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The Guardian en español

¿Llegará el día en que existan pistolas de rayos como en las películas de ciencia-ficción?

¿Dónde está mi pistola de rayos láser?

Dave Hall

Pueden agradecer al escritor Herbert George Wells que incluyera en sus libros la noción de una pistola de rayos. Láseres letales, armas de microondas de alta potencia, armas de rayos de partículas… la novela La guerra de los mundos de Wells, publicada en 1897, puso sobre mesa la posibilidad de armas marcianas que disparan rayos letales.

Veinte años más tarde, en 1917, un tal Albert Einstein sometió este concepto a prueba y en 1951 Charles Townes consiguió fabricar una (de acuerdo, un láser). Star Trek todavía alimentó más esta fantasía, con sus armas Phaser, seguida por los Blasters de La guerra de las galaxias. Esto creó el ambiente propicio para estimular la investigación militar en torno a este tipo de armas. ¿Recuerdan a Ronald Reagan y su programa Star Wars?

La investigación militar en torno a las llamadas armas de energía dirigida (DEW en sus siglas en inglés) nunca ha cesado. Entonces, ¿por qué en el siglo XXI seguimos lanzando trozos de metal caliente? ¿Dónde está mi pistola de rayos?

Comparado con las armas convencionales, un láser podría ser mortalmente preciso, silencioso, ligero, económico y nunca se quedaría sin munición. Sin embargo, hasta la fecha, las reacciones químicas de las armas convencionales y de la artillería han dado mejores resultados. Así que, de momento, nos tenemos que conformar con un “bang bang” en vez de “pew pew”.

Para lograr el mismo golpe cinético que una bala, se necesita mucha energía. Para un rayo láser que, por ejemplo, esté hecho de fotones (sin masa), esto supondría unos 2.000 julios de energía nítidamente enfocada; al menos 30.000 vatios por zap. En la actualidad, estamos hablando de una cantidad de energía colosal. Una batería que tuviera el tamaño de una cama sería viable para un barco o un avión (y no te preocupes, están en ello), pero inviable para una pistola.

A esto se añade el hecho de que los láseres son conocidos por su poca fiabilidad. Los rayos láser no viajan bien a través del aire y esta situación empeora con la lluvia, la niebla o el humo; el tipo de condiciones que suelen darse en un campo de batalla. Tendrá que ser tan potente como sea posible así que despídanse de esas barras de luz que brillan mientras matan al adversario que se ven en La guerra de las galaxias ya que la luz visible dispersa energía y no es lo suficientemente eficiente (y además los fotones no son capaces de hacerlo).

Con toda esa potencia viene el problema del sobrecalentamiento; su arma podría derretirse antes de que pueda alcanzar un objetivo. En cualquier caso, un nuevo avance tecnológico conocido como óptica adaptativa, desarrollada para compensar el ruido atmosférico y concentrar los haces de los telescopios, tiene como objetivo superar algunos de estos desafíos.

Obviamente, los ejércitos del mundo todavía están intentando desarrollar este tipo de armas y Estados Unidos es el único país que ya tiene una en funcionamiento; un sistema láser de baja energía que puede desactivar las minas terrestres, llamado Zeus. Los programas de investigación parecen haberse suspendido y también parece que se ha retirado la financiación, para que un nuevo proyecto surja de la nada como un Whac-A-Mole de la era espacial.

Y esto son solo los que conocemos.

El programa Star Wars, también llamada Iniciativa de Defensa Estratégica, llegó a imaginar láseres de rayos X transportados por satélite que podrían interceptar misiles balísticos intercontinentales (ICBM).

El láser táctico de alta energía (Thel) del Ejército estadounidense era una especie de hijo de La guerra de las galaxias. Podría derribar los misiles que se acercan a la velocidad del sonido desde más de seis millas. En 2005 dejó de fabricarse pero dio lugar al Láser Aerotransportado de la Fuerza Aérea de los EEUU, apodado YAL-1, que puede destruir un objetivo terrestre a 60 millas de distancia desde un avión que vuela a 12.000 metros de altitud.

La versión de la Marina de EEUU, el Láser de Electrones Libres, parecía prometedora, pero la financiación cesó con la introducción de la matriz Firestrike de Northrop Grumman en 2008. Con un coste de sólo 59 centavos de dólar por tiro, y siendo lo suficientemente potente y preciso como para desactivar a los ICBM aéreos, cohetes e incluso proyectiles voladores, es fácil ver por qué Firestrike fue muy popular.

Las armas de plasma podrían superar a los láseres. Disparan un rayo de plasma, básicamente la materia del rayo y del sol. En 1993, los Estados Unidos ya estaban trabajando en el misterioso proyecto Marauder, diseñado para lanzar proyectiles de plasma en forma de donut a una velocidad cercana a la de la luz. Tuvo un éxito notable, pero en 1995 el laboratorio enmudeció.

El último esfuerzo, informa la BBC, es un arma de rayos guiados por láser desarrollado por el Ejército de los EEUU llamado Canal de Plasma Inducido por Láser. Utiliza un rayo láser tan intenso que crea plasma a lo largo de su rayo; si funciona, su potencial es aterrador.

La Fuerza Aérea de los EEUU también desarrolló un arma de microondas utilizada para controlar disturbios. El Sistema de Negación Activa causa un dolor debilitante al calentar el agua que hay en la piel pero todavía se están investigando si podría tener efectos secundarios a largo plazo. Evidentemente, las fuerzas policiales de Estados Unidos y China esperan la versión portátil como agua de mayo.

Estas microondas, como las que emite la señal de su teléfono móvil, también se pueden utilizar para disparar misiles y aviones electrónicos de forma remota. Los bombardeos del EMP podrían ser potencialmente catastróficos. Podrían freír la infraestructura eléctrica de una ciudad entera. Los expertos de la Universidad de Michigan están analizando los peligros de estas armas aerotransportadas.

También se ha planteado la posibilidad de unas armas de rayo de partículas, que emiten un rayo de alta energía de partículas subatómicas que pueden convertir la estructura atómica de un objetivo en huevos revueltos. El inconveniente de esta posibilidad es que, aunque funcionarían bien en el vacío, esas partículas se dispersan y rebotan en la atmósfera, y el agresor recibiría una dosis letal de radiación. Alcanzado por tu propio petardo atómico.

La óptica adaptativa puede hacer que las peleas de perros, o incluso los misiles, sean cosa del pasado, pero ¿estamos más cerca de poseer pistola de rayos? Quizás lo más cercano que tenemos es la PHASR del Ejército de los EEUU, diseñada simplemente para cegar temporalmente y desorientar objetivos. El ingeniero Pete Bitar, cuya compañía desarrolla tecnología de armas de energía no letal dirigida a freír la electrónica de posibles camiones bomba, es solo uno de los muchos expertos que afirman que su tecnología podría adaptarse fácilmente para dispositivos de mano, incluso teléfonos inteligentes, en cuestión de años.

Tal vez tu arma de rayos tendrá que esperar pero en cualquier caso ¿no tenemos problemas más urgentes de los que preocuparnos?

Traducido por Emma Reverter

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