Convulso inicio del curso en Galicia: huelgas, denuncias de control ideológico y menos pantallas en las aulas
“El primer curso del segundo cuarto del siglo XXI”, como le gusta decir al conselleiro de Educación, Román Rodríguez, arranca especialmente caliente, con la convocatoria de una jornada de huelga y otra de manifestación este mismo septiembre. La Xunta se afana en presumir de un récord de profesores pese a la caída de alumnos, pero la realidad de los claustros es muy diferente: muchas de las plazas de refuerzo se ofrecen sólo a media jornada, lo que aumentó el rechazo de los docentes, y provocó que a primera hora de este lunes más de 800 siguiesen todavía sin adjudicar. Será, además, el curso en el que Educación haga bandera de esa “neutralidad ideológica” que, para muchos, sólo intenta evitar actos que denuncien el genocidio de Palestina o critiquen el proyecto de macrocelulosa de Altri. Y es el año de la “reformulación” de e-dixgal: el proyecto estrella de libro digital que Rodríguez ha convertido en híbrido para tratar de evitar el cada vez mayor rechazo de las familias.
Este lunes son casi 302.843 los estudiantes que inician el curso 2025/2026. Son 4.255 menos que hace un año y prácticamente 20.000 por debajo de hace una década. Sin embargo, el conselleiro anunció un “récord de profesorado” del que, el pasado 25 de agosto —día de la presentación oficial— él mismo todavía desconocía la cifra definitiva. La ofreció este domingo, en la Radio Galega: 31.756 profesores, 153 más respecto al curso anterior. Sin embargo, a última hora del viernes, quedaban todavía 673 de esas plazas sin cubrir entre primaria, secundaria y FP. El lunes ya eran 130 más.
Muchos de esos puestos —273 según la CIG, el sindicato mayoritario en la educación gallega— eran medias jornadas, lo que ayuda a inflar el número total de profesorado sin mejorar la oferta educativa. Y como no son ofertas a jornada completa, los interinos y sustitutos no están obligados a aceptarlas. Muchos las rechazan por pura supervivencia: si el destino asignado les obliga a desplazarse a otra localidad, sólo el alquiler y el transporte se comerá la práctica totalidad de los 1.000 euros netos de sueldo.
La natalidad colabora en la caída de ratios de la que saca pecho la Xunta —9,9 alumnos por docente frente al 11,3 del conjunto del Estado—, amparada en el acuerdo de mejoras firmado con UGT, CCOO y ANPE dos meses antes de la convocatoria de elecciones autonómicas, una foto que tanto Rodríguez como el propio Alfonso Rueda han esgrimido ante cualquier crítica recibida. Sin embargo, en abril, las tres centrales iniciaron un procedimiento contencioso con el Gobierno gallego al considerar que estaba incumpliendo su parte en los puntos más importantes: las ratios y el profesorado de apoyo. “No puede firmar un acuerdo y, a mitad del partido, cambiar las reglas”, se quejaban entonces.
Los sindicatos críticos se han referido siempre a este acuerdo como “de la vergüenza” o “de la miseria”, que saludaron con una huelga. La oposición la encabeza la CIG, con el 46% de los delegados —cinco puntos por encima de la suma de los tres firmantes—, y la secundan CSIF y STEG, con lo que el rechazo al pacto asciende al 60% de los representantes del profesorado.
La CIG-Ensino —que eligió nueva secretaria xeral este verano, Laura Arroxo— ha convocado una manifestación en Santiago para el día 13 de este mes y una huelga general para el 25. Avanzan un curso de movilizaciones antes una “situación insostenible” de los centros de enseñanza y una “flagrante” pérdida de derechos en los últimos 16 años.
“Tenemos un profesorado literalmente quemado, con ratios que en muchos casos suponen atender a alrededor de 200 estudiantes”, Una de las pruebas, para Arroxo, es el incremento de la jubilación anticipada de profesores. “Hace 15 años, se premiaba al profesor que se mantenía dando clases y se jubilaba anticipadamente, y entonces el profesorado no lo hacía. Ahora, el premio es al revés: nos apremian para continuar más allá de la jubilación ordinaria”. Sin embargo, 9 de cada diez optan por no esperar y hacerlo tan pronto como cumplen los requisitos.
La CIG pone también en cuarentena ese “récord de profesorado” del que habla Rodríguez. Sobre todo, porque, según denuncian, una de cada tres plazas convocadas en las últimas oposiciones quedaron desiertas. Han pedido a la Consellería un estudio sobre la causa de esa falta de interés, pero ya aportan sus hipótesis. Entre ellas, la pérdida de un 20% de poder adquisitivo en tres lustros o que los docentes de secundaria gallegos sean los que más horas lectivas imparten de todo el Estado.
La “censura” enmascarada como “neutralidad ideológica”
Con sólo cinco días hábiles de septiembre para organizar el curso, habrá centros que este lunes no tengan cerrada la matrícula, el cuadro de personal o, incluso, el horario de clases. Pero este mes tendrán que dejar por escrito, en la Programación Xeral Anual, la lista completa de actividades previstas hasta junio. Frente a la laxitud anterior, que permitía improvisar charlas o excursiones sobre la marcha, a menudo, espoleadas por la actualidad, la Xunta ha hecho hincapié en este plazo. Su objetivo, garantizar la “neutralidad ideológica” de cualquier iniciativa complementaria. ANPAs, sindicatos, ONGs y fuerzas de la oposición creen que lo que realmente se busca es “censurar”.
Con esta instrucción, Rodríguez creó un problema donde no lo había —o no se había denunciado— y Rueda no sólo lo respaldaba sino que sacaba a la enseñanza religiosa fuera del saco de esa supuesta neutralidad: “Neutralidad ideológica es neutralidad ideológica. Estamos hablando de otra cosa”. “No quiere decir que no se ponga una bandera, pero hay que hacerlo con respeto”, explicaba el conselleiro a los directores de los centros.
Pero es precisamente en la urticaria que determinadas banderas provocan en San Caetano —la sede del Gobierno gallego— donde muchos ven la raíz de esta instrucción. Una de esas banderas es la de Palestina, víctima del genocidio de Israel. El escritor Lois Pérez, delegado sindical de STEG, contaba en elDiario.es un caso vivido el curso pasado en un conocido centro de la capital gallega:
“Hace casi un año acompañamos personalmente a Khaldun Almassri, Primer Secretario del Embajador Palestino en España, para una serie de intervenciones organizada por el STEG en la Universidade de Santiago y en centros educativos gallegos. La charla prevista en un instituto de Compostela fue suspendida finalmente tras las presiones que la dirección del centro recibió por parte de la Xunta de Galicia —hasta cinco llamadas distintas de la Consellería de Educación, la Jefatura Territorial y la Consellería de Presidencia— y que terminaron con la persona titular de la dirección acudiendo a urgencias por un episodio de ansiedad”.
La denuncia de una política lingüística que ha permitido, por primera vez en la historia, que el número de hablantes de castellano supere al de gallego, es otra de las bestias negras de la administración popular, como lo es el proyecto de macrocelulosa de Altri en Palas de Rei (Lugo). Esto lo comprobaron en abril los centros que, como cada curso, participaban en el certamen ArteLixo de Redondela (Pontevedra). En su política de centrarse cada año en un aspecto de la lucha medioambiental, el evento optó por el asunto que había marcado la agenda ecologista gallega durante los meses anteriores y cambió su nombre a AltriLixo —lixo es basura en gallego—. Por primera vez, la Xunta pidió explicaciones a las direcciones de los colegios y los institutos por implicarse en su desarrollo.
Más papel y menos pantallas
“Para nada es una rectificación”. Román Rodríguez negaba a la mayor en su comparecencia tras el Consello de la Xunta de hace siete días cuando le preguntaban por los cambios del programa e-dixgal, el criticadísmo libro digital que el gobierno gallego se había comprometido a “repensar”. Desde este curso, la gran apuesta por las pantallas ya no lo es tanto y se pone en marcha un sistema “híbrido” que permitirá aumentar su compatibilización con los libros de texto. Una forma de intentar frenar el abandono por parte de los centros decepcionados por el sistema.
El descontento, recogido por la Federación ANPAS GALEGAS en un amplio estudio, recogía múltiples causas: desde la escasa calidad de los materiales —que reducían el ordenador a poco más que un lector de archivos pdf— hasta la sobreexposición a las pantallas o la falta de formación de docentes y familias para utilizar los artefactos.
La primera de las novedades que se ponen en marcha a partir de este lunes es la posibilidad de combinar e-dixgal con hasta tres libros de texto por curso. Como consecuencia, las familias que lo empleen podrán acceder, por primera vez, a las ayudas para la adquisición de libros de texto, un proceso a menudo farragoso debido a los sucesivos parches implementados por el PP, incapaz de recuperar la gratuidad total, ya que fue medida la estrella en el ámbito de educación del bipartito de izquierdas.
Según las cifras oficiales, el 84% de los colegios e institutos gallegos adheridos a e-dixgal —eran 630 en el curso 23/24— se ha sumado a este modelo híbrido, que ya era posible en secundaria, donde la cifra sube hasta el 87%, con 7 de cada 10 utilizando dos libros en papel. En las escuelas, donde la compatibilidad llega como novedad, la ha elegido el 82%. Dos de cada tres usarán el máximo de libros posible, tres.
0