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La 'vieja guardia' del PSOE mete en un nuevo aprieto a Pedro Sánchez en plena precampaña

Felipe González posa junto a los expresidentes andaluces Manuel Chaves, José Antonio Griñán, y Susana Díaz en abril de 2014 / Foto: EFE

Irene Castro

Pedro Sánchez reivindica los 137 años de historia del PSOE, pero a veces parte del pasado se le viene en contra. Es lo que le ha ocurrido en plena precampaña con la decisión del juez del caso ERE de procesar a los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán. En los últimos días, el candidato socialista también ha tenido que responder por los vínculos de Felipe González con el socio iraní de Juan Luis Cebrián para el que intercedió ante un genocida africano. 

El PSOE asume con resignación la apertura de juicio oral contra los expresidentes de la Junta y una veintena de cargos más, entre ellos la mano derecha de Chaves, Gaspar Zarrías, y la exministra Magdalena Álvarez. “¡Qué le vamos a hacer!”, responde desalentado un miembro del Comité Electoral, “Ha sido y ha sido. Ellos han dado un ejemplo a diferencia de lo que hace el PP”. Esa es la principal baza que está esgrimiendo el PSOE: el ataque a los de Mariano Rajoy por mantener en sus cargos a quienes tienen sospechas de corrupción, como el presidente murciano. 

“Asumieron sus responsabilidades en primera persona”, ha defendido el candidato socialista, que ha mostrado su respeto a la presunción de inocencia, aunque ha evitado defender la “honestidad” y la “honradez” de Chaves y Griñán, como sí han hecho otros dirigentes. Antonio Hernando ha sido el encargado de Ferraz de defender la honorabilidad de los expresidentes andaluces y mostrarse convencido de su inocencia. También Susana Díaz ha asegurado que sus predecesores son personas “honestas que nunca se han beneficiado de los cargos”. 

La estrategia de Ferraz y del PSOE andaluz son idénticas si bien Sánchez ha evitado el titular defendiendo la inocencia y la honradez de los que fueron presidentes del partido. Tanto la dirección federal como la andaluza tratan de capear el temporal y que el asunto pase a un segundo plano. 

“No creemos que tenga efecto electoral. Es un asunto ya descontado –expresan fuentes próximas a la presidenta andaluza–. Desde un punto de vista humano es doloroso porque son gente honesta que, además, no se han llevado ni un euro y están apartados ya de la vida política”. El PSOE estaba más que avisado de que esta decisión podría comunicarse en estas fechas. De hecho, Chaves y Griñán pidieron su baja voluntaria y temporal del PSOE hace ya unos días.

La dirección de Pedro Sánchez tampoco quiere decir si teme que el procesamiento de los expresidentes –a los que ha defendido y de quienes ha mantenido su inocencia desde que estalló el escándalo de los ERE– le perjudicará electoralmente. “No es cuestión de si nos va a perjudicar o no, el PSOE está dando ejemplo”, se limitan a decir desde el Comité Electoral. “Soy un político limpio”, ha sido la respuesta de Sánchez, que lo fía todo a que los españoles perciban que ha tomado medidas contra la corrupción. 

Sin embargo, hay quienes en privado no ocultan que la decisión judicial es un varapalo aún mayor por la cercanía de las elecciones. “El momento es criminal”, responde un presidente autonómico que prefiere no ser citado. 

La vinculación de Chaves y Griñán en el escándalo de los ERE es un asunto delicado en las filas del PSOE. Sánchez y Díaz evitaron pedir su cabeza nada más ser imputados aduciendo que declaraban voluntariamente y sin que se les atribuyera un delito concreto. La exigencia de abandonar su escaño se produjo una vez que el Supremo confirmó su imputación. En la 'vieja guardia' sentó mal el trato dispensado por los actuales dirigentes a los expresidentes cuando se anunció que les reclamarían sus actas en caso de que la investigación les afectara. En la retina tenían la fulminante expulsión de los usarios de las tarjetas black antes incluso de que fueran imputados. 

Las portadas de Felipe González con el socio de Cebrián

Pero a los nombres de Chaves, Griñán, Álvarez, Zarrías, Viera y un par de decenas más se suma en los obstáculos de Sánchez el del principal referente del PSOE: Felipe González. Los socialistas llevan un mes afrontando las portadas que vinculan al expresidente del Gobierno con el empresario iraní Massoud Zandi, el socio de Juan Luis Cebrián en una petrolera y que figura en los Papeles de Panamá. 

La dirección del PSOE defiende al expresidente y evita criticar su actividad privada. “Sé lo que saben millones de españoles, que fue el presidente que trajo la democracia”, dijo Sánchez después de que El Mundo revelara que González intercedió a favor de Zandi ante un genocida africano. “Es un señor que se gana la vida fuera de la política”, expresa un destacado presidente autonómico socialista. No obstante, hay miembros de la dirección socialista que admiten que las relaciones de González con empresarios, como Carlos Slim, o las 'puertas giratorias' lastran su imagen. 

Los aprietos que la 'vieja guardia' ha ocasionado en la precampaña de Sánchez se suma a otros tropiezos y temores que sobrevuelan las filas socialistas, donde hay una importante preocupación por la “polarización” entre PP y Podemos que impera a un mes de las elecciones.  “Veo la campaña con preocupación, sinceramente porque está muy polarizada. Va a ser una campaña muy mediática en la que se habla poco de los problemas de los ciudadanos y vamos a volver al espectáculo”, reflexiona un barón. 

En ese sentido, el hartazgo de los ciudadanos es otro de los problemas que detectan algunos dirigentes socialistas consultados por esta redacción a los que preocupa que la abstención les afecte fundamentalmente a ellos. El Comité Electoral del PSOE admite, además, que tiene complicado marcar la agenda con sus propuestas y que la atención mediática se la llevan en otros asuntos, como Felipe González, por ejemplo. 

A pesar de que públicamente los socialistas presumen de que ven a sus bases movilizadas y que perciben empatía en las calles, los barones y el sector más crítico con Sánchez muestran en plena campaña preocupación por la deriva del partido. Así, en plena campaña, admiten que las cosas no van bien y que el partido debe entrar en un periodo de reflexión tras el 26J. 

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