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Las administraciones llevan veinte años con la solución de las inundaciones en un cajón

Investigadores de la UMA alertan sobre el peligro de inundaciones recurrentes en áreas habitadas de Málaga

Néstor Cenizo

El pasado sábado por la noche llovió a jarros sobre Málaga y la lluvia provocó un destrozo en viviendas, locales, acerado y calzadas. Esta vez no hubo víctimas. Pasó igual que hace tres meses, como hace cinco años y “si las circunstancias no varían ocurrirá lo mismo” dentro de poco. La conclusión la formula José Damián Ruiz Sinoga, catedrático de geografía física de la Universidad de Málaga y autor de un plan que ya en 1999 proponía una reforestación de los terrenos en la cabecera de los arroyos de la ciudad para paliar los daños de las lluvias torrenciales. Desde entonces “no se ha hecho absolutamente nada”, asegura.

El Plan de Defensa Hidrológico-Forestal de la Ciudad de Málaga proponía una política preventiva ante las lluvias torrenciales, un fenómeno característico de la costa y especialmente acusado en Málaga. Se trataba, según el plan, de actuar en la cabecera de los arroyos recuperando la vegetación para debilitar la escorrentía en origen. La trascolación (la interceptación de la gota por un obstáculo previo a su llegada al suelo) permite mitigar el impacto y la erosión retrasando la activación del caudal, según explica Ruiz Sinoga, el autor de aquel documento encargado por el antiguo ICONA a la universidad.

Durante años, la Junta de Andalucía exigió la ejecución del plan a la Confederación Hidrográfica del Sur. El entonces delegado de Medio Ambiente en Málaga, Ignacio Trillo, declaró en 2002 a El País: “Llevamos desde 1999 solicitando al Ministerio de Medio Ambiente que nos transfiera fondos europeos para proceder a la repoblación de la cuenca del Guadalmedina en los términos municipales de Antequera, Casabermeja y Málaga y la Confederación Hidrográfica ni siquiera nos ha contestado”.

Pero cuando en 2005 recibió las competencias de la Confederación, la Junta de Andalucía no asumió como propia su antigua reivindicación y en 2008 pedía que la propuesta partiera del Ayuntamiento. “Ni la naturaleza, ni la atmósfera entienden de política”, explica el catedrático, que pide consensos: “Cuando se produce el hecho todo el mundo asume que hay que limpiar la ciudad y volver a la normalidad, pero el siguiente paso es actuar para la siguiente y desarrollar actuaciones preventivas”.

Proyectos y competencias

Las competencias para actuar en zonas no urbanas son de la Consejería de Medio Ambiente, que las ejecuta a través de la Agencia de Medio Ambiente y Aguas, mientras que corresponde al Ayuntamiento las zonas urbanas, como el cauce de los arroyos y su desembocadura. El alcalde Francisco de la Torre desveló este lunes que Urbanismo dispone de 27 proyectos para acondicionar los arroyos y que vuelvan a ser cauce natural, separando así las aguas pluviales del sistema de desagüe.

“Si son proyectos, duermen el sueño de los justos, porque la realidad se encarga de desmentirlos”, comenta el experto, que cree que de ejecutarse, sería una actuación correcta. Ralentizado el caudal en la cabecera, en la desembocadura se debe hacer lo contrario: retirar los obstáculos para que el agua evacúe cuanto antes, incluyendo la retirada de muros que actúan como tapias en el paseo marítimo. De la Torre cifró el coste de las actuaciones sobre los arroyos entre 25 y 40 millones de euros (posteriormente lo ha concretado en 42,3), pero pidió el dinero a la UE o a la Junta de Andalucía, a cuenta de lo recaudado con el canon del agua. Sólo si no lo recibe el Ayuntamiento podría “hacer un endeudamiento discreto”.

El asunto ahora vuelve a ser actualidad y para el próximo Pleno ya hay mociones “urgentes” tanto del PP como del PSOE para paliar los efectos de las trombas. El PP quiere pedir a la Junta que busque recursos, y el PSOE ha respondido acusando a De la Torre de buscar el “efecto de la tinta de calamar”.

Factores incontrolables

Ruiz Sinoga coordina un grupo de profesores recuerda que desde 1990 ha hecho declaraciones parecidas a las que realiza a este medio. El 14 de febrero (cinco días antes de la tormenta), la UMA publicó las conclusiones de un grupo de profesores que coordina el catedrático con el título “Investigadores de la UMA alertan sobre el peligro de inundaciones en áreas habitadas de Málaga”. Y este titular y la entradilla son de Málaga Hoy, en 2009: “Una historia que podría repetirse. Los expertos coinciden en que las obras hidráulicas que se han llevado a cabo en estos veinte años para corregir los errores del pasado no son suficientes para evitar inundaciones futuras, sobre todo, en la zona este”. Precisamente donde se localizaron los daños este fin de semana.

Algunos de los factores son incontrolables: la lluvia, fruto de un fenómeno de inversión térmica, superó los 95,5 litros en apenas una hora, 150 en 24 horas en la zona este, algo “excepcional” que supera con creces los parámetros de las lluvias torrenciales, según Ruiz Sinoga. Cayó, además, sobre una orografía muy accidentada y tuvo que salvar un desnivel de 1.000 metros en apenas cinco kilómetros de suelo arcilloso, muy erosionable y poco permeable. Por si fuera poco, y “en contra del sentido común”, es una zona muy urbanizada, de modo que el agua discurre por antiguos arroyos que un día se convirtieron en calles.

Este medio preguntó este miércoles a la Junta de Andalucía sobre las últimas actuaciones ejecutadas para evitar inundaciones, las actuaciones previstas, la inversión que han supuesto y el plan de 1999. Aún no hay respuesta. El dato más aproximado parece ser el que ofreció Luis Planas el 10 de mayo de 2013. El entonces consejero de agricultura, pesca y medio ambiente informó al Parlamento andaluz de que desde 2008 a 2013 se habían ejecutado actuaciones de prevención de avenidas e inundaciones en trece municipios, entre los que estaba Málaga, por un importe total de 715.628,88 euros. Los daños de este último episodio ascienden, según la primera evaluación del consorcio de seguros, a unos diez millones de euros. “¿Y cuánto vale limpiarlo todo o reparar las infraestructuras?”, se cuestiona el catedrático.

El catedrático asegura que “no estamos preparados”. Cada dos o tres años ocurren episodios similares y en el mapa de zonas de riesgo potencial de inundaciones Málaga aparece en rojo como zona de prioridad máxima. Se sabe lo que va a pasar, y pasa. Este fin de semana hubo locales inundados, calzadas destrozadas, un inmenso boquete en una calle y dos jóvenes salvaron la vida in extremis. Quedó también una sensación de dejà vu en las imágenes del agua bajando desbocada otra vez por algunas calles de la ciudad.

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