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Cinco patinazos del PP de Valencia

El presidente del PP en la ciudad de Valencia, Alfonso Novo, durante una intervención.

Carlos Navarro Castelló / Moisés Pérez

Tras la marcha de la exalcaldesa Rita Barberá al Senado, los populares en la ciudad de Valencia, ahora presididos por el concejal Alfonso Novo, parecen desorientados. A falta de un líder que vuelva a relanzar al partido y defina una estrategia de oposición que les permita recuperar el terreno electoral perdido, los grandes gestos contra el actual tripartito no han tenido el efecto deseado. O se convierten en ridículos como el protagonizado esta semana a cuenta del coste de la reforma del despacho en alcaldía. Estos son cinco de las 'pifias' más sonadas en lo que va de mandato.

-El misterio de la bandera de España del puerto. La primera pifia de los populares de Valencia se produjo a los pocos días de la toma de posesión de Joan Ribó (Compromís) como nuevo alcalde de Valencia. Fue a mediados del mes de junio cuando uno de los antiguos asesores del PP de Rita Barberá acusó a Ribó vía Twitter de eliminar la gran bandera de España que ondea junto a una senyera en la marina del puerto de Valencia. Sin embargo, el temporal que azotó a la ciudad aquellos días jugó una mala pasada al asesor popular, ya que en realidad la enseña española se había quedado enrollada en el mástil, como demostraron con imágenes otros usuarios de la red social.

- El insuficiente azul de la Senyera. Un mes después, otra bandera, en este caso la senyera, fue motivo de airadas críticas por parte de varios ediles y asesores del PP de Valencia, durante la Batalla de Flores. El equipo de gobierno municipal que preside Ribó decidió eliminar de las vallas las banderas de España, para cubrirlas en su totalidad con varias senyeras unidas. Varios fueron los reproches de los populares, a cada cual más surrealista. Desde que se perseguía crear un efecto óptico en el que mandaran exclusivamente las barras amarillas y rojas, hasta que la intención era minimizar el ancho del azul de la bandera para que se viese lo menos posible. Oposición de altos vuelos.

-El concejal que quería ocultar sus 200 euros. La red social Twitter fue escenario una vez más de otro conflicto, con el asesor del PP de Valencia más polémico como protagonista. El pasado 31 de octubre, Luis Salom se basó en la declaración de bienes que hizo el concejal de València en Comú Roberto Jaramillo nada más acceder al cargo, para acusarle de mentir al no constar ningún patrimonio tanto en metálico como en inmuebles, ni ninguna deuda a su nombre. Jaramillo, quien renunció a su sueldo como diputado provincial en la Diputación de Valencia, es estudiante y vive con sus padres, por lo que en aquel momento no tenía patrimonio alguno, tal y como argumentó la directiva de Podemos. Sin embargo, tras actualizar su declaración de bienes ya constaban 200 euros de media en su cuenta corriente en virtud de su retribución como edil de Valencia. Salom, que cobra 4.000 euros al mes como asesor del PP, puso en duda la veracidad de la declaración de Jaramillo en virtud de lo publicado en el Boletín Oficial de la Provincia.

-Primeras noticias de que la senyera ya era BIC desde 1962. Desde el PP, se quería forzar al ejecutivo de Ribó en polémicas como el de las banderas. Se buscaba o bien que se uniera a sus pretensiones de declarar de Bien de Interés Cultural (BIC) la enseña valenciana, y así se destacaba su iniciativa a su cargo, o bien retrataban el no apoyo del tripartito con la controversia consecuente sobre el no respeto a los símbolos por parte del nuevo gobierno local. Sin embargo, la moción se quedó en papel mojado. ¿La razón? Desde Compromís mostraron un certificado realizado por la Conselleria de Cultura en la que determinaba que la senyera ya era BIC desde 1962. De apuntarse un tanto, los populares quedaron como desconocedores de la protección que tenía la bandera valenciana.

-El gran despilfarro de Ribó... firmado por el PP. Era una denuncia destinada a romper la austeridad pregonada por el alcalde Joan Ribó. Vicente Igual, edil del PP, denunciaba este miércoles que el tripartito se había gastado 40.000 euros en reformar el despacho de alcaldía. Y que el nuevo equipo municipal se había ocupado de “ocultar”. Sin embargo, del éxito de esta denuncia se paso a la vergüenza al explicar el concejal de régimen interno, Sergi Campillo, que la reforma aprobada no era para la alcaldía de Valencia, sino para la pedanía de Castellar-l'Oliveral. Es más, según aclaró Campillo, el expediente lo firmó en 2014 el mismo edil que lo denunciaba. Y los números de ese gasto eran justos los desvelados por Igual. El coste de la reforma ejecutada en el despacho del alcalde ha sido de cerca de 14.000 euros realmente.

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