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Primarias: ¿ciudadanía o militancia?

Agenda Pública

Hoy vamos a hablar de selección de líderes y candidatos, de primarias, de democracia interna en los partidos y del papel de los miembros de partidos. Para ello, contamos con tres jóvenes académicos expertos en el tema. Miguel Pérez Moneo (MPM) que acaba de publicar su investigación en forma de tesis doctoral sobre la selección de los candidatos, analizando el caso español. Oscar Barberá (OB), que forma parte del grupo de investigación de Elites y Partidos Políticos (GREP), lleva tiempo recogiendo datos sobre las primarias en España de todos los partidos. Y Astrid Barrio (AB), también del GREP, que también ha estado trabajando sobre cómo los partidos políticos españoles eligen a sus líderes y cómo ha evolucionado el papel de la militancia en estos años. Participan además José Antonio Gómez Yáñez (JAGY), Jaume Collboni (JC) y Marc López (ML), editor de Agenda Pública. publicar su investigación en forma de tesis doctoralElites y Partidos PolíticosGREPdatos sobre las primarias en España de todos los partidosGREPcómo los partidos políticos españoles eligen a sus líderes

Juan Rodríguez Teruel (moderador): En los últimos tiempos crece la preocupación en las democracias occidentales por la desconexión entre los partidos y la sociedad civil. En otros países, se viene contabilizando la pérdida de afiliación en los partidos, el retroceso en la participación electoral, el incremento de la volatilidad del voto, etc. En España, esta desconexión se manifiesta incipientemente a través del descrédito de los partidos y de la “clase política” ante la opinión pública, como reflejan los diferentes sondeos. Ante esta situación, los partidos pueden intentar reaccionar incrementando la voz de sus militantes y ampliando la participación interna en las principales decisiones del partido. En otros casos, abriendo incluso decisiones internas relevantes a simpatizantes e individuos externos al partido. Un ejemplo de ello es la ampliación del cuerpo electoral que elige a líderes y candidatos mediante la votación directa, lo que se conoce como “primarias”. En este contexto, os planteo abiertamente nuestro interrogante: ¿Por qué debería haber primarias? ¿Qué papel desempeñan las primarias en este contexto?

MPM: Las primarias son un mecanismo más en la selección de candidatos, pero no es el único mecanismo. A mí me preocupa cuando se habla de las primarias como “el mecanismo”. Porque entonces ya hay una parte de la cuestión que se ha sustraído del debate público o de la doctrina científica. Se trata de hablar de cuál es el mejor método para la finalidad que perseguimos. Yo entiendo que nos podemos plantear la conveniencia de las primarias si primero nos hemos preguntado cuál es el mejor método para seleccionar los candidatos que tienen que adoptar los partidos políticos.

ML: Estoy de acuerdo. Las primarias no son la única forma de selección de candidatos que puede tener un partido. De hecho hasta ahora no ha sido la forma predominante. Pero cada vez más gente piensa que una mayor competencia entre diferentes aspirantes a obtener un determinado cargo, sea interno o sea de representación pública, podría conseguir mejorar la selección de las elites políticas que hacen los partidos. Si, además, añadimos el hecho de que podrían votar no sólo los afiliados sino el resto de ciudadanos no afiliados, probablemente estamos abriendo la decisión a un cuerpo electoral externo con una visión diferente de la que puedan tener los militantes de un partido, con unas expectativas de resultados diferentes y que probablemente busca una mayor representatividad del candidato respecto a la sociedad de la que pueda buscar un militante de un partido.

AB: Por tanto, si hablamos de primarias entiendo que estamos buscando matar dos pájaros de un tiro. Intentamos mejorar la calidad de los candidatos, porque presuponemos que la competencia va a incentivar la presentación de mejores candidatos, pero también buscamos ampliar los cauces de participación y salvar esta creciente distancia que se apunta entre los partidos y la ciudadanía.

JAGY: Para mí hay una pregunta previa teniendo en cuenta que estamos situando el debate en España. Yo creo que hay que empezar con un balance. ¿Han producido resultados satisfactorios los actuales sistemas de selección de dirigentes y de candidatos de los partidos españoles?

AB: Al hilo de lo que hablábamos antes, si pensamos en este tipo de mecanismo de selección es porque ya no estamos satisfechos con el tipo de liderazgo que podemos obtener con los actuales mecanismos. ¿Los partidos recurren a la sociedad por qué ya no son capaces de seleccionar a sus propias élites? Yo sinceramente no entiendo muy bien el recurso a las primarias. Parece que es uno de tantos lugares comunes que últimamente nos encontramos en el debate político. Y, además, tengo grandes dudas sobre que esta decisión se abra al conjunto de la sociedad, porque entonces esto me provoca una crisis respecto al concepto clásico de partido y respecto al papel de los militantes. Si se permite que los no miembros de partido elijan al líder, ¿qué incentivos les quedan a los miembros? Le estamos dando la vuelta al concepto clásico de partido que hemos tenido en España.

OB: Yo soy partidario de las primarias. Pienso que las primarias no son la pócima mágica para abrir los partidos pero sí son un elemento más dentro de un conjunto de medidas de reforma del funcionamiento de la política, uno de los ingredientes clave, que permitiría transformar el modo de hacer política en nuestro país. Y es verdad que lo que sabemos desde la investigación académica es muy poco respecto a las preguntas que nos planteamos como sociedad. Por ejemplo, empezamos a saber desde la academia que las primarias no necesariamente van vinculadas con mayor competencia interna dentro de los partidos. La experiencia comparada de muchos países nos demuestra que no porque haya primarias habrá más competición. Más bien parece que la tónica dominante es lo que está pasando en España en los últimos años: se hacen primarias y sólo hay un candidato. Por tanto, la investigación va detrás de las preguntas sociales y ello no contribuye a aclarar el debate y la confusión que hay alrededor de este tema.

¿Por qué digo que las primarias son un ingrediente clave del proceso de reforma de la política? Porque las primarias, y especialmente cuando afectan al conjunto amplio de la vida del partido, y ampliándolo también a selección de cargos internos de partido, son herramientas fundamentales para reformar la política. Cambian el “principal” (el soberano) respecto al “agente” elegido (el representante). Y cuando cambia el principal esto transforma la manera de hacer política de la gente. Sólo por esta razón yo creo que las primarias serían, dentro de un conjunto de medidas, fundamentales para transformar la política en España.

JAGY: Estoy de acuerdo con Oscar excepto en el indicador utilizado. Cuando dices que desde la academia se observa que las primarias no incrementan la competencia, yo creo que esta se mide mal. Me explico. Tomemos el ejemplo del Partido Demócrata en tres estados colindantes. Me parece muy lógico que no haya rivales para Edward Kennedy, para John Kerry o para Joe Biden. Son buenísimos, son grandes políticos. ¿Por qué van a tener rivales? Otra situación es cuando se convocan primarias, pero no por la propia convicción de que haya primarias, sino porque el aparato del partido llega a la conclusión de que necesita dar un baño democrático a quien ha sido ya seleccionado con otro método, como fue el caso de Joaquín Almunia. Esto no son verdaderas primarias.

MPM: Una de las aportaciones de las primarias es que determina claramente un ganador. Las primarias pueden ser muy útiles cuando internamente un partido no puede resolver por sus propios medios la determinación de un candidato. Más allá, tengo mis dudas sobre que las primarias puedan cumplir otro de los objetivos de la selección de candidatos, esto es, que sirvan para promover un candidato capaz. Las características que se deben reunir para ganar unas primarias, o una competición de este tipo, no tienen por qué ser necesariamente las apropiadas para ser político con responsabilidades de gobierno.

Por otro lado, las primarias podrían intentar prevenir efectos nocivos si realmente el ganador es muy claro pero también evidencia algo que algunos pueden ver como un conflicto, una expresión de la pluralidad, que implica convocar a los afiliados para llevar a cabo un proceso que no es necesariamente simpático. La selección de candidatos no es una calçotada. Es un momento dramático en el que, además, se intentan resolver al mismo tiempo muchos otros asuntos. Por eso, entiendo que a los partidos les pueda costar abrir el melón.

ML: Dices sobre la selección de candidatos que no es un momento alegre. Precisamente por esa razón, estoy convencido de que si lo hicieran todos los partidos políticos no resultaría tan problemático. Una parte del problema es que el que celebra primarias, y con ello expresa su pluralidad interna, es percibido, a ojos de la opinión pública, como un partido dividido. Si obligáramos a todos los partidos políticos a celebrar primarias quizás estaríamos fomentando una cultura de pluralidad, de comprensión del conflicto y de lo que es un partido político entre la ciudadanía.

AB: Podemos jugar a que la pluralidad es muy bonita, pero hasta ahora ha tenido costes electorales muy altos para quien ha aparecido dividido.

OB: No es verdad. Estadísticamente no es cierto. Incluso si miramos el caso español. El partido que más primarias ha celebrado es UPyD. ¿Creéis que es un partido que tiene una imagen de partido dividido?

MPM: Hablas de un partido cuya primera escisión estuvo provocada por una cuestión relacionada con la selección de líderes.

OB: Cierto, pero nadie pone en duda ahora sus buenas perspectivas electorales y que las cosas les han ido bien. Creo que lo relevante es que volvamos otra vez a plantearnos qué es lo que nos preocupa, como sociedad, y qué sabemos en términos académicos. Lo que nos preocupa son las consecuencias negativas de las primarias. Pero lamentablemente, aún sabemos poco en términos académicos de las consecuencias reales de las primarias.

JAGY: Sobre la división de los partidos, el caso más espectacular se ha producido en una lista cerrada en la que un determinado líder político intentó hacer convivir a personas de distintas sensibilidades dentro de la lista, y al final dos se cabrearon tanto que lo dejaron tirado el día de la investidura. Esto es lo que pasó en la Comunidad Autónoma de Madrid en 2003. Es decir, cuando un partido está dividido, está dividido. Ello se impone tanto si hay primarias como si no hay primarias.

OB: También hay otras consecuencias perversas. Sabemos que las primarias tienen consecuencias sobre la representación de los partidos porque castigan a las mujeres. ¿En qué sentido? Los miembros de los partidos son conservadores y las mujeres, en todos los partidos, suponen una apuesta arriesgada para la base del partido. Lo que nos dicen los estudios comparados es que cuando las mujeres se presentan a las primarias, y de nuevo UPyD es una excepción, tienen más riesgo de salir castigadas.

Las primarias son malas también porque exponen al partido a ataques externos. Hay que ser consciente de ello. La anécdota más divertida es la de los motoristas israelíes. Está en todos los manuales al uso. En unas elecciones para seleccionar a candidatos, si un grupo pequeño se organiza puede establecer algún tipo de chantaje al partido. Los motoristas israelíes querían retirar una ley, se afiliaron en masa al partido conservador y consiguieron, a cambio de su apoyo, que el futuro primer ministro retirara la ley.

AB: Una versión moderna del entrismo troskista.

OB: ¡Así es! Las primarias facilitan entrismo, sí. Hay otros elementos preocupantes de las primarias. Crean ilusión de participación. Lo que se llama el flash membership. Como la competición, o la aparente competición, incentiva que los candidatos movilicen a gente, lo que sucede es que la gente se inscribe antes de las primarias y se da de baja dos meses después. Hay ilusión de participación. Sobre esto en España no sabemos nada porque los partidos son muy poco transparentes y fiables cuando nos indican su afiliación.

MPM: Esto tiene que ver con la calidad de la participación. Si la participación implica pagar un euro y depositar un papel en una urna con un nombre y no está vinculado a la elaboración de un programa electoral o de un programa de gobierno o de unas líneas políticas.... entonces has conseguido una militancia “ideal”: la que va a misa los domingos y después no da la lata.

OB: Fíjate que has tocado un tema del que también hay que hablar. Las primarias no son el mejor mecanismo para elaborar propuestas programáticas. Las convenciones, foros suficientemente amplios y representativos, más que de participación directa, son mejores que las primarias. Las primarias pueden ser un excelente complemento para renovar el partido en su proceso de elaboración programática. Y en esto me remito a un debate que Agenda Pública (¿Primarias en el PSOE? Sí, pero no sólo) ya trató hace un tiempo, y que es muy relevante, que tiene que ver con el momento en el que se tienen que celebrar las primarias y el momento en que un partido tiene que plantear el programa.

MPM: Otro problema que plantean las primarias es que están pensadas para un cargo unipersonal, lo que no se corresponde con la realidad de nuestras listas plurinominales. Si sólo centramos el debate sobre quién es el cabeza de lista, se nos olvida el resto de los candidatos que forman parte de las listas electorales.

OB: La realidad que tenemos ahora es que el debate en la opinión pública sobre las campañas electorales nunca pasa más allá del número uno de la lista provincial. Estoy de acuerdo en que probablemente no tiene sentido hacer primarias para toda la lista pero si para el número uno. Y dejar que el partido y el número uno se entiendan sobre la composición del resto de la lista.

ML: ¿Quieres decir con esto que no estarías de acuerdo con que del cabeza de lista para abajo hubiera primarias?

OB: A mí no me parece mal, pero también entiendo que es muy complicado para los partidos políticos. Sin embargo, el debate relevante para la opinión publica, y con el sistema que tenemos en estos momentos, está en el cabeza de lista por las distintas circunscripciones.

JAGY: De pronto me ha preocupado el giro que ha dado la conversación. No, no se pueden hacer primarias sólo para el cabeza de lista, porque esto nos mete en una dinámica extremadamente negativa, dado que, al final, la lista se negociará entre el cabeza de lista y la ejecutiva. Si hacemos esto, estaremos donde estábamos. Con los efectos que todos conocemos. Si se utilizan primarias, deben serlo para el conjunto de los candidatos. ¿Esto es imposible en un sistema de listas? No, el Partido Democrático en Italia lo ha hecho ya dos veces recientemente.

MPM: En este sentido, a mí me parece que volvemos exactamente al lugar de partida. O sea si lo único que vas a hacer es formalizar decisiones por parte de los afiliados para esto, me parece que no hago el viaje.

JAGY: No, no. El problema de las primarias no es un problema de la legitimidad de origen. El problema de las primarias, igual que el problema de la elección de los cargos internos, es un problema de independencia del cargo público o del cargo interno en relación a quien hace la lista. Pondré un ejemplo. En Cataluña ha habido un partido que se ha dejado 12 escaños en las últimas elecciones, y en la primera reunión del Consell Nacional no se hablaron de estos 12 escaños. ¿Por qué el Consell Nacional no dijo nada? Porque por unos mecanismos o por otros todos los miembros del Consell Nacional de CDC dependen de lo que diga Artur Mas o Oriol Pujol.

El mecanismo de primarias tendría que servir para dotar de bases de poder distintas a quienes formen parte de los órganos del partido o a quienes sean candidatos. Si tienen bases de poder distintas, pueden controlar; si tienen la misma base de poder y hay, por tanto, dependencia jerárquica, no podrán controlar. Tiene que haber competencia entre los candidatos y tiene que haber origen distinto del cargo. Quienes están dentro de los mecanismos de rendición de cuentas tienen que tener bases de poder autónomas para poder pedir cuentas.

MPM: Puede que me equivoque pero tengo la sensación que la relación del militante con su partido es más parecida al forofo que no a otro tipo de relación. Decía Roberto Blanco Valdés que los partidos son selvas o iglesias, están en el puro lío o están muy organizados.

JAGY: Vamos a ver. Me planteo la situación en estos momentos del PP con Cospedal. ¿Créeis que los cuadros y los afiliados del PP están satisfechos con la gestión que Cospedal está haciendo del tema Bárcenas? Lógicamente, a los diputados del PP que no ven bien a Cospedal les gustaría tener margen para convencer a los afiliados para ir a la Junta Directiva Nacional y decir “oye, con esta chica nos la vamos a pegar. Apoyadme porque voy a intentar relevarla”. Y que lo puedan hacer. Y si no lo consiguen, por lo menos que Cospedal no pueda cargárselos fácilmente en las próximas listas electorales. Que este diputado pueda decir “yo con mis afiliados sigo teniendo votos y me tiene que poner en la lista. Ya sabe usted que yo pienso que usted es muy mala como Secretaria General”. Tenemos que crear un mecanismo que permita esto.

AB: Pero, ¡los mecanismos existen! No es un problema de falta de normas.

JAGY: En el PP, por seguir con el ejemplo, es el Comité Electoral Nacional el que nombra a los candidatos. Un diputado por Córdoba no puede decir nada porque sabe que la próxima lista la va a hacer Cospedal. Este es el problema.

AB: Tu estás planteando un modelo de partido como si determinadas organizaciones tuviesen objetivos coherentes y unificados. Y esto es una ficción....

OB: Lo que JAGY plantea da en la diana de las consecuencias organizativas que generan las primarias. Y ese es el gran reto que deben asumir los partidos que quieran aplicarlas. Las primarias no necesariamente dividen al partido, pero sí alteran profundamente las bases de poder dentro de la organización. Desde el punto de vista académico y de la sociedad civil informada, parece que estos nuevos checks and balances podrían ser positivos. La pregunta es ¿cómo convencemos a los dirigentes de los partidos que tienen que cambiar sus relaciones de poder internas? ¿Cómo conseguimos que nos lo compren?

MPM: Hombre, ahora mismo podría ser un buen momento. Hasta ahora las primarias han sido más una cuestión electoralista que no una apuesta por una nueva distribución del poder dentro del partido. Podemos mirarlo desde el punto de vista del ciudadano, como un instrumento para ampliar los cauces de participación. Visto así los partidos y sus líderes podrían ser más receptivos.

AB: Desde el punto de vista del ciudadano, insisto en que los ciudadanos tienen abierta la posibilidad de participar en los partidos políticos. Apostar por primarias abiertas es devaluar el papel del afiliado. Además, situar la participación, que es un instrumento, como un fin en sí misma es una perspectiva bastante paternalista. Quien quiera que participe y quien no quiera que no participe.

MPM: No es incoherente con la evolución organizativa de los partidos políticos plantear unas primarias abiertas a la ciudadanía, aunque al mismo tiempo devalúa la participación de la ciudadanía porque no tiene nada que ver con una democracia deliberativa sino que se trata más de un consumo de democracia. Desde un punto de vista jurídico no se puede imponer unas primarias abiertas a la ciudadanía. Creo que deben ser los partidos libremente quienes decidan su adopción.

OB: Sí, hay argumentos para justificar la obligatoriedad de la celebración de primarias. En Europa, los partidos reciben una parte muy importante de sus fondos del presupuesto público y, por tanto, son asociaciones privadas y, al mismo tiempo, son agencias del Estado: En esta situación, ¿qué debe prevalecer? ¿Su condición de entidades privadas o su papel de ‘agencias del estado’? Mi respuesta es que el legislador tiene que forzar a los partidos a que se conviertan en asociaciones privadas. Por tanto, la amenaza del legislador tiene que ser: “si usted quiere ser una agencia del estado jugará con nuestras reglas, si quiere ser una entidad privada nosotros no nos vamos a meter con lo que usted haga”. Aquí tenemos ejemplos como el caso alemán.

MPM: Pero tú no puedes financiar más allá de lo que te permitan los derechos fundamentales. De hecho podrías decir, como en el caso de los modelos nórdicos, que nuestro objetivo es que haya procesos democráticos de selección de candidatos. Financiaremos a aquellos que lo hagan y no a aquellos que no lo hagan. Esto es una ventaja competitiva para aquellos que acceden, es un incentivo.

Si este proceso no se abre y queda sólo para los afiliados del partido, yo creo que no plantea ningún tipo de problema. Se está incidiendo en la organización del partido, pero no interferimos en la libertad de afiliarse a un partido. En el momento en el que se quiere obligar a que en estos procesos participe gente de fuera, aquí es donde puede haber un problema. Y, de hecho, no se puede financiar algo que sea contrario al derecho fundamental.

JAGY: Como dice Óscar, un partido no es una asociación privada, porque se financia con fondos públicos. Sus cargos internos cobran de fondos públicos y están revestidos de autoridad pública cuando son elegidos. Por lo tanto, no son una asociación privada. Se parece más a una agencia estatal. Tienen el monopolio de la representación.

MLP: Querría volver a lo que señalaba Astrid sobre el ciudadano y el militante. Evidentemente, todo el mundo tiene derecho a formar o no parte de un partido político. Podríamos llegar a la conclusión de que no hay que salir fuera del partido a buscar los votos de la ciudadanía mediante primarias si asumimos que el ciudadano debe ser el responsable de afiliarse libremente y participar de las decisiones de un partido.

Los problemas surgen entre los ciudadanos que sí se han afiliado. Uno, cuando descubren que, llegada la noche de los cuchillos largos (la reunión de la comisión que decide las listas del partido), el proceso de decisión real no es público y ni siquiera se conoce dentro del partido. A menudo, no se sabe por qué un candidato y no otro entra en la lista. Falta publicidad interna. Y, dos, el militante no tiene incentivos para ir a votar. En el fondo, aunque sí hay competencia –y mucha-, los militantes apenas tienen la opción de ir a votar en su asamblea local. Sí que hay una votación en una asamblea, sí que se vota, pero su influencia real es mínima. La decisión última se cerrará entre pocos. No hay incentivos para ir a votar. Todos saben que, al final del proceso, deciden cuatro.

¿Qué margen tiene un afiliado que quiere ser diputado y quiere presentarse como candidato? No tiene ninguna posibilidad si la ejecutiva del partido se opone. En el fondo la negociación es con la ejecutiva y no con el militante. Si la competición estuviera centrada en conseguir, no el apoyo de la ejecutiva de la agrupación, si no el apoyo de los militantes, la lógica se transformaría radicalmente.

JAGY: Joaquín Leguina tenía una estupenda definición de este proceso, casi parecía científica. Decía que es “cooptación bajo presión”. Cooptación porque elige la comisión de listas que es quien tiene el poder para hacer la lista. Yo he hecho listas en mi agrupación.

AB: ¿Y entonces te preocupaba todo esto que te preocupa ahora?

JAGY: Naturalmente. Y tengo pruebas de ello. “Partidos sin ley”, en El País, en 1997. Siempre supe que lo que yo estaba haciendo era una cacicada. Entonces yo iba con propuestas al Congreso del partido, que salían sistemáticamente derrotadas, diciendo que así no se podía seguir. Ahora bien, entiendo que el sistema actual es divertido para los que mandan. ¡Pues sí! Es muy divertido. El que tu puedas coger e ir a una reunión de 20 personas y hacer la lista de los futuros diputados…

¿Cómo vota la gente? La gente vota por recibos. Pondré el ejemplo de la Agrupación de Ciudad Lineal en Madrid. Quienes mandábamos allí éramos dos. En el momento de degradación organizativa, a finales de los 90, la gente votaba por recibos. Nosotros sabíamos que teníamos unos 35 votos de la Federación de Servicios Públicos de UGT, señores que nunca ponían el pie en la Agrupación. Yo sabía que tenía a 5 o 6 familiares, el Secretario General de la Agrupación tenía a otros 3 o 4 familiares, el Presidente tenía a 12 familiares y les amenazaba continuamente de que si no le hacíamos caso y le poníamos en la Junta de Distrito, se iba a los otros. La Secretaria de Organización que venía del Partido Comunista de Carrillo, tenía otros doce o quince votos. Con esto teníamos 120 votos. Lo que hicieran los demás no nos importaba para nada.

La capacidad de las primarias para atraer nuevos afiliados dependerá de la estrategia de cada candidato. Las memorias del Senador Specter, “Life among the cannibals”, describen distintas formas de organizar primarias. Se trata de atraer gente. Y el incentivo de votar a los candidatos motiva a la gente. Sobre todo si sabe que su voto importa.

JC: La pregunta clave es: ¿mi voto importa? Cuando dentro de una organización democrática alguien se pregunta esto quiere decir que este partido y esta organización tiene un problema de déficit democrático. En consecuencia, ¿cuál es el bien jurídico a proteger? La democracia interna de los partidos. Una forma puede ser a través de primarias. La cuestión es si desde fuera de los partidos la ley tiene la legitimidad para entrar dentro de la organización y decir cómo se tiene que hacer un proceso de preselección de candidatos.

En Cataluña, hemos propuesto que la futura Ley Electoral catalana diga algo sobre la preselección de los candidatos. CiU y PP han respondido rápidamente que no se puede entrar a regular cómo los partidos seleccionan a los candidatos. Yo discuto esta barrera, porque creo que el hecho de que los candidatos sean seleccionados democráticamente es algo de interés general. Va más allá de los intereses de un partido determinado.

MPM: Respecto a tu pregunta, podemos dar dos respuestas: la optimista y la pesimista. La optimista es que la ley lo va a cambiar todo. La pesimista es que la ley no va a cambiar nada. En el fondo, depende del actor político.

Desde el punto de vista jurídico yo tengo dudas de que se pueda articular. Si piensas que la selección de candidatos afecta al partido político como asociación, te vas a encontrar con el caso de qué posibilidades tiene el Parlament de Catalunya para regular a los partidos políticos como asociaciones. Ya tienes dos sentencias del TC sobre la Ley Vasca de Asociaciones y sobre la Ley Catalana de Asociaciones, donde se sostiene que determinadas cosas sólo se pueden regular en una Ley Orgánica. La democracia interna sólo la puede regular una Ley Orgánica. Si lo haces a través de la Ley Electoral intentando establecer las primarias como requisito para presentación de candidaturas, vuelves al mismo problema. Forma parte de las Comunidades Autónomas regular esta selección siempre y cuando el Estado haya determinado el carácter básico. Un ejemplo: la Ley Vasca Electoral o la Ley andaluza de paridad estableciendo la paridad pueden hacerlo porque previamente el Estado ya ha establecido unos determinados parámetros básicos. En el caso de las primarias, a día de hoy ni la Ley de Partidos Políticos ni la Ley electoral han previsto nada en este sentido. La opción de que pueda explorarse a través del derecho que el Estatuto de Autonomía reconoce en el ámbito electoral está impugnada en estos momentos. Pero es verdad que genera un buen debate y la opinión pública reaccione.

AB: Nos preocupa mucho la selección de candidatos. Paradójico, porque sabemos que los Parlamentos cada vez cuentan menos, mientras tendemos a la presidencialización del ejecutivo, donde lo que de verdad cuentan son los cargos ejecutivos. Y en cambio nos preocupa mucho la selección de cargos que cuentan poco y no nos preocupamos nada de cómo se selecciona a los cargos ejecutivos.

JAGY: ¿Se puede controlar a los gobiernos? No. Los Parlamentos no controlan a los gobiernos. ¿Quién puede controlar a los gobiernos y a la dirección de los partidos? Yo diría que ese es un ámbito que ha quedado en la penumbra de la Ciencia Política. Quien puede controlar son los órganos internos de los partidos. Ahora bien, si los mecanismos internos de los partidos están pervertidos, entonces no controla nadie. Esto tiene consecuencias graves. Una de ellas es la calidad de los políticos. Dentro de los partidos hay gente mucho mejor que aquellos que finalmente son seleccionados.

OB: En resumen, seguramente no hay un acuerdo en términos de opinión publicada sobre qué es lo que queremos solucionar y cuál es el problema que queremos atacar más allá de la vaga afirmación de que el problema son los partidos políticos. Es verdad que el conocimiento académico sobre las consecuencias de los mecanismos de selección interna están un poco verdes. No sabemos mucho. La lista de consecuencias negativas de las primarias todavía son, en parte, desconocidas. La conclusión a la que yo llego, y es una reflexión personal: lo malo por conocer es mucho mejor que todas las consecuencias negativas que conocemos de los mecanismos de selección de candidatos y de carrera política en los partidos en la actualidad. La pregunta que me queda es cómo se puede actuar, desde la sociedad civil y desde el Estado, para forzar a los partidos a abrirse hacia la sociedad. Esto no lo tengo nada claro.

ML: Antes Jaume decía una cosa sobre la que creo que tendremos que seguir reflexionando. ¿Hasta qué punto estamos intentando saltarnos un sujeto que es el militante, aquella persona que entra en un partido para participar de un proceso de decisiones? En el fondo, nos lo estamos saltando porque la falta de legitimidad de los candidatos es tal que tenemos que ir a buscar la legitimidad fuera de los partidos. Pero yo me pregunto, ¿ha habido un interés de los partidos para potenciar el papel del ciudadano comprometido dentro de los partidos, que es el militante? En el fondo, los partidos se han ido haciendo cada día más pequeños porque esta ha sido la voluntad no declarada de las cúpulas de los partidos, hemos reducido el rol del militante y hemos reducido las expectativas del ciudadano de entrar en un partido para participar. El resultado es que la selección de candidatos se ha convertido en una negociación entre unos pocos para estar en una lista y ello hace que esta selección no sólo no sea representativa de la sociedad, sino que no es representativa ni de los afiliados del partido.

JC: A modo de conclusión yo diría que cuando hablamos de primarias estamos hablando de algo más que primarias. Y sólo abrir el debate sobre la importancia de proteger y fomentar la democracia interna de los partidos ya es mucho... Y tendrá consecuencias, tanto para el sistema electoral como también para el sistema de partidos. Aunque sea por emulación, cuando se vea que un partido político hace un proceso de primarias abiertas, va a tener efectos en el sistema de partidos. Se va a modificar el centro de gravedad de las decisiones de un partido, desde el comité central a otra instancia, mucho más amplia, que no sabemos aún qué es. Esto sí es un revulsivo.

JRT: Muchas gracias a todos. Habéis dejado claro que existen todavía más interrogantes que certezas sobre este tema. Seguiremos contribuyendo al debate desde Agenda Pública, buscando respuestas, aportando datos y evaluando las eventuales propuestas.

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