La leyenda del oso blanco de Noruega que solo podía ser humano cuando nadie lo veía

El viaje sobre el oso marcó la salida sin vuelta atrás

Héctor Farrés

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El peso del cuerpo del animal obligó a inclinarse hacia delante al dar el primer impulso. La joven se subió a lomos del oso blanco mientras notaba el pelaje rígido bajo las manos y el movimiento firme de las patas al arrancar. El trayecto avanzó sin titubeos entre árboles y nieve compactada, con el balanceo constante marcando el ritmo del viaje. Por eso aquel desplazamiento selló la separación definitiva de la casa paterna y abrió una etapa marcada por el encierro y el silencio nocturno.

La relación con el oso ocultó una identidad reservada a la oscuridad

El cuento Kvitebjørn Kong Valemon relata la búsqueda de una princesa para romper el hechizo que mantenía a su esposo transformado en oso blanco y sometido a una bruja, un eje narrativo que articula toda la tradición recogida en Noruega. En ese punto se concentra la acción principal del relato, con un encantamiento condicionado por la obediencia y una ruptura provocada por la curiosidad. Así se establece el conflicto que empuja a la protagonista a abandonar la seguridad inicial y recorrer territorios desconocidos. De ese modo el relato organiza una secuencia clara de pérdida, búsqueda y restitución.

Un rey tuvo tres hijas y la menor aceptó marcharse con un oso a cambio de prosperidad, tras el fracaso de sus hermanas mayores. En el castillo, el animal mantuvo su forma durante el día y recuperó la humana por la noche, siempre en la oscuridad. La princesa dio a luz a dos hijos y recibió permiso para visitar a su familia con la advertencia de no mirar bajo la cama.

El animal conservó su forma durante el día y recuperó la humana solo de noche

Sin embargo desobedeció, descubrió a una bruja que renovaba el hechizo y provocó la huida del príncipe hacia un castillo lejano. Por eso la joven inició una búsqueda asistida por tres niñas que le entregaron objetos mágicos y herramientas de hierro. Finalmente logró reencontrarse con su esposo, eliminar a la bruja mediante una trampa y regresar con sus hijas, rompiendo el encantamiento.

La tradición fijó una estructura común con variantes locales

El relato se clasifica como tipo 425A en el índice Aarne-Thompson-Uther, correspondiente al motivo del esposo animal. Dentro de la tradición noruega comparte rasgos con East of the Sun and West of the Moon y con otros cuentos europeos centrados en matrimonios encantados. En todos ellos aparece una prohibición inicial, una transgresión y un viaje reparador. Así se configura una estructura reconocible que permite comparar variantes sin perder el núcleo común del argumento.

Kvitebjørn Kong Valemon fue publicado como el número 90 en la colección Norske Folke-Eventyr. Ny Samling de 1871, recopilada por Peter Christen Asbjørnsen y Jørgen Moe. La obra forma parte del esfuerzo decimonónico por fijar por escrito el folclore oral noruego. Con ello el cuento pasó del ámbito local a una circulación editorial más amplia.

La versión más conocida procede de Setesdal y fue recogida en 1870 por el artista August Schneider. Jørgen Moe documentó otra variante en Bygland que apareció resumida en la edición de 1852. Además George Webbe Dasent tradujo el cuento al inglés en Tales from the Fjeld, ampliando su difusión fuera de Escandinavia. De ese modo se consolidó un corpus con diferencias locales pero con una trama estable.

El simbolismo del oso blanco remite a la dualidad entre lo humano y lo animal presente en el folclore nórdico. El viaje de la princesa funciona como un proceso de prueba basado en la perseverancia y la acción continuada. Motivos como los regalos mágicos y la caída de la bruja en un abismo aparecen también en cuentos europeos afines. En conjunto el relato mantiene su vigencia como ejemplo de narrativa tradicional centrada en la transformación y la restitución final.

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