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Los colegios no están preparados para dar respuesta a los niños superdotados

Los colegios no cuentan con recursos para tratar a los alumnos superdotados.

Eduardo Azumendi

“Entre un 2% y un 5% de las niños son superdotados, pero los centros educativos no están preparados para dar respuesta a estos casos”. Leandro Silva Almeida, catedrático de Psicología Educativa de la Universidad de Minho, explica que entre los niños superdotados identificados en el primer curso, solo el 28% proviene de familias con bajos ingresos, mientras que el 72% pertenece a familias con altos ingresos. Pero en el quinto curso, el 56% de los que provienen de familias con menos recursos, pierden talento. “La escuela tiene que ser responsable para que esto no ocurra”, advierte.

Almeida ha participado en el International Congress of Educational Sciences and Development, celebrado en Bilbao y en el que ha desarrollado una ponencia sobre los alumnos con altas capacidade. “Los alumnos superdotados representan a un pequeño porcentaje de todo el alumnado, y se pueden definir como aquellos alumnos con altas habilidades y capacidades”. Tradicionalmente, la superdotación se ha relacionado con las habilidades congnitivas e intelectuales, que se identificaban mediante los test de inteligencia. Pero hoy en día se ofrece una definición más amplia. “Aparte de las habilidades congnitivas, también se deben incluir otras áreas, como la personalidad, con rasgos como la perseverancia y el perfeccionismo, y la motivación”.

También influyen otras variables del contexto en el desarrollo de la excelencia, entre ellos, el nivel socio-económico de la familia. Aunque el niño puede ser superdotado, las altas capacidades no siempre se manifiestan. Por eso, “es más probable que se manifieste y se identifique en un entorno más favorable. Las altas capacidades son fruto de la combinación de las capacidades naturales del niño y el proceso de desarrollo que se le proporciona. Es decir, la inteligencia es necesaria, pero no suficiente para explicar la excelencia”.

El hecho de ser superdotado no implica que el alumno deba ser bueno en cualquier área, apunta Almeida. “Existen diferentes tipos de inteligencia, como la inteligencia musical, lingüística, interpersonal, intrapersonal, existencial, corporal, espacial o naturalista. El niño puede presentar altas habilidades en algunos campos, pero no en todos va a ser igual de habilidoso”.

Del mismo modo, las aptitudes pueden manifestarse de diversas formas. Así, alrededor del 15% de los niños superdotados tienen bajo rendimiento escolar. “No hay que identificar la superdotación con el alto rendimiento académico. Por ejemplo, Bill Gates abandonó la universidad”.

Siguiendo con los falsos mitos, ha negado la veracidad de la tan extendida creencia de que estas personas tienen problemas de socialización y problemas emocionales. “No son características de la superdotación, aunque puede haber factores de riesgo que puedan provocarlo”.

Difícil identificación

Todas estas variables hacen que no sea sencillo identificar a estas personas. “Es necesario diagnosticar los casos para responder a las necesidades de estos alumnos. Para ello, el profesor debe observar si el niño muestra ciertas características relacionadas con esta condición, como el fácil entendimiento, creatividad, curiosidad…”.

A la dificultad del diagnóstico hay que añadir que las escuelas no están preparadas para intervenir de forma adecuada. “No hay los recursos necesarios y los profesores no están suficientemente formados. Los centros deben ajustarse a las necesidades de todos los alumnos, por cuestiones de equidad educativa. Cuando la escuela se justifica diciendo que no están preparados, es un desastre. Hay que empezar a desarrollar y sistematizar las respuestas”.

Para hacer frente a estos problemas, el catedrático aporta algunas medidas educativas. Por ejemplo, adelantar de curso al alumno, lo que puede favorecer la motivación y el rendimiento. Por otra parte, resulta conveniente realizar programas de enriquecimiento, tanto escolares como extra-escolares. También propone la agrupación de los superdotados en grupos, clases o escuelas que reúnan a niños de su misma condición, aunque esta medida puede resultar más segregadora.

También hay medidas más fáciles de implementar en cualquier colegio, como nombrar un tutor al alumno superdotado para que le haga un seguimiento especifico.

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