TRIBUNALES

Activistas del Altiplano de Granada denuncian a la Confederación Hidrográfica por “secar” el río Guardal

El norte de la provincia de Granada sigue en guerra por el agua. Las asociaciones civiles 'Salvemos el Altiplano' y 'Salvemos Castilléjar', integradas por alrededor de un centenar de personas, han presentado una demanda ante el Tribunal Supremo contra la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) porque consideran que su planificación está “secando” el río Guardal que discurre entre los municipios de Huéscar y Baza y desemboca en el Guadiana Menor. En opinión de los activistas, el agua se está utilizando para el regadío de tierras granadinas y murcianas usando como pretexto el “abastecimiento humano”. Hasta el momento, la CHG guarda silencio a preguntas de este medio sobre la denuncia.

Lo que reclaman ambas asociaciones es que se corrija el Plan Hidrológico que la CHG plantea para el periodo comprendido entre 2022 y 2027. Que se corrija porque en lo que concierne al río Guardal no se tiene en cuenta el caudal ecológico que ha de mantener, aseguran. Y, según explican, apenas hay agua en buena parte de su recorrido, sobre todo desde la zona que discurre posterior al embalse de San Clemente. Un problema que consideran especialmente grave dada la peculiaridad de este arroyo.

El río Guardal nace en Huéscar y se riega gracias a cuatro manantiales naturales que hacen que el agua que baja por su cauce sea “excelente” y de “muy baja mineralización”. Según defienden los activistas, el Guardal nunca ha tenido problemas de abastecimiento hasta que se han incrementado “cultivos intensivos de empresas murcianas y almerienses”, que se han ido instalando en el entorno del Altiplano de Granada. Fuentes de las plataformas civiles explican que el agua se utiliza para la agricultura gracias al canal de San Clemente que emerge del embalse que lleva el mismo nombre. “Al cauce natural del río lo dejan en miseria”.

Especies en peligro de extinción

Un hecho que esperaban que se pudiese corregir en esta planificación hidrológica de la CHG, pero que, lejos de quedar resuelto, podría ir a más porque no se han tenido en cuenta diferentes aspectos básicos para la supervivencia del arroyo. Según la demanda, a la que ha tenido acceso este medio, no se han realizado “estudios técnicos” respecto a la masa de agua superficial que hay en el Guardal tras su paso por el embalse de San Clemente. Tampoco se ha realizado el cotejo del caudal ecológico -que es oscilante según la época del año y el tramo del río al que se haga mención- que ha de mantener el arroyo ni se ha tenido en cuenta el valor ecológico y ambiental de este río.

Al respecto, los activistas señalan que el Guardal da vida a diferentes especies en peligro de extinción. Entre ellas la trucha común, la comilleja, el barbo gitano y la boga del Guadiana. Peces que actualmente están muriendo en las zonas en las que el agua apenas discurre o que se están quedando aislados en las charcas que aún quedan en algunos de los tramos del arroyo que no se han secado en la zona posterior al embalse de San Clemente. También hay flora amenazada como el musgaño de cabrera, que se encuentra en peligro de desaparición en Andalucía.

Por todo ello, las asociaciones que velan por el Altiplano de Granada han presentado el citado recurso ante el Tribunal Supremo con el que esperan salvar el río Guardal al que califican actualmente de “ecológicamente muerto” si no se toman las medidas oportunas. Piden que el Alto Tribunal obtenga pruebas documentales relativas a la inexistencia de los estudios técnicos que deberían haberse realizado y que se “interrogue” a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Para darle sustento a sus peticiones, indican que hay jurisprudencia previa que ampara sus reclamaciones.

Este medio se ha puesto en contacto con el organismo de cuenca sin haber recibido respuesta. Desde la CHG argumentan que aún no han recibido copia de la demanda, si bien en ocasiones previas y sobre la explotación del agua en la zona del Altiplano de Granada, fuentes oficiales han insistido en que no hay “voluntad alguna” de que los arroyos y los acuíferos se sequen, sino que todos los proyectos que se realizan están enfocados a favorecer el abastecimiento humano.