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Sobre este blog

Sinsentido Común será un blog de política ficción en el que contaremos cosas que no son reales (aunque lo parecerán y jugaremos a parecer que lo sean, ¿vale?, ese es el pacto).

Ficcionaremos la realidad para que dé más risa aún de lo que ya por sí da. Risa floja, risa histérica, media sonrisa o risa congelada. Eso ya nos lo irán diciendo ustedes (la cara que se les queda al leerlo).

Un blog editado por Silvia Nanclares, Felipe G. Gil y Guillermo Zapata.

Me acuerdo 2012

Me acuerdo de mi primera factura con 21% de IVA.

Me acuerdo de tener discusiones con mi persona preferida por culpa del maldito dinero.

Me acuerdo de cancelar la preinscripción a un máster hecha en junio porque en septiembre las tasas se habían encarecido en un 150%.

Me acuerdo de mails que dicen que no me van a pagar. Me acuerdo de amigas diciendo “Yo te lo pago”.

Me acuerdo de ir a la oficina de la Seguridad Social a pedir un certificado de “persona sin recursos” para poder obtener la renovación de la tarjeta sanitaria. Y tener que hacer cola.

Me acuerdo del ERE de Macsa. Me acuerdo del ERE de El País. Me acuerdo de muchos EREs.

Me acuerdo de reirnos imaginándonos a Súper ERE, el súper heroe más chungo de la temporada.

Me acuerdo de la rabia de ir a parar mi primer desahucio y solo conseguir aplazarlo.

Me acuerdo de llegar tarde por culpa del metro. Por culpa del bus. Por culpa del deterioro de los transportes públicos.

Me acuerdo de Arenas, “el campeón” andaluz que nunca ganó.

Me acuerdo de un amigo enviándome noticias sobre la corrupción en Mallorca y diciéndome: “Esto es solo una pequeña parte”.

Me acuerdo de la noche que detuvieron a Díaz Ferrán. Fuimos a ver tocar a Nacho Vegas y cambió el título de su canción “Cómo hacer Crac” por “Justicia Poética”.

Me acuerdo de Wert graznando en el parlamento catalán: “¡Mi tesoro!”.

Me acuerdo de trolear a Percival Manglano y a Elena Valenciano y a...

Me acuerdo del Sánchez Fornet Bot absolutamente on fire. No era un bot.

Me acuerdo de los ministros reptilianos.

Me acuerdo de Felipe Puig y su cara de nada.

Me acuerdo de la dimisión de Esperanza Aguirre. De la incredulidad, de la suspicacia y de pensar: “¿Pero esto se puede hacer así, irse, de un día para otro, sin más, porque sí?”.

Me acuerdo de la LOMCE. Del nuevo canon de la LPI.

Me acuerdo del bastón de Mr. Adelson y de su extraordinario parecido con Mickey Rooney.

Me acuerdo de las mechas y de los block de Cristina Cifuentes. De su marido missing.

Me acuerdo de la mentira convertida en forma de gobierno.

Me acuerdo del ojo perdido de Esther.

Me acuerdo de la segunda toma de la plaza de Tahrir vista por streaming.

Me acuerdo de una concentración por el desalojo de La Osera y otra por La Salamanquesa, y otra por Casablanca, y otra...

Me acuerdo de un policía cogiéndome el 14N. Me acuerdo de un amigo apartándole de mi.

Me acuerdo de las UIP entrando en la Estación de Atocha persiguiendo a gente.

Me acuerdo de las UIP entrando en el parque de El Retiro detrás de manifestantes y pensar: “¿Cómo reconocerán a los que huyen de los que hacen running?”

Me acuerdo de los comercios abiertos durante la huelga que cerraban al paso de los manifestantes que corrían para que nadie se pudiera refugiarse en su negocios. Machotes.

Me acuerdo de la gente de Celenque, de su serena resistencia.

Me acuerdo de la huelga general de primavera. Me acuerdo de la huelga general de otoño.

Me acuerdo del cambio de Toma el Congreso a Rodea el Congreso.

Me acuerdo de que cortamos la calle junto con unas investigadoras que iban en bata blanca.

Me acuerdo de los bomberos de uniforme enfrentándose a los antidisturbios delante de las vallas del Congreso.

Me acuerdo de el pony de peluche que “se incautaron” las UIP el 25-S.

Me acuerdo de la Marea Verde. Del Tsunami Blanco.

Me acuerdo de explicarle a un hombre de la #mareablanca de 70 años cómo se usa twitter para “hacer la revolu”.

Me acuerdo de un video puesto en loop en el que un chaval la de una patada a un policía.

Me acuerdo del Baby Block, la mani más corta de la historia.

Me acuerdo de la cabecera de la manifestación del 25S con el “Que se vayan Todos” en la garganta.

Me acuerdo del estruendo de cacerolas.

Me acuerdo de la postal navideña de Merry, Chris y Mas (Artur Mas).

Me acuerdo de leer una metáfora que asemejaba a Artur Mas con Charlton Heston.

Me acuerdo de cantar “Violencia es escuchar a Russian Red”

Me acuerdo del capítulo de Mad Men en el que Joan...Joan...Bueno, Joan.

Me acuerdo de la sensación de darle al play tras descargar el último capítulo de Breaking Bad, de Homeland o de Black Mirror.

Me acuerdo de leer libros de Memento Mori y tebeos de Caramba.

Me acuerdo de oir hablar por primera vez de “proceso constituyente”.

Me acuerdo de La Selva y sus cocidos. Y las conversaciones alrededor de los mismos.

Me acuerdo de el vídeo de Feministas Indignadas sacándose rosarios del coño.

Me acuerdo de que el debate de “lo indepe” estaba en casi todas las conversaciones en Barcelona.

Me acuerdo de escuchar por primera vez la palabra “Cipotesis”.

Me acuerdo del día que Michel Foucault fue a Sálvame y se hizo pasar por Robin Williams.

Me acuerdo de la primera vez que escuché decir Luis de Windows. Y de decirlo.

Me acuerdo de la Mujeres de “La Unión” cantando “Somos La Unión y juntos podemos. Dónde hay una necesidad nace un derecho” en su local de Nueva York.

Me acuerdo de la Corrala Utopía, la Corrala la Alegría, la Corrala La Esperanza, la Corrala La Ilusión, la Corrala Libertad y la Corrala Conde-Quintana.

Me acuerdo de la finca ocupada de Somonte.

Me acuerdo de conocer a personas integrantes del 15M en Senegal: “Y en a Marre”.

Me acuerdo de la Mayoría Silenciosa.

Me acuerdo de Puto Helicóptero.

Me acuerdo de una Asamblea de la Comisión de Economía donde alguien dijo: “Tenemos que aprender lo más difícil. A hacer las cosas juntos”.

Me acuerdo de pensar que el 15M sólo lleva un año, no diez.

Me acuerdo de la gente de Cafe Amb Llet hablando en el Free Culture Forum.

Me acuerdo de Alinsky y su manual para revolucionarios pragmáticos. Y de “los Traficantes de Sueños”, así, como una banda de música punk, que nos permitieron conocerlo.

Me acuerdo de Colaborabora y su experimento de Hondartzan.

Me acuerdo del camarero Casillas parando a las UIP.

Me acuerdo de las señoras de Diego de León defendiendo el hospital de La Princesa con su visones y sus perlas enfurecidas.

Me acuerdo del Crowdfunding de 15mPaRato. De los 33 de Bankia.

Me acuerdo de la muerte repentina de García Calvo.

Me acuerdo de Los Mongoles dándolo todo en el aniversario del Patio Maravillas. Me acuerdo de que el Patio Maravillas cumplió cinco años, contra las leyes de la estadística, el sentido común y hasta de la gravedad.

Me acuerdo del premio nóbel de la PAH.

Me acuerdo de las CUP.

Me acuerdo de la presentación de No-Res.

Me acuerdo de escuchar una y otra vez a Fundación Robo, a Orxata... A la Polla Records.

Me acuerdo de las mujeres de Diamond Flash.

Me acuerdo de la primera reunión con la Oficina de Derechos Sociales de Sevilla.

Me acuerdo de cuando nos hicimos socios de COOP57.

Me acuerdo de las Residencias COPYLOVE.

Me acuerdo de cuando Bookcamping cumplió un año.

Me acuerdo de ver nacer El Intercambio Celestial de Whomba.

Me acuerdo de gastar dos bromas telefónicas parecidas a las personas con las que ahora escribo este blog.

Me acuerdo de percibir radicalización en el ambiente, urgencia, necesidad.

Me acuerdo de una fiesta en El Vaciador donde bailamos en calcetines hasta casi el amanecer.

Me acuerdo de “Preguntas” o de “Lo Madre”.

Me acuerdo de cuando viajar no parecía un lujo.

Me acuerdo de pensar y escuchar varias veces: “Era esto a lo que se referían los Mayas”.

Me acuerdo del día que estrenamos el blog.

Me acuerdo de un jersey de punto color naranja que me hizo mi madre. Muy útil para ser reconocida en fiestas y manifestaciones. Muy útil también en cargas retransmitidas por streaming en prime time por el canal estatal.

Me acuerdo de mi padre llamándome para saber si seguía teniendo seguridad social o no.

Me acuerdo que murió la madre de un amigo y yo no estaba en la ciudad, solo al teléfono.

Me acuerdo de que los días tenían 25 horas. Las semanas ocho días. El cansancio todo nuestro futuro.

Me acuerdo de escuchar las noticias con congoja.

Me acuerdo del día que mi padre tuvo que pagar sus primeros medicamentos (67 años, enfermedad crónica, 40 años cotizados, media de gasto en medicinas: 200€/mes, por pensionista, unos 30€ al mes).

Me acuerdo de mi abuelo, que se fue sin que pudiera devolverle el dinero que me prestó.

Me acuerdo de apuntar las horas de reproductivo.

Me acuerdo de viajes. De hacer como si no pasara nada.

Me acuerdo de comprar. De salir. De comer fuera.

Me acuerdo de conocer a mucha gente nueva. De tener ganas de resistir con ellas. De querer defender nuestros espacios sin saber muy bien cómo.

Me acuerdo de estar cansada. Muchos días.

Me acuerdo del sexo y su urgencia. Y de pensar que era lo mejor en medio de un naufragio.

Me acuerdo de mi madre llamándome y diciéndome “Anímame, por favor”.

Me acuerdo de cenar con un cuaderno apuntando ideas para cambiarlo todo.

Me acuerdo de llamadas de teléfono de amigos que no saben si volverse o no volver nunca más.

Me acuerdo de sentir que todo se parte y asumir la angustia. Que se parta.

Me acuerdo de que me robaron la cartera y las de mi ofi montaron una fiesta colecta para recuperar la pasta robada. Aunque lo más angustioso fue quedarme sin tarjeta sanitaria.

Me acuerdo del odio, de la rabia.

Me acuerdo de quedarme en casa.

Me acuerdo de muchos tuits.

Me acuerdo de reirnos. Me acuerdo de llorar. Me acuerdo de pensar: “Que se acabe el mundo, pues”.

Me acuerdo de las calles. Me acuerdo de las plazas.

Me acuerdo de abrazos.

Me acuerdo de pensar que todo es posible. Y agobiarme. Y excitarme.

Me acuerdo de enterrar las pasiones tristes. De reírme de lo viejo y angustiarme de lo nuevo.

Me acuerdo de haber pensado muchos días: “¿Por qué no hago/no hacemos más?”

Me acuerdo de sentir ganas de matar, quemar y chillar.

Me acuerdo de una charla sobre si tener hijos o no, si era posible o no.

Me acuerdo de mis abuelos y mis abuelas, que se lo están perdiendo.

Me acuerdo de que alguien me dijo al oído: “ahora hamor del bueno”.

Me acuerdo de escribir, escribir y escribir.

Me acuerdo de tener muchas ganas.

Me acuerdo de ti. Me acuerdo de nosotras. Ahí. Aquí.

[DISCLAIMER: Este post, como la mayoría que hay en este blog, ha sido elaborado a 6 manos. Como algunas personas ya os habréis dado cuenta, en Sinsentido Común a veces escribimos para hacer reír, otras para hacer pensar, otras para criticar...la mayor parte de las veces tratamos de mezclar de todo un poco. Y en todo caso, si hay alguna duda, ya lo sabéis: es mentira, es ficción, es chufla y no nos toméis en serio. Este blog nació en un año loco, lleno de cuerpos maltratados, de malas noticias y de sinvergüenzas mediáticos. Pero también fue el año de recuperar la esperanza en lo colectivo, de salir a la calle a gritar, de organizarse en red, de crear espacios para cuidarnos y compartir. Por un 2013 en el que podamos sonreír más, sea por lo que fuere. Compartid si os apetece en los comentarios vuestros “Me acuerdo” (basado, como algunos ya sabréis, en una idea metodología de Joe Brainard)]

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Sinsentido Común será un blog de política ficción en el que contaremos cosas que no son reales (aunque lo parecerán y jugaremos a parecer que lo sean, ¿vale?, ese es el pacto).

Ficcionaremos la realidad para que dé más risa aún de lo que ya por sí da. Risa floja, risa histérica, media sonrisa o risa congelada. Eso ya nos lo irán diciendo ustedes (la cara que se les queda al leerlo).

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