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El Nobel premia posturas irreconciliables sobre cómo actúan los mercados

Robert J. Shiller durante el foro de Davos en 2012 (World Economic Forum / Moritz Hager)

Belén Carreño

Un año más, la Academia sueca (aunque el Nobel de economía está promovida por el Banco de Suecia), ha optado por un premio compartido. Así, Robert Shiller, Eugene Fama y Lars Peter Hansen comparten galardón en este ejercicicio por sus aproximaciones a la hora de entender cómo los inversores ponen precio a los diferentes activos. Con el galardón a este dispar trío, el comité del Nobel se guarda las espaldas de mojarse para dar por buena una de las teorías económicas que tratan de explicar el funcionamiento de los mercados. La eficiencia (de Fama), frente a la irracionalidad (de Shiller).

Los tres economistas se encuentra año tras año entre los “nominables” para ganar este premio, especialmente Shiller, que año tras año encabeza las quinielas junto con Robert Barro, que ha sido el gran perdedor, el Murakami de la economía. Shiller (67 años) es profesor en Yale e ideó un índice que rastrea los precios de la vivienda en Estados Unidos, el Case-Shiller, que le compró Standard and Poors y es uno de los más utilizados para conocer el precio de las casas en Estados Unidos. En una palabra, es un economista con teorías de utilización muy práctica y a las que ha sabido sacar rentabilidad.

Se da la circunsntancia de que muchos consideran que las teorías de Shiller y Fama son irreconciliables. Fama, considerado el padre de la economía financiera moderna, defiende la eficiencia de los mercados y la posibilidad de predecir el precio futuro a partir de la información disponible en la actualidad. Según el economista José Carlos Díez, Fama considera que “es imposible batir al mercado”. Shiller, por su parte, acuñó la famosa frase de la “exhuberancia irracional de los mercados” (que luego hizo famosa Alan Greenspan el presidente de la Reserva Federal en los noventa). Emilio Ontiveros, uno de los pocos especialists españoles en economía financiera, explica cómo Shiller ha logrado sumar la psicología -la mujer de Shiller ejerce esta profesión- con la economía para estudiar el “comportamiento” de los mercados.

Según los expertos, Shiller, que anticipó la crisis de las puntocom a principios de la década pasada y luego la de la vivienda en EEUU que originó la crisis actual, ha demostrado que sus teorías eran las más acertadas, mientras que el estallido de los mercados habría puesto en solfa la eficiencia promovida por Fama. De los tres nominados, Shiller es al que se le podría considerar más próximo a teorías “de izquierda” y Fama en el lado contrario.

Shiller ha tenido como colaborador muy próximo a George Akerlof, premio Nobel de Economía en 2001, que compartió con Joseph Stiglitz. Akerlof es, además, marido de Janet Yellen, recién elegida como presidenta de la Reserva Federal. En definitiva, es de un cerrado, y afamado, grupito de economistas demócratas. Shiller y Akerlof escribieron juntos “Animal Spirits”, un libro que recata y pone en valor el neokeysianismo y que a la vez pone en valor el componente psicológico de la economía.

Hansen, por su parte, es considerado un técnico puro y duro, una suerte de bisagra entre los otros dos especialistas.

Malabarismos de la Academia

“La crisis financiera reflejó los fallos e imperfecciones de nuestro sistema financiero”, indicó Shiller en una breve intervención telefónica durante la rueda de prensa en la que fue anunciado el nombre de los ganadores del premio. “Estamos ya trabajando en corregir estos fallos, pero llevará décadas”, añadió, aunque recordó que “ha habido crisis financieras muchas veces a lo largo de la historia y hemos aprendido de ellas”, recoge Europa Press.

Para Ontiveros, los suecos han decicido otorgar el galardón al mismo tiempo a Fama y Shiller para no validar ninguna de las dos teorías. “Reconocen así el trabajo de Fama, que fue uno de los primeros en estudiar teóricamente el comportamiento de los mercados, avalan la parte académica”. Sin embargo, Ontiveros recuerda que Shiller representa la “modernidad” realmente en la disciplina económica que estudia el precio de los activos. “Fama es el patriarca pero la crisis le ha desautorizado”, concluye.

Hansen, profesor en la Universidad de Chicago, es un econometra que también era uno de los aspirantes más nombrados este ejercicio. En sus teorías econométricas intenta poner valor a activos que cotizan en los mercados con una especial relación con la gestión del riesgo. Su corriente se enmarca dentro de la economía aplicada. El autor ha escrito papers -trabajos de investigación- con dos autores españoles: Manuel Arellano y Enrique Sentana. Ambos del Centro de Estudios Monetarios y Financieros, CEMFI. Para ambos españoles cofirmar con el recién estrenado premio Nobel es un espaldarazo a sus investigaciones.

Fama, nacido en 1939 -el mayor de los tres- y profesor en la Chicago Booth School of Business, está más centrado en la evolución de los mercados financieros a largo plazo. Fama lanzó una teoría de eficiencia de los mercados, y de valoración del precio de las acciones, que clasificaba en tres tipos la eficiencia: muy robusta, semi robusta y débil. El autor da mucha importancia a la información disponible a la hora de trasladarla a los precios. Fama elaboró con otro autor, French, una serie de factores para explicar los precios. Los factores Fama-French.

En conjunto, la academia ha reconocido así la importancia de la fijación de precios en un momento en el que la valoración de activos es una de las tareas más difíciles a las que se enfrentan economistas y Gobiernos tras la debacle de la recesión. Crisis provocada, en gran parte, por la sobrepreciación, en este caso, de la vivienda. “Han jugado con el equilibrio entre los teóricos y los pragmáticos”, glosa Ontiveros.

En los cinco años de crisis, el nobel de Economía se ha repartido de forma desigual, con nominaciones muy poco habituales, la mayoría de ellas compartidas. Desde que Paul Krugman recibiera su nobel en 2008, Shiller es el siguiente “famoso” de la lista en recibir el galardón. En opinión de Juan José Dolado, uno de los pocos economistas españoles a los que se recaba su opinión para los candidatos a Nobel, actualmente es muy difícil que un solo autor reúna los requisitos suficientes para recibir este galardón en solitario, por lo que veremos muchos más premios compartidos. “Fíjese que ni Higgs lo ha recibido en solitario”, recuerda Dolado en referencia al descubridor del Bosón de Higgs.

Lo cierto es que el Nobel de Economía es uno de los más “sensibles” ya que intrínsicamente su nombramiento supone el respalo a una teoría que en la mayor parte de las ocasiones tiene una adscripción ideológica determinada. De hecho, durante la crisis la selección de los ganadores ha sido especialmente tortuosa, y este es uno de los premios más polémicos al estar directamente relacionados con el desarrollo del embrión de la crisis.

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