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The Guardian en español

Elizabeth Warren ya es el azote de Trump y la única esperanza demócrata

Acallando a la senadora, los republicanos convirtieron a Warren en la principal defensora de los valores del Partido Demócrata.

Sabrina Siddiqui / Lauren Gambino

Washington —

El hecho de que Elizabeth Warren tomara la palabra ante el Senado hubiera pasado desapercibido en un día normal de debates en la cámara alta, y se hubiera perdido en los extensos archivos de la cadena de televisión de noticias políticas C-Span.

Sin embargo, ella ha pasado a reencarnar la oposición a Donald Trump y se ha consolidado como cabeza visible de un Partido Demócrata en busca de un líder.

Los nombramientos de Trump han sido recibidos en Washington con inusitada tirria. Los senadores demócratas han hecho todo lo posible para retrasar la confirmación de los nuevos miembros del gobierno, desde boicotear los votos de la comisión hasta tomar la palabra y no soltarla durante horas.

Pocos han mostrado una oposición más feroz que Warren. Cuando el martes se opuso al nombramiento de Jeff Sessions como fiscal general, no hizo más que volver a confirmar que no piensa pasarle una a Trump.

Los republicanos la interrumpieron en mitad del discurso, salió de la cámara y leyó en Facebook Live una carta escrita 30 años atrás por Coretta Scott King, en la que la viuda de Martin Luther King alertaba sobre el dudoso historial de Sessions en materia de derechos civiles y se oponía a su nombramiento como juez federal.

En la carta que leyó Warren y que King escribió en 1986 a la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado, se indica que “Sessions se valió del inmenso poder de su cargo para evitar el libre ejercicio del voto de los ciudadanos afroamericanos en el distrito donde ahora espera ejercer como juez federal”.

Los republicanos no solo impidieron que Warren hablara; convirtieron a la senadora de Massachusetts en la principal defensora de los valores del Partido Demócrata, que todavía se lame las heridas de la impresionante derrota de las elecciones legislativas de 2016. Su nuevo estatus como líder de la resistencia también se traducirá en más contribuciones y más dinero para que pueda preparar su batalla para ser reelegida en las elecciones legislativas de 2018.

Los observadores más maquiavélicos de Washington consideran que el auge de Warren beneficia a los republicanos. Un estratega indicó que es “delirante” pensar que la senadora es capaz de transmitir entusiasmo a todo el país y afirmó que, de hecho, a Trump le gustaría enfrentarse a ella en las elecciones presidenciales de 2020, ya que la derecha la detesta tanto como a Hillary Clinton.

“Las mujeres desagradables contraatacan”

Warren llegó al Senado en 2013. Muy pronto empezó a atacar agresivamente a Wall Street y se convirtió en un icono progresista. Sin embargo, y a pesar de que se lo pidieron, prefirió no presentarse como una alternativa a la candidata demócrata Hillary Clinton en las primarias.

Aunque muchos de sus simpatizantes demócratas impulsaron una campaña para que se presentara como candidata, la senadora optó por sumar fuerzas con Clinton, una antigua rival, y se convirtió en la crítica más feroz de Trump.

Mientras que otros temen sus reacciones airadas, Warren se atreve a retarle en Twitter y no duda en reprenderle en público. Durante la campaña, representó a Clinton en numerosas ocasiones y atacó frontalmente a Trump, que en una ocasión le llamó burlonamente “Pocahontas”, ya que la senadora asegura que sus antepasados eran nativos americanos.

Warren fue capaz de transformar la expresión de “una mujer desagradable” de Trump en referencia a Clinton en una frase clave de la campaña, cuando le dijo al candidato republicano que “las mujeres desagradables contraatacan”.

“[Warren] sabe atacar el punto débil [de Trump] como nadie”, indicó Clinton durante un discurso en New Hampshire. “Si Donald ha oído lo que ella ha dicho ahora estará tuiteando sin parar”.

Por aquel entonces, muchos creían que Clinton pensaba en ella como vicepresidenta y, más tarde, pensaron que ocuparía un cargo de responsabilidad en el Gobierno.

En enero, tras la derrota de Clinton, Warren acudió a la toma de posesión de Trump, si bien el pañuelo de Planned Parenthood que llevaba era una señal clara de que rechazaba su agenda política.

Cada reacción de la senadora va acompañada de especulaciones en torno a la posibilidad de que se convierta en la candidata demócrata en las elecciones de 2020, especialmente su intensa oposición a los nombramientos de Trump.

Warren y la multimillonaria Betsy DeVos, que el pasado martes fue confirmada como Secretaria de Educación por los pelos, protagonizaron una acalorada discusión en torno a las deudas estudiantiles.

“La clase media, en la cuerda floja”

También desafió a Tom Price, nominado para el cargo de Secretario de Salud, para que indicara si piensa hacer recortes en los programas de salud pública Medicare y Medicaid.

Y Warren, al igual que Trump, utiliza Twitter para difundir su mensaje. El hecho de que Warren publique un libro en abril, This Fight Is Our Fight: The Battle to Save America’s Middle Class (Esta lucha es nuestra lucha; la batalla para salvar la clase media de Estados Unidos), ha alimentado las especulaciones en torno a sus ambiciones políticas. Si bien empezó a escribir el libro mucho antes de la victoria de Trump, se centra en la agenda de su administración.

“La clase media de Estados Unidos ya no tiene la solidez de antaño y se encuentra en la cuerda floja, y ahora Donald Trump y su equipo se han propuesto darle el golpe de gracia”, afirma Warren en su libro.

“En este momento tan delicado de la historia de nuestro país, contraatacar es clave y busco a personas que quieran unirse a mi causa”, añade.

En un contexto en el que millones de personas se están movilizando para protestar contra Trump, Warren se presenta como una política demócrata que está dispuesta a luchar por la causa. En 2018 tiene una cita en las urnas, ya que se celebran las elecciones legislativas. Los demócratas tienen la esperanza de que en esas elecciones puedan recoger los frutos sembrados.

En una carta dirigida a sus simpatizantes y en la que anuncia su intención de presentarse a un segundo mandato, Warren avanza que espera que la derecha le ataque; concretamente, Trump, los líderes republicanos y los principales donantes del Partido Republicano, como los hermanos Koch y Wall Street.

Aunque es senadora por un estado claramente demócrata [Massachusetts] Warren será uno de los principales blancos de ataque de los republicanos. Las últimas encuestas en el estado dejan entrever que su futuro rival puede tener posibilidades.

Cuando les preguntaron si Warren se merecía ser reelegida, el 46% afirmó que era el momento de “dar una oportunidad a otra persona”, en comparación con el 44%, que afirmó que se merecía un nuevo mandato.

El largo y duro debate que precedió el nombramiento de Sessions puede hacer aumentar la popularidad de Warren. Al hashtag #LetLizSpeak (déjenla hablar) durante la sesión del Senado le siguió otra muestra de apoyo de los usuarios de las redes sociales durante la mañana siguiente, con el hashtag #ShePersisted (perseveró).

Voto a favor de Ben Carson

Las muestras de apoyo a Warren también parecen haber servido para limar asperezas con aquellos progresistas a los que les había molestado que votara a favor de Ben Carson, nombrado por Trump para el cargo de Secretario de vivienda y desarrollo urbano.

Warren no dudó en abordar su decisión en un post de Facebook y explicó que se hacía cargo de la desilusión de algunos votantes de izquierdas: “De acuerdo, hablemos del doctor Ben Carson”.

Defendió su decisión de apoyar al neurocirujano jubilado, alegando que “le preocupa grave y profundamente” su inexperiencia y que está en desacuerdo con muchas de sus declaraciones públicas, pero puntualizó que había conseguido arrancarle algunas promesas por escrito en torno a cuestiones muy diversas; desde la situación de las personas sin techo a la necesidad de leyes que garanticen el derecho a una vivienda accesible.

Warren urgió a sus simpatizantes a seguir luchando y defendiendo sus principios, y afirmó que: “A diferencia de la nueva administración, no creo que se deba ignorar o silenciar a las personas que no están de acuerdo con las decisiones que tomo o con lo que voto”.

El miércoles todos hablaban de Warren. Clinton tuiteó el siguiente mensaje de apoyo: “Primero recibió una advertencia y más tarde, una explicación. Sin embargo, perseveró. Y esto es exactamente lo que todos debemos hacer”.

Traducido por Emma Reverter

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