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The Guardian en español

El hombre que ahuyentó con un datáfono al terrorista de Nueva Zelanda: “Le dije '¡ven aquí!'”

Abdul Aziz, originario de Afganistán, se enfrentó al terrorista en el ataque a la mezquita de Linwood, donde murieron siete personas. En la mezquita Al Noor murieron el resto de las víctimas.

Jedidajah Otte

Abdul Aziz, uno de los fieles presentes en el segundo ataque contra la mezquita de Christchurch, ha contado cómo hizo huir al agresor armado valiéndose de un datáfono.

Nacido en Afganistán y nacionalizado australiano (vivió 27 años en Sidney), Aziz y cuatro de sus hijos participaban en las oraciones del viernes en la mezquita de Linwood cuando alguien gritó que un hombre armado había abierto fuego.

“Llevaba ropa del ejército”, contó Abdul Aziz, de 48 años, a la agencia de noticias Reuters. “No sabía si era el bueno o el malo, cuando empezó a insultarme supe que no era el bueno”.

Cuando se dio cuenta de que la mezquita estaba siendo atacada, Abdul Aziz corrió hacia el pistolero improvisando un arma con un datáfono que encontró en el camino. El pistolero corrió de vuelta hacia el coche para buscar otra pistola y Abdul Aziz, escondiéndose entre los coches para evitar los disparos, le lanzó el datáfono. Luego cogió un arma que el atacante había tirado al suelo y apretó el gatillo. Pero estaba vacía. “Le grite que viniese, quería que se concentrara en mí”, contó Abdul Aziz.

El pistolero entró en la mezquita y Abdul Aziz lo siguió hasta que volvió a enfrentarse a él. “Cuando me vio con una escopeta en las manos, dejó caer la pistola y huyó hacia su coche; lo perseguí”, contó Abdul Aziz. “Se sentó en su coche, yo tenía la escopeta en las manos y la tiré a través de su ventana como si fuera una flecha; me maldijo y se largó”.

Según el imán de la mezquita, Latef Alabi, el número de muertos habría sido mucho mayor de no ser por la intervención de Abdul Aziz, a quien considera un héroe. Alabi dejó de rezar cuando vio por la ventana a un hombre con un traje negro militar, casco y un arma de gran tamaño. Primero pensó que era un oficial de policía. Luego vio dos cuerpos y entendió “que se trataba de otra cosa”.

Alabi dijo a sus 80 fieles que se tiraran al suelo. “Entonces apareció este hermano [Aziz], fue tras él y se las arregló para dominarlo; eso fue lo que nos salvó”, explicó Alabi a la agencia Associated Press. “De lo contrario, si [el atacante] entraba a la mezquita, lo más probable era que hubiera acabado con todos”.

Abdul Aziz es originario de Kabul, la capital de Afganistán, pero hace varios años que dejó su país, destrozado por la guerra. Lleva dos años y medio en Christchurch, donde tiene una tienda de muebles. “Cuando regresé a la mezquita, vi que todos estaban muy asustados y tratando de protegerse”, contó. “Les dije: ‘Hermanos, estáis a salvo, levantaos, ya se ha ido, se acaba de escapar’; después de eso todo el mundo empezó a llorar”.

Después de que Aziz lo enfrentó, dos agentes de policía persiguieron al atacante y lo capturaron cerrándole el paso. “Esos dos oficiales de policía actuaron con una valentía absoluta”, dijo el comisario general de la policía, Mike Bush, durante la rueda de prensa del domingo. “Evitaron más muertes y arriesgaron sus propias vidas para lograrlo”.

A medida que los investigadores reconstruyen el atentado, salen a la luz los nombres de nuevos héroes. En el vídeo del primer ataque contra la mezquita de Al Noor, retransmitido en directo, es posible ver a Naeem Rashid (50) arremetiendo contra el pistolero. Originario de Abbottabad (Pakistán) y residente en Nueva Zelanda desde hace nueve años, Rashid había acudido a la mezquita junto a su hijo de 21 años. Los dos murieron asesinados.

Traducido por Francisco de Zárate

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