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Así cae la chimenea de 200 metros de la térmica en el pueblo de El Algarrobico

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Almería —

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Endesa ha volado este jueves la chimenea y una de las estructuras metálicas de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2 de la Central Térmica Litoral de Carboneras. La infraestructura, de 200 metros de altura, era el elemento más reconocible de la central de carbón, cerrada en 2021 y cuyo desmantelamiento definitivo debe culminar en 2025.

La voladura suponía un reto técnico por las características de las infraestructuras. Para garantizar la seguridad de la demolición, ha sido necesario diseñar un procedimiento específico que provocase el pliegue de la estructura al caer. Se han colocado 151 kilos de explosivos colocados a doble altura, ha informado la compañía eléctrica en una nota.

Para la voladura de la chimenea de cemento armado de la central térmica, de 200 metros de altura y un diámetro en base de 19,5 metros que se estrecha hasta los 12 metros de la punta, ha sido necesario debido a sus dimensiones y su ubicación, el uso de 151 kilos de explosivos que se han colocado por primera vez a doble altura, a cota cero y 96 metros. El objetivo de esta medida ha sido doblar el fuste en dos, como si de una bisagra se tratara, de forma que la huella de caída se redujera a la mitad, minimizando la afección a determinadas infraestructuras que era necesario mantener en servicio mientras se realizan los trabajos de desmantelamiento.

“El empleo de explosivos es el procedimiento más seguro para demoler estructuras esbeltas y especiales, siempre que el entorno lo permite”, ha explicado Beatriz Muñiz, responsable de los proyectos de desmantelamiento térmicos de Endesa. “En el caso de la voladura de la chimenea el proceso ha sido aún más complejo -ha matizado - se han tenido en cuenta todas las variables como la dinámica de la voladura, su secuencia, dirección de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas”.

380 detonadores

Para esta demolición se han utilizado 380 detonadores electrónicos que han activado la carga de explosivo que se han colocado en la estructura mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada. En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros.

En el mismo radio de seguridad, y un segundo antes de la voladura de la chimenea, se ha producido, la voladura de la estructura metálica de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2, de 47,8 metros de altura y 6 pilares, para lo que ha sido necesaria una carga de 15 kilos de dinamita, 34 cargas de corte lineal y 49 detonadores.

Ambas voladuras han producido alrededor de 13.000 toneladas de residuos (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos serán valorizados en obra aplicando criterios de economía circular para ser usados como material de relleno, previa caracterización para verificar su carácter inerte; en cuanto al residuo de hierro que constituía la armadura del hormigón armado y la estructura metálica, será objeto de valorización para su posterior uso.

Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión, además de la irrigación previa de la superficie sobre la huella de caída, se ha instalado una red de cortinas de agua y un cañón de nebulización en la dirección de caída. 

Caso de estudio europeo 

La Central Térmica Litoral ha estado más de cuatro décadas operativa creando un vínculo muy arraigado con la zona. Una vez que Endesa desconectó la central en 2021, inició su proceso de desmantelamiento y la elaboración de un plan de futuro para el entorno. 

El desmantelamiento, la demolición de todos los edificios y equipos de la central, se encuentra en un grado de ejecución del 42%, y supone una inversión de más de 83 millones de euros. Actualmente más de 200 profesionales están trabajando de forma directa en este proceso, el 75% procedente del entorno, mientras que se estima en casi 200 el empleo indirecto que se está generando. 

Los trabajos se están realizando de la mano de la UTE Lecalde, formada por la empresa vizcaína Lezama Demoliciones, especialista en desmantelamientos industriales, y la almeriense Caldererías Indálicas, tras lograr la licitación gracias a su oferta técnico-económica en la que se incluía una apuesta decidida por el mantenimiento del empleo local. 

Con este objetivo Endesa ha promovido cursos de formación para capacitar a personas del entorno de la central en Prevención de Riesgos Laborales en trabajos de desmantelamiento y operación en instalaciones industriales. Asimismo, se han llevado a cabo cursos de formación en Montadores de placas solares, y en Operación y Mantenimiento de instalaciones renovables, con el fin de abrir un futuro laboral en un sector en auge como en el de las energías renovables.

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