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“Mandela no sabe nadar”, y la inmigración hace bajar las notas

David Karvala

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Hace muchos años, cuando Nelson Mandela estaba encerrado en la isla prisión de Robben Island, circulaba un chiste entre el movimiento popular sudafricano (o, para quien prefiera esta terminología, entre “el entorno de la banda terrorista Umkhonto we Sizwe”, el brazo armado del Congreso Nacional Africano que Mandela fundó poco antes de ser encarcelado). El chiste es este: “Un día, Mandela se escapa de la isla caminando sobre el agua. ¿Cuál es el titular en la prensa del régimen racista, al día siguiente? 'Mandela no sabe nadar!”.

El chiste me ha venido a la cabeza al oír las reacciones ante el reciente informe PISA, respecto al nivel educativo en diferentes países.

Desde el informe de 2003, dicen, los resultados de la escuela catalana han bajado, y tanto Irene Rigau como el ministro Wert coinciden en señalar a la inmigración como la culpable. En realidad, culpan a los hijos y las hijas de los inmigrantes. ¿No tienen razón? ¿No es lo que muestran las cifras? Pues depende de cómo las mires.

Es innegable que, durante la última década, Cataluña ha vivido una inmigración importante, que ha supuesto cambios muy significativos en la sociedad. (Hay que recordar que ahora los flujos migratorios van en sentido contrario. Ahora, muchas personas de fuera vuelven a sus países de origen, y mucha gente joven de Cataluña ha tenido que emigrar... para robar los trabajos, colapsar los servicios sociales y bajar las notas de otros países, se supone.) La llegada de un nuevo alumnado, procedente de fuera, con orígenes y costumbres diversas, podría haber sido una fuente de fricciones y problemas. No ha sido así, salvo en la imaginación de una minoría de fascistas y de algunos políticos, que deberían pensárselo un poco antes de abrir la boca.

En realidad, hemos presenciado un gran trabajo por parte de la comunidad educativa a la hora de lograr una buena convivencia dentro y fuera de las escuelas, entre chicos y chicas de diferentes orígenes. Ha habido incidentes, y los habrá, seguro, pero son la excepción. Hay quejas, sobre la falta de becas comedor y otros problemas similares, pero la causa no es el origen del alumnado, sino los recortes, impulsados tanto por Madrid como por la Generalitat. Los problemas que hay en la enseñanza tienen mucho que ver con estos recortes, o con el aumento de las ratios, así como con la crisis en general, y nada que ver con el color de la piel o la procedencia del alumnado.

Pero las estadísticas no mienten, ¿verdad? Pues a menudo sí. La naturaleza de las estadísticas es decir la verdad y mentir a la vez. Por ahora, daré por buenas las cifras del informe PISA. (En otro momento se podría estudiar si realmente evalúan algo más que la capacidad del alumnado de realizar tests). Aquí explico una posible situación que producirían las cifras publicadas, pero que demostraría una realidad muy diferente a la que nos presentan.

Imaginemos que en 2003 había un pueblo rural que tenía una escuela pequeña, bajo la amenaza de cierre por sólo tener 40 alumnos. El alumnado tenía un buen nivel académico, con una nota media de 7,5. Pasan los años, y va llegando inmigración de todo el mundo. Se apuntan 20 alumnos más a la escuela, que ahora ya no se cerrará. Bastantes de los chicos y chicas de fuera contaban con una escolarización pobre; si se les hubiera puntuado, habrían sacado un 2 o quizás un 3. Después de un tiempo en una buena escuela pública, con un profesorado comprometido, han podido desarrollar sus capacidades, aunque todavía les queda bastante para alcanzar; digamos que el alumnado recién llegado ahora sacaría una media de 5. Justito, sí, pero supone un paso adelante importante. El alumnado “autóctono”, mientras tanto, amplía sus conocimientos -gracias a conocer gente más diversa- y ahora sacaría una media de 8. Todo esto es positivo, ¿verdad? Pues según las estadísticas, no. La media de la escuela habría bajado de un 7,5 a un 7. Cosas de las estadísticas.

Es decir, que en una situación como ésta, las cifras pueden ser ciertas, pero totalmente erróneas a la vez. Las situaciones reales que se dan en las escuelas de Cataluña seguro que son muy diversas, y puede haber mil historias diferentes. Pero se pueden afirmar algunas cosas con toda seguridad. Primero, que los que recortan la enseñanza, y aún más los que intentan imponer modelos educativos neofranquistas, son unos sinvergüenzas si quieren culpar a la inmigración, los chicos y chicas de fuera, por la situación resultante. Segundo, que la llegada de personas recién llegadas a las escuelas catalanas no es una amenaza, sino que puede ser un activo muy importante, si se trabaja bien.

Así que el tercer punto es que, ante las interpretaciones interesadas de las cifras del informe PISA, podemos afirmar que ante lo que se ha vivido en Cataluña en los últimos años -cambios demográficos, recortes impuestos desde arriba...- la comunidad educativa sí ha trabajado bien. (Y deberíamos aclarar aquí que la comunidad educativa incluye a las personas que trabajan o estudian en las escuelas, los espacios de ocio, los y las educadoras sociales...)

En definitiva, la comunidad educativa ha demostrado su capacidad de caminar sobre el agua. Pero el titular es que, por culpa de la inmigración, no sabe nadar.

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