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El médico de Lampedusa señala a Occidente como causa de las migraciones

El médico de Lampedusa señala a Occidente como causa de las migraciones

EFE

Barcelona —

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Pietro Bartolo, el médico de la isla italiana de Lampedusa que ha atendido a más de 250.000 migrantes en 30 años, tiene una mirada profunda y amable, pero frunce el ceño y no calla ante la tragedia que ve a diario, y apunta directamente a Occidente como el causante del fenómeno migratorio actual en Europa.

“Es nuestra culpa que África sea el continente más rico pero donde vive la gente más pobre”, explica en una entrevista a Efe, y es por eso que cree que “Europa tiene el deber de acoger a los migrantes que llegan y aceptarlos en la sociedad con todos los derechos”.

Bartolo, que hoy pronuncia en Barcelona la conferencia anual de la Universidad de las Naciones Unidas, es el único médico que reside permanentemente en Lampedusa, una isla de 5.500 habitantes que está frente a las costas de Túnez y que es el primer territorio europeo que pisan miles de personas cada año: “sólo buscan serenidad”, cuenta.

El médico defiende la creación de corredores humanitarios que permitan a los migrantes viajar de forma segura desde sus países hasta Europa para que no tengan que emprender la travesía del Mediterráneo en balsas de goma, un viaje muchas veces mortal.

“Hay que evitar que tengan que morir”, afirma, y “garantizar el derecho a la vida”, algo que ahora se les niega y que provocó que al menos 5.000 personas murieran en el Mediterráneo en 2016.

“Un mar que ha sido un puente para que los pueblos del Mediterráneo se encontraran, ahora es un cementerio”, lamenta, y recalca que los migrantes son gente como nosotros, “sufren como nosotros, porque aún hay quien lo pone en duda”.

Bartolo decidió hacerse médico el día en que descubrió qué era la muerte. Con 16 años: se cayó por la borda del barco de su padre, nadie se dio cuenta y él, solo en alta mar durante tres horas, decidió que de mayor se dedicaría a salvar a las personas.

Desde 1991 atiende a todos los migrantes que llegan a la isla, escucha sus historias, les intenta reconfortar en una más de las fases de su viaje: “De media, llevan dos años viajando, pero algunas personas me han dicho que hacía siete que habían dejado su casa”.

El médico niega que Europa conserve “cualquier atisbo de legitimidad”, porque “aunque se fundó sobre los principios de la humanidad, ahora se ha transformado en una Europa solamente económica, que pone el poder y el dinero por encima de los valores”.

“Espero que haga un viraje y dé algunos pasos atrás”, porque aún conserva la esperanza en “los buenos políticos”, y confía que “poco a poco iremos derribando los muros mentales y un día, cuando llegue el momento, podremos cambiar algo”.

Bartolo defiende la capacidad de transformación de la política, a la que él mismo se dedicó durante el tiempo en que fue concejal del ayuntamiento de Lampedusa, porque quería hacer cosas “para mejorar la isla”.

El facultativo declara que “la política es una de las cosas más bonitas que existen, cuando se hace con honestidad, porque es el servicio público hacia el pueblo”, y está convencido de que será la política “la única manera de encontrar una solución a esta situación”.

“Tenemos que trabajar para que los políticos puedan despertar su conciencia”, dice, y remarca a la vez el poder y la responsabilidad de la ciudadanía, porque “si la gente no protesta, los políticos no harán nada”.

En referencia al crecimiento de los movimientos xenófobos y el rechazo de los refugiados en Europa, Bartolo explica que se trata de una “estrategia de los políticos para tener poder”, y hace una analogía con un combate entre gladiadores que luchan bajo la mirada del emperador: “estamos ante una guerra entre pobres mientras las políticos miran”.

Bartolo no se siente un héroe, se considera una persona normal que cumple con su deber: “si las cosas normales se consideran heroicidades, es que estamos en una sociedad enferma”, argumenta.

“Hay que despertar los valores de la humanidad de nuevo”, concluye, porque entonces “habremos ganado una batalla”.

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