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Juan Espadas, la baza “conciliadora” ante la división del PSOE de Andalucía

Juan Espadas durante una de sus intervenciones en Ronda (Málaga)

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La depresión postelectoral tras los últimos comicios autonómicos de 2018 todavía se nota en el socialismo andaluz. Para evitar que el desnorte se haga crónico se han recetado unas primarias que entusiasman, léase enfrentan, al partido que durante 37 años estuvo al frente del Gobierno de Andalucía.

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se presenta para “renovar” la formación y “recuperar la ilusión” de gobernar. Su principal contrincante y actual secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, dice haber aprendido de los errores y también propone “un partido nuevo”. Pero sólo puede quedar uno en esta carrera de tres donde el rival más débil es el exdiputado Luis Ángel Hierro. El relato fácil es que la “amortizada” Díaz pierda las primarias y se certifique su defunción política. Demasiado pronto. Se prevé un resultado muy apretado. Nadie puede romper la baraja y en la calma chicha el regidor hispalense se hace fuerte.

“Espadas no se mueve bien en el conflicto”, apunta la consultora política Ana Salazar. El regidor se aleja de las estridencias como ha demostrado durante toda la campaña. Ha evitado entrar en polémica y ni se inmutó en el intento de caldear la campaña por parte de Susana Díaz. “Nuestro adversario está fuera y es la derecha”, incide en su carta a los militantes. En ese documento pone las bases de una candidatura que no casa con los “enfrentamientos personalistas” y con el que intenta alejarse, según sus seguidores, del “yoísmo” susanista.

Espadas es un político que no enardece a las masas. Es la camiseta básica que te soluciona cualquier look. Sin embargo, pese a que en muchas agrupaciones socialistas siguen preguntándose quién reta a Díaz, su pinta de "vecino de al lado" es la cualidad que fortalece su candidatura municipalista. Su aval es la gestión que ha hecho al frente del Ayuntamiento de Sevilla. Después de dos años como consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio (2008-2010) se presentó como candidato a la Alcaldía de la ciudad hispalense. Y perdió. Tras curtirse en la oposición consiguió el bastón de mando en su segundo intento (2016) gracias a un pacto con Izquierda Unida y Participa Sevilla. Lleva seis años gobernando en minoría y ha pactado con distintas formaciones. Incluso ha llegado a consensuar unos presupuestos municipales con el PP. “Uno de sus éxitos es la capacidad de conducir a distintas fuerzas de la ciudadanía hacia el encuentro y generar consenso”, apunta Salazar. Su disposición al diálogo y a la escucha –como ha repetido a lo largo de su campaña– lo hacen un martillo pilón. Erre que erre.

Pacificar el partido

“No es carismático” –dice la periodista Isabel Pedrote– “pero a lo mejor lo que hace falta es una persona que sea capaz de negociar y entrelazar intereses”. Augurando que ninguno de los candidatos ganará por goleada, el talante moderado de Espadas es una baza ante las previsibles fisuras en la federación socialista más numerosa y musculada de España. Su obstáculo es que muchas agrupaciones lo consideran “el candidato de Madrid” a pesar de que haya defendido su autonomía de Ferraz. “Si Espadas pierde, pierde Sánchez”, tiene claro Pedrote.

El PSOE-A vive estas primarias en la oposición. Es una situación inédita desde el inicio de la autonomía andaluza y que dificulta, pese a las buenas intenciones de los aspirantes, la integración de la candidatura que salga derrotada este domingo. “Estando en el poder es más fácil acallar a la variante crítica”, resalta Pedrote. Salazar no ve “un claro vencedor” y comparte que “la unión del partido” es el principal reto tras el proceso orgánico. En este aspecto, la templanza de Espadas podría permitirle regresar derrotado al Ayuntamiento de Sevilla tras haber intentado su “cambio” o, si gana, encarar un proceso de pacificación interno que lime asperezas y consolide, como cree, “el reencuentro con el PSOE federal”.

En caso de salir victorioso, su equipo sólo tiene la mirada puesta en “la reconstrucción en el menor tiempo posible de una opción política que encaje con las necesidades de la gente”. Espadas, que sería un candidato extraparlamentario, tendría además muchos frentes que resolver. El primero, la posición de Susana Díaz. Desde el entorno de la actual secretaria general no renuncian a que busque revalidar su posición en el próximo congreso regional previsto para finales de diciembre. Erre que erre. Otra opción es que una gestora se haga cargo del poder orgánico hasta entonces evitando la bicefalia. Y, ¿quién interpelará a Moreno Bonilla desde la bancada socialista? Espadas necesitaría también reestructurar el grupo parlamentario.

“Las bicefalias nunca han funcionado”, resalta Salazar. El entendimiento –“Juan era de Susana hasta hace unos días”, apuntan desde la campaña de Díaz– entre los principales aspirantes se ha evaporado. No deja de ser curioso que Espadas fuera el candidato de su rival para sucederla en San Telmo de haber conseguido ella la secretaría general del PSOE. La carrera de la sevillana para liderar el partido a nivel nacional se vio truncada y ahora “el que fuera el mejor candidato puede sustituirla de verdad”, dice Pedrote.

Reunir a ambos bandos bajo una misma sensibilidad es el primer paso para intentar volver al Gobierno. Mientras, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, disfruta de unas encuestas favorables que le sitúan cerca de la mayoría absoluta. Pero Moreno, que hace gala también de su compromiso por el “diálogo”, llegó a la presidencia con tan sólo 26 escaños, 6 menos que en los comicios de 2015. Aún así, y con todo el runrún sobre la estabilidad de su Ejecutivo, ya ha alcanzado el ecuador de su legislatura. El panorama político actual cuenta con gobiernos débiles donde premian los malabares. A Moreno, en su bipartito con Ciudadanos, lo sostiene Vox. Espadas, de confirmarse su candidatura a la presidencia de la Junta, sería un perfil parecido y utilizaría su moderación para frenar el “declive electoral” sufrido bajo el liderazgo de Díaz.

Más allá de quien salga victorioso en San Vicente (la sede regional) en la jornada electoral de este domingo, la clave para Salazar está en presentar “un proyecto ganador que se ajuste al siglo XXI y a un contexto postpandemia”. Dejando a un lado las rivalidades y las fobias en juego está recuperar el Gobierno de Andalucía en las próximas elecciones autonómicas. No es cuestión baladí.

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