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Siete factores por los que el PP no remonta en Andalucía

El PP celebrando el 28F.

Olga Granado / Lucrecia Hevia

El PP está en horas bajas en Andalucía: ha pasado de encontrarse a dos puntos del PSOE en estimación de voto para unas elecciones autonómicas, en las principales encuestas, a ver cómo la brecha se ha multiplicado por tres, en el mejor de los casos para ellos, e incluso lo suficiente como para que le adelante por la derecha C's, en el peor. Lo han mostrado los sondeos conocidos esta semana para los que, en principio, son los próximos comicios en el calendario. ¿Qué ha pasado en este año para que la formación liderada por Juan Manuel Moreno desde hace cuatro genere hoy tan pocas expectativas en la mayor comunidad autónoma del país?

Problemas de liderazgo

Sin duda, no todo es atribuible a una sola razón, y se conjugan elementos internos y externos en la situación. Entre los factores internos, una de las claves es que Juan Manuel Moreno Moreno no termina de conseguir su deseo -y obligación- de un partido cohesionado y un liderazgo fuerte. Crisis como las de Jaén y Sevilla, e incluso la situación de Málaga, donde el reciente anuncio de Francisco de la Torre de que se presenta de nuevo a la alcaldía muestra las rencillas y la falta de relevo en la ciudad más grande que gobierna el PP, evidencian la fractura y las dificultades para la renovación del partido que había prometido.

Cuando se pregunta a dirigentes del PP sobre el desaprovechamiento de la debilidad de Susana Díaz tras ser derrotada en las primarias del PSOE y por el desgaste de tantos años de un mismo partido o por qué no han sabido frenar el auge de C's en Andalucía, el diagnóstico, cargado de pesimismo, es claro: “Primero tenemos que arreglarnos nosotros y luego competir con el resto”.

Falta de complicidad de Mariano Rajoy

La relación del PP-A con Génova tiene sus pros y contras. Pero se vislumbran más de los segundos que de los primeros. Mariano Rajoy y los suyos parecen resistirse a ofrecerle gestos a Juan Manuel Moreno con los que pueda vender una gestión beneficiosa para Andalucía y logros propios. Eso pese a que el presidente del Gobierno de España haya previsto en Sevilla la convención nacional del partido esta primavera o que esté por el sur cada dos o tres semanas.

Puede pensar que bajándose él a Andalucía despierte a los votantes del PP con un tirón que no le ve a Juan Manuel Moreno, como si pudiera contagiar el efecto ganador que tan bien le ha ido en Moncla. Pero es imposible si luego tiene en Andalucía su sparring contra el PSOE y por tanto permite a los socialistas alimentar sin problema el discurso de una tierra agraviada que tan bien le ha ido a sus rivales. Por poner un ejemplo: ¿no le hubiera servido a Juan Manuel Moreno poner fecha y hora para la desaparición del peaje en la autopista Cádiz-Sevilla como lo ha permitido Mariano Rajoy para Galicia, comunidad autónoma gobernada por el PP?

Esta soledad de Juan Manuel Moreno no frena una estrategia de confrontación que siempre le ha ido mejor a los socialistas que a los populares. Y estando en Moncloa el PP es más fácil convertir San Telmo en un fortín de resistencia frente a un escenario de “ataques a Andalucía” donde Susana Díaz se mueve con soltura.

Un popular sin popularidad

Un tercer elemento en contra de Juan Manuel Moreno es su nivel de conocimiento. Cuatro años después esta cuestión ha mejorado: basta con mirar el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa), la encuesta de referencia en Andalucía, de 2014. En su primer año de líder del PP-A, su nivel de conocimiento se situaba en el 30%, y en el Egopa de esta semana, se eleva a un 60%.

Pero no termina de ser popular -valga la ironía- y gestos como el reciente de decir que se ha dado ocho años, es decir, dos más incluso si pierde las próximas elecciones, parecen un síntoma de debilidad. Rompe, de hecho, sus propios planes, porque cuando llegó se dio seis: el lógico margen de confianza con unos primeros comicios en dos años porque no se iba a esperar que ganara recién llegado, y esta legislatura.

Sin embargo, el incremento del nivel de conocimiento no ha venido acompañado de una mejor valoración, y le perjudican comentarios que no tanto él, sino como otros de su partido hayan podido hacer sobre ciertos problemas de Andalucía en un tono ofensivo para el orgullo de sus habitantes.

El fracaso de la estrategia de oposición

Otro factor interno en su contra ha sido la apuesta de los populares a dos bazas que le han salido mal: el desgaste tras cuatro décadas de gobierno de los socialistas, que en realidad han hecho más fuerte la maquinaria y por tanto más difícil de combatir, y la mella de la corrupción en el PSOE. En el primer caso, la fe en el cansancio no ha propiciado el cambio de signo que ellos esperaban. Es más, da cierta sensación de acomodo a la espera desde la oposición. En el segundo, se les han caído los casos de la formación, Aznalcóllar y, en breve, quizá los ERE, que de todas maneras, políticamente, está muy amortizado desde que Susana Díaz puso un cordón sanitario con los expresidentes. Ha sido ingenuo por parte de Juan Manuel Moreno y los suyos pensar que esto valía cuando se ha visto que en el caso de Mariano Rajoy, con el PP salpicado por causas más graves, poca factura le ha pasado en las urnas.

C's está disparado

Entre los factores externos, el principal problema del PP se llama C's. Por un lado, da igual que Juan Marín sea el líder menos conocido en Andalucía, según el último Egopa, porque todo el mundo sabe quién es Albert Rivera y qué es C's, sobre todo, después de la crisis de Catalunya. Es más, mirando los Egopa, desde 2010 ninguno de los líderes políticos nacionales ha tenido el aprobado de los andaluces, hasta que le llegó a Albert Rivera en 2015 y desde entonces mantiene esa tendencia. Este año vuelve a ser el único que supera el 5. Mientras, Juan Manuel Moreno, continúa a la cola, castigado por ese mismo sentimiento negativo que los andaluces proyectan en Mariano Rajoy, y a veces en Pablo Iglesias, con el que se alterna el farolillo rojo.

Les roban las ideas

Por otro lado, los de Juan Marín han sabido pescar del mismo estanque con más éxito. Justo es reconocer que los populares llevaban muchos más tiempo hablando en contra del impuesto de sucesiones y donaciones, por ejemplo, pero ¿quién se acuerda? C's ha podido -claro que desde la condición de llave de gobierno que nunca ha tenido el PP- obligar a los socialistas a eliminar de hecho un impuesto que para el ala conservadora era fundamental, robándole protagonismo a los populares.

Hay que sumar cierta torpeza porque el PP no ha sabido tender ningún puente con C's. No es que fuera fácil teniendo en cuenta que en Andalucía son el socio preferente del PSOE y no puede tener la misma predisposición que Albert Rivera le muestra a Mariano Rajoy. Pero es que no sólo ha habido intentos que han resultado un punto humillantes para los populares -como el supuesto frente de exigencias a Susana Díaz que impulsó hace un año- sino que Juan Manuel Moreno no ha dudado en cebarse con C's de manera feroz en el debate.

Es más, desde C's se preguntan acerca de quién cree el PP que podría auparle a la presidencia de la Junta de Andalucía el día de mañana. “No está abonando nada bien el terreno”, dicen los naranjas. Y de hecho, la subida de las encuestas comienza a poner difícil la posición preponderante en la derecha en Andalucía que tenía hasta ahora el PP ¿quién tendrá que apoyar a quién?

De momento, el PP ha sorprendido a muchos tras haberse sumado al pacto por la financiación en el Parlamento de Andalucía, con lo que el único grupo que se queda fuera por el momento en C's. Si el PSOE quería aislar a los populares, porque daba por hecho que sus socios entrarían, finalmente han sido éstos los que se han quedado descolgados tras no caer el PP en la “trampa”. De hecho, C's dice que lo han hecho por “intereses electoralistas” tras conocer las encuestas de estos días.

Un espacio limitado para la derecha

El otro factor externo es que la derecha no termina de crecer lo suficiente para sumar en Andalucía. El histórico momento de 2011 -cuando el PP ganó en las ocho capitales de provincia por mayoría absoluta y ese mismo año las elecciones generales en Andalucía (igual que en 2016)- no tiene traducción en las elecciones autonómicas salvo la excepción de 2012 cuando Javier Arenas se impuso pero sin escaños suficientes para conformar gobierno.

La mayoría del arco parlamentario es de centro izquierda e impide la suma. Es más, es más fuerte la izquierda, como bien se ha visto en la negociación del pacto de la financiación esta semana entre PSOE, Podemos e IU. Por eso también cuando Javier Arenas ganó, no le bastaba porque ¿dónde estaba el posible socio de derecha? Hoy día el espacio para la derecha en Andalucía sigue siendo el mismo y, sin embargo, son más a repartir a no ser que ambos partidos consigan seducir a los votantes de centro.

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