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Sobre este blog

Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

Homeland, artistas, abogados, profesores y “piratas”

Schloss Solitude (Stuttgart, Alemania) [foto por pij56, Creative Commons BY]

Stéphane M. Grueso

Estos últimos días tuve la oportunidad de participar en un interesante encuentro en torno a la cultura, el arte, el copyright y el futuro en La Akademie Schloss Solitude en Stuttgart, Alemania. No es algo realmente novedoso para mí, en el sentido que me muevo en estos círculos de la cultura libre y regularmente nos juntamos en foros para hablar del futuro y problemáticas del sector. Pero aquí pasaron algunas cosas curiosas que me gustaría comentaros. Lo primero fue la genial composición de las jornadas, de nombre Curated by Law, organizadas por el jurista Roberto Yanguas, una de esa brillantes mentes nacionales que hemos 'exportado' y que vete a saber si recuperaremos. Y que ahora mismo se encuentra en Cracovia investigando y publicando. (#MarcaEspaña) Varias de las ponencias estaban formadas por tandems de artistas y juristas que iban a explicar sus creaciones y los conflictos de estas con las leyes y en general el difuso límite entre la creación artística y la ley.

En mi caso fui junto con el abogado Javier de la Cueva a hablar de ¡Copiad, malditos! que fue el primer documental coproducido en España por una televisión pública (y privada) con una licencia Creative Commons. Pero lo más interesante no sucedió en las ponencias, que fueron algunas magistrales, sino en las sobremesas, como suele pasar en estos casos. En los dos días tuvimos varias de esas reuniones informales (regadas con vino de la tierra) y compuestas por artistas, abogados, catedráticos de derecho y otros académicos. Discutiendo ahora con más libertad y sin el corsé del formato de ponencia sobre estos mismos temas. Y de todo lo hablado me quedé con una cosa. Salió el tema de la serie de ficción producida por Showtime, HOMELAND, de la cual se han emitido ya las dos primeras temporadas en Estados Unidos (el último capítulo de la segunda se emitió el 16 de diciembre de 2012), que es un verdadero fenómeno de masas y que mucha gente la considera una verdadera obra de arte, entre ellos los allí sentados. Esta serie ha sido ya premiada. Se está grabando la tercera temporada y todo el mundo habla de ella.

Y claro, todo el mundo la está viendo. Sí, aunque no la emitan en tu país. Internet es así. Y los seres humanos son así. Les gusta compartir. Compartir es vivir, amigos. Al ratito, los ordenadores portátiles y las memorias USB volaban de una lado a otro y presentaciones y contenidos copyleft volaban de un sitio a otro, y claro, pues Homeland, también.

Recordé en ese momento que ya en el viaje de ida había visto en Barajas alguien con un iPad o algo viendo un capítulo de la serie, o por lo menos reconocí al actor Damian Lewis, que me encanta (y del que no puedo dejar de recomendar Warriors, ya que estamos, producido por una TV pública, by the way, y que es una ma-ra-vi-lla). No he visto todavía Homeland, pero supongo que se trataría de esta serie la que staban viendo en tablet en el aeropuerto. Lo que sí es seguro es que a la vuelta, en el asiento 5D del vuelo Zürich-Madrid, había un señor de entre 20 y 30 años viéndose un capítulo de Homeland en su Mac. El archivo estaba nombrado en español, algo como: “Homeland-SE01x03-SinAntecedentes.mkv” y lo estaba viendo sin subtítulos. Ni idea de en que idioma estaba.

La cuestión es sencilla. Ahora mismo, todo el mundo está viendo Homeland en todo el mundo. En España la está ofreciendo un canal de pago, Fox TV. Pero no es bastante. Hacen falta alternativas. Alternativas rápidas, sencillas y baratas. Si no, la gente las busca, y eso es algo que no se va a poder parar.

Os recuerdo el entorno en el que me hallaba: artistas, profesores universitarios, directores de instituciones culturales, académicos... Y todo esto en un castillo rodeado de nieve en Stuttgart, que debe de ser una de las ciudades con mayor nivel de vida del mundo.

Sigo.

La cuestión es que TODOS los que estábamos allí, según fuimos contando, pagábamos o lo intentábamos por contenidos culturales. Pero no el precio que nos ponían que era en ocasiones muy elevado (¿¿¿15€ por un CD... ??? ¿quién quiere hoy en día un CD? ¿para qué sirve un CD...?).

Uno contaba que él siempre intentaba adquirir la música de “forma legal legal” pero que si no la encontraba en la tienda y a un precio aceptable, pues ejercía su derecho a la copia privada y la descargaba. Claro. A esta persona no le gustaban precisamente la música mainstream y está harto de buscar tanto físicamente en tiendas, como en los catálogos de iTunes y Amazon y lo que quiere es acceder a la cultura. Todo lo que encuentra online a un precio razonable, lo compra, principalmente en las páginas de los artistas, intentando saltarse intermediarios.

Yo en mi caso conté como me gasto unos 150/200€ euros al año en series, pero ni un sólo euro se queda en mi país, pues todo lo compro online en http://amazon.co.uk, que tiene un mejor catálogo, ofrece mejores precios que las tiendas online de mi país, llega el pedido antes y no me cobran gastos de envío... ejem.

Otra persona nos contaba sobre el tema de los VPN (Virtual Private Network, Red Privada Virtual) servicios para conectarte a internet con la IP de otro país y poder así acceder a contenidos a los que no podrías desde el tuyo. Por ejemplo, el player de la BBC. Yo probé hace tiempo uno y me suscribí a Netflix desde España, pero se veía sólo en definición estándar y no tenía suficiente velocidad de conexión debido al VPN. Ahora me han recomendado un nuevo proveedor y tal vez lo vuelva a intentar. Costes del VPN: 79 US$ al año. Ah, y el acceso online al catálogo de Netflix cuesta 7,99US$ al mes... O sea, 5,93€ al mes. Lo voy a poner en letra y en mayúsculas: “CINCO CON NOVENTA Y TRES EUROS AL MES”. Sí, habéis leído bien, 5,93€ al mes. Un tercio de lo que cuesta un CD de esos que intentan vendernos. Y tiene un catálogo bastante impresionante. Así, sí.

Insisto: el entorno en el que me hallaba: artistas, profesores universitarios, directores de instituciones culturales, académicos...

Un último ejemplo del problema de no entender internet. Os lo dejo en una captura de una tienda web de una gran editorial. Yo había visto en numerosas ocasiones ebooks cuyo precio era 50 céntimos más bajo que la edición en papel. Sí, esa edición que necesita materiales, imprenta, transporte, distribución física, tienda, comisiones, etc, etc, etc... Pero esto, no lo había visto nunca:

El ebook, MÁS caro que la copia en papel. Y luego seguirán diciendo que la principal razón de la llamada piratería no tiene nada que ver con la falta de alternativas legales y razonables de consumo... ¡Ja!

Por cierto, que una vez más se demuestra, que los que más compartimos, somos los que más gastamos en cultura.

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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

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