Junts ‘vol i dol’
En catalán existe una bonita expresión que define muy bien la situación de Junts: ‘vol i dol’. No tiene fácil traducción, pero vendría a ser algo parecido a ‘quiere y no puede’, y sirve para resumir las dificultades del partido de Puigdemont para mantener la ruptura con Pedro Sánchez y a la vez instarle a seguir cumpliendo las promesas pendientes. Un divorcio sin irse de casa.
El tono de la intervención de Míriam Nogueras de este miércoles fue contundente pero mucho menos desafiante que el de la rueda de prensa que protagonizó hace menos de un mes en Madrid para anunciar el ‘no’ de su partido a las leyes que están en tramitación en el Congreso. Junts no recula aunque le pasa la pelota a Sánchez y le reclama que, además de los actos de contrición públicos, traduzca el arrepentimiento en el impulso de otros acuerdos que siguen bloqueados.
“No basta con decir que publicarán las balanzas fiscales, deben publicarlas”, citan en Junts a modo de ejemplo. Lo mismo pasa con las cifras de cumplimiento (o incumplimiento) de la inversión pública en Catalunya. Es fácil pronosticar que en ambas peticiones, si el Gobierno ofrece esos datos, se abrirán nuevos debates.
En el caso del déficit fiscal, esto es, la diferencia entre los impuestos que los catalanes y sus empresas pagan al Estado y el gasto que realiza el Gobierno central en Catalunya, no hay consenso ni en las fórmulas para cifrarlo. Incluso hay economistas que consideran que es normal que exista por tratarse de una comunidad con una renta per cápita superior a la de otras autonomías. Uno de los cara a cara más enconados y que aún se recuerdan sobre si el esfuerzo fiscal de los catalanes es mucho o poco lo mantuvieron Josep Borrell y Oriol Junqueras en el 2016.
El Govern que presidía Pere Aragonès calculó que el déficit fiscal rozaba casi los 22.000 millones. Puede parecer un debate técnico y es evidente que lo es, aunque también es una cuestión política porque en Catalunya existe un consenso muy transversal, tanto en el Parlament como en los sectores económicos, respecto a que se trata de un agravio que debería poder paliarse, tal y como han reclamado los sucesivos consellers de Economía, incluidos los del PSC. Sirva de ejemplo reciente que hace poco más de una semana, el pleno del Parlament reclamó la publicación de las balanzas fiscales en una propuesta que solo rechazaron PP y Vox.
Además, Junts sometió la ruptura con Sánchez a escrutinio de su militancia y logró el aval del 87% de sus bases. Así que para cambiar de opinión debería ofrecerles algo más que lo que hasta ahora les ha prometido el presidente.
El papel del empresariado
Más allá de peticiones concretas, el problema de Junts sigue siendo el mismo que cuando rompió formalmente con Sánchez y es que está atrapado entre apoyar a un PSOE en horas muy bajas y a la vez rechazar a un Feijóo que cada vez que pisa Catalunya desconcierta más al público que le escucha.
Pedir a los empresarios que presionen a Junts no fue una buena idea por más que a muchos de ellos les convenga que el Congreso no siga bloqueado. Saben mejor que nadie que al menos 21.000 millones en préstamos y subvenciones de la Unión Europea están directamente vinculados a parte de las leyes que han quedado empantanadas por la falta de apoyo de Junts.
El empresariado catalán, siempre dispuesto a hacer de mediador y a utilizar su influencia, lo que pide es estabilidad. Les gusta más Salvador Illa que Pedro Sánchez (aunque prefieren al presidente a Yolanda Díaz) y los hay que aún citan la ‘sociovergencia’ como su fórmula ideal. En eso hay que reconocer que son bastante previsibles.
Junts está atrapado y con unas encuestas que aún pueden ir a peor, pero Sánchez tampoco lo tiene fácil para contentarles: atraer al votante de izquierdas mientras asume determinadas peticiones en inmigración, multirreincidencia u ocupaciones de vivienda, que son el mismo material inflamable que utiliza la extrema derecha de Vox y Aliança Catalana para sus discursos racistas.
Por si no fuera suficiente, no se trata solo de apoyar las propuestas que presente Junts sino que, como ya ha comprobado, esos votos sirven para tumbar otras medidas tan destacadas como la reducción del horario laboral. Si Sánchez se tapa por la derecha, se destapa por la izquierda y la manta da para lo que da.
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