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Las cargas policiales del 1-O también lastiman al turismo internacional

Un grupo de policías carga contra un grupo de personas que se concentraron ante los colegios electorales durante el referéndum del 1 de Octubre.

José Precedo / Marta Garijo

La primera semana de octubre el empresario Antonio Catalán, fundador de la cadena AC, recibió una llamada del magnate Arne Sorenson interesándose por los acontecimientos de Barcelona. El presidente de Marriot, el mayor emporio hotelero del  planeta –más de un millón de habitaciones, 5.700 establecimientos repartidos por los cinco continentes– y con el que AC mantiene una alianza empresarial desde 2011, había visto los vídeos de las cargas policiales el 1-O y quería saber si tenía que preocuparse.

Catalán se esforzó en tranquilizarlo, recordó que ha habido muchas manifestaciones masivas en Catalunya durante estos años, que lo del domingo aquel fue un episodio aislado y que Barcelona siempre ha sido una ciudad tranquila.

Las imágenes de los porrazos, las patadas en los colegios electorales y la lista de más de 1.000 heridos de la Generalitat también hicieron saltar las alarmas en American Airlines, que decidió señalar a Barcelona como uno de los destinos bajo alerta aquella misma semana. La compañía aérea recomendó a sus clientes no volar a la capital catalana entre el 3 [fecha de la huelga general] y el 13 de octubre “ante la previsión de problemas derivados de las tensiones políticas entre la Generalitat y el Gobierno central, que han causado movilizaciones multitudinarias”. El Foreign Office británico y el ministerio de Exteriores alemán lanzaron avisos similares. 

Este jueves 150 empresarios extranjeros madrugaron para acudir al hotel Gallery, en pleno centro de Barcelona, y recibir también su dosis de tranquilidad. Les citó la Cámara de Comercio de Francia, una institución privada con 130 años de historia que agrupa a empresas y sociedades francesas en España, pero que rara vez consigue ese poder de convocatoria.

El asunto del día era la situación política de Cataluña. Aunque en el auditorio había representantes de todos los sectores y se habló de la fuga de empresas y lo que consideraban una remota posibilidad de ver una Catalunya independiente, los que peor lo pintaron fueron los del turismo. Representantes de una importante cadena de gran lujo cinco estrellas aseguraron en ese encuentro que sus reservas habían caído un 20% desde octubre y que, de seguir así las cosas, acabarán despidiendo empleados.

El director de la Cámara francesa, Philippe Samam, admite que en la cita se habló de las cargas policiales que aparecieron en toda la prensa internacional. “Intentamos analizar el 1 de octubre y la violencia que ha dado la vuelta al mundo. Algunos dirán que han puesto en el mapa el tema de Cataluña, pero lo que ha quedado es el miedo a la violencia que han visto en todas partes. Yo he intentado desdramatizar y recordar que aquí se vive muy bien. En siete años hubo millones de manifestantes sin ningún incidente. Nos perjudica esta imagen de violencia, aunque fuese solo unas horas”.

Los empresarios franceses con intereses aquí acabaron suscribiendo el jueves un comunicado en el que piden “al conjunto de la clase política mayor inteligencia colectiva, escucha, diálogo y estabilidad, elementos claves para el desarrollo de las empresas y la importancia de mantener entre todos las marcas Barcelona, Cataluña y España”.

El sector, que salvo excepciones, ha evitado criticar la respuesta policial el día del referéndum, tiene pánico a que esas escenas de violencia puedan repetirse y truncar la espectacular curva de crecimiento del turismo. En la mente de todos están los atentados de Barcelona y Cambrils, cuyos efectos económicos todavía no han sido analizados, aunque las fuentes consultadas no son pesimistas.

Hasta agosto, cuando se produjeron los ataques, habían llegado a España 53,7 millones de visitantes, de los que 13,7 millones eligieron Cataluña. Las previsiones del Gobierno español apuntaban a una cifra de 83 millones de turistas llegados del extranjero rompiendo un nuevo récord, como ya pasó en los últimos dos ejercicios. Cada mes de verano solo Barcelona, la envidia del sector, vende dos millones de noches de hotel a unos precios que no tienen comparación en toda España.

En la receta del éxito español por encima de sol, la playa y la gastronomía, está la consideración de España como un destino seguro.  Ninguna otra variante pesa tanto para elegir un lugar de vacaciones o congresos, según los expertos que analizan la demanda del sector. Y si no que se lo pregunten a las autoridades egipcias o turcas que han visto cómo en solo un lustro se desplomó su actividad. Parte de ese tráfico se ha desviado estos años a la costa española.

El Gobierno español es consciente del descrédito que nuevos episodios como el del 1-O pueden ocasionar a la llamada marca España ahora que el conflicto parece enconarse tras la declaración del artículo 155 y ha desplegado al ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, por distintas televisiones internacionales para minimizar el impacto. Este domingo en una entrevista de la BBC Dastis aseguró, para sorpresa del presentador, que algunos de esos vídeos son “fakes news”. El ministro ya había pasado algún que otro sofoco con periodistas extranjeros que insistían en la violencia de la actuación policial.

De momento las instituciones oficiales, ni el Consorcio de Turismo, ni el Ayuntamiento, no tienen cifras de cómo se va a cerrar el mes, aunque las primeras prospecciones no hacen temer un descalabro, apuntan las fuentes consultadas.

Una noche en el Mandarin Oriental, el establecimiento de más lujo de la ciudad, este fin de semana, sale por 525 euros. En la torre del Arts, ahora bajo la marca Ritz, tampoco había camas por menos de 461 euros. Para el puente de noviembre apenas quedan habitaciones ya y pernoctar cuatro días en un tres estrellas del montón saldrá por 500 euros, según búsquedas realizadas por este diario a través de páginas de reservas de Internet.

En el mundillo no hay unanimidad sobre la repercusión de la situación política en Catalunya, y muy especialmente de las imágenes en los canales internacionales durante el 1-O, pero son varias las voces que hablan de una caída en la ocupación de entre el 15% y el 20%. Entre ellas, Exceltur. El lobby más influyente ha evitado, a diferencia de lo que hacen algunos de los empresarios en privado, criticar la respuesta del Gobierno al referéndum anulado por el Constitucional, pero en sus prospecciones a futuro traza dos escenarios: uno en el que se perderán 1.200 millones de euros en el último cuatrimestre si la situación política no se aclara, y otro todavía peor, de 1.796 millones de descenso de ventas, si se reproducen los episodios violentos.

Lo explicó este martes el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda: si los altercados se volviesen “constantes” y “se dirimen en la calle los asuntos que deberían dirimirse en otras instancias”, el desplome del turismo en Catalunya podría alcanzar el 30% del negocio total y desembocar en una catástrofe.

Antonio Catalán, sin embargo, defiende que en los diez hoteles que AC by Marriot gestiona en Catalunya no hay noticias de ese 20% de caída en las reservas. Sus establecimientos, algunos con más de 400 habitaciones, mantienen una ocupación del 85% y con unos precios estables que oscilan entre los 160 y los 200 euros por noche.

Este empresario, que rara vez se muerde la lengua, insiste en mandar señales de calma pero a la vez advierte al Gobierno de que actuaciones policiales como las del día del referéndum pueden frenar a un sector estratégico en la economía: “Nosotros acabamos de presentar los presupuestos en Londres con Marriott y no hemos tocado los números. Si no vuelve a suceder lo del 1-O... A nuestro turismo no le preocupa quién esté en el Gobierno de la Generalitat o incluso si se produce una hipotética declaración de independencia. Lo complicado de esto es que falta inteligencia emocional, lo del domingo 1 fue innecesario, el referéndum ya se había declarado ilegal”. 

El propietario de un cinco estrellas ubicado en la zona noble de la ciudad sostiene ya que en sus libros hay un antes y un después del 1 de octubre. “Hemos caído 15 puntos, se anulan reservas todos los días y lo peor es que no está entrando nada para los próximos meses. Estamos muy preocupados y no vemos que políticamente se esté gestionando bien. Las cargas policiales fueron un error y se vieron en todo el mundo”.

420 millones en sedes hoteleras en un año

Siguiendo muy de cerca todo lo que ocurre en Catalunya está el gran capital: los fondos de inversión tenían muchos planes para la joya del Mediterráneo. En Barcelona en solo un año, desde julio de 2016 al verano siguiente, la inversión en edificios hoteleros fue de 420 millones de euros. Y ocho de cada diez operaciones las manejaron fondos y cadenas extranjeras, fundamentalmente de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. Son datos de BRIC Consulting, una empresa acostumbrada a mediar en este tipo de transacciones.

Juan Gallardo es uno de sus socios y  trata a menudo con esos peces gordos que no tienen patria y a los que les resulta indiferente invertir aquí o a 5.000 kilómetros de distancia. Este consultor sostiene que también su negocio está sufriendo los efectos de aquellas cargas policiales y del efecto que provocaron justo el día en que Catalunya estaba tomada por medios de comunicación de todo el mundo.

Desde esa semana, el mercado frenó en seco, afirma. Ni estudio de inversiones, ni presentación de nuevos proyectos, ni búsqueda de financiación, todo en stand by.  “En un momento en que había 1.000 periodistas, muchos extranjeros, salen las manifestaciones, las cargas televisadas... Se veía venir un cierto parón pero es que desde entonces ha habido una atonía total. Inversores latinoamericanos que han comprado hoteles y edificios de apartamentos turísticos o residencias de estudiantes en Barcelona lo han parado todo y algunos están pensando en desinvertir”.

Gallardo da gracias por haber firmado el 30 de septiembre su última gran operación de la que no ofrece más detalles: “Teníamos la due diligence [auditoría] lista, si la llegamos a programar para una semana más tarde, no se cierra”.

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