertenencia y transmitían la memoria de la tierra natal en contextos de migración. La circulación de estos productos también generó paisajes olfativos híbridos, fruto del contacto entre poblaciones locales y extranjeras, en los que se mezclaban tradiciones diversas y se redefinían los códigos sociales asociados a los aromas.

Selección de botellas de aceite fenicias

Innovación metodológica en arqueología del olor

Una de las aportaciones más destacadas del trabajo es la aplicación de un protocolo analítico integral en arqueología del olor, un ámbito que hasta ahora había encontrado serias limitaciones debido a la escasa conservación de restos orgánicos. La combinación de técnicas cerámicas, físico-químicas y moleculares permitió afinar la caracterización de los recipientes y abre la posibilidad de replicar esta metodología en otros contextos arqueológicos del Mediterráneo y de otras regiones.

Los autores recuerdan que la asociación de los fenicios con productos aromáticos no era circunstancial. Las fuentes egipcias, griegas y romanas ya destacaban la calidad de los aceites y resinas procedentes del Levante. Esta reputación se sustentaba en condiciones ambientales favorables para el cultivo de plantas aromáticas y en un conocimiento transmitido durante generaciones que aseguraba un producto apreciado en todo el Mediterráneo.

El análisis de las botellas de Motya proporciona una ventana singular a la dimensión sensorial de las sociedades antiguas. Más allá del valor económico de los perfumes, el estudio permite comprender cómo los aromas desempeñaron un papel central en la vida cotidiana, en la esfera ritual y en la construcción de identidades colectivas. La investigación refuerza la idea de que la cultura material fenicia, en ocasiones eclipsada por la griega o la romana, desempeñó un papel decisivo en la configuración del Mediterráneo antiguo.

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