Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Susana Díaz reta a sus enterradores aceptando el que se pregona (otra vez) como su último combate

Susana Díaz en plena charla y con una de sus muchas camisetas con mensaje.

15

Susana Díaz no lo sabía, pero el 1 de octubre de 2016 se certificó su primera muerte política al comandar aquel golpe de estado en el corazón del PSOE que forzó el adiós de Pedro Sánchez como secretario general. Aquel día no hubo esquelas políticas con su nombre, que sí se escribieron tras imponerse Sánchez en las primarias de 2017 y, sobre todo, cuando perdió el Gobierno de la Junta en 2018. Pero ahí sigue, en plena pelea, y convencida de que este domingo será elegida candidata de los socialistas andaluces a la Junta. “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”, podría replicar tirando del clásico a todos los que sucesivamente han ido cincelando su epitafio, aunque ahora es verdad que le toca encarar su Rubicón definitivo.

O no, porque en su entorno dan por hecho que, si no es elegida este domingo, ni mucho menos renunciará a seguir como secretaria general y en diciembre presentará su candidatura a la reelección. Llegado este hipotético caso, a finales de año otra vez volveríamos a hablar de que afronta su encrucijada definitiva, que pone en juego la última de sus vidas políticas, aunque siempre quedará la sospecha de que se guarda alguna en la recámara.

Susana Díaz (Sevilla, 1974) ha vuelto a retar a sus enterradores, y lo hace para liderar de nuevo la candidatura socialista a la Junta, como ya hizo en 2015 y 2018. “No contempla la posibilidad de no ganar”, coinciden voces de su entorno, hasta el punto de que no tiene un plan B, una estrategia de retirada por si las cosas no salen bien. “Sólo tiene un plan A, que es ponerse al día siguiente a unir y coser el partido”, como ya hizo, recuerdan los suyos, cuando era secretaria de Organización del PSOE-A y recompuso la formación tras los chispazos entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Una obsesión entre ceja y ceja

Su penúltimo órdago fue aguantar como secretaria general de los socialistas andaluces tras perder San Telmo, y el último ha sido el de presentarse a estas primarias. En estos dos años y medio, que inició con choques frontales con Pedro Sánchez para luego unirse formalmente a su causa, ha desechado todos los ofrecimientos que le han hecho para que diese un paso al lado y abriese la puerta a un nuevo ciclo político en el socialismo andaluz. Ni ir en las listas al Parlamento Europeo ni presidir el Senado fueron argumentos suficientes porque, señalan, tiene una obsesión entre ceja y ceja: que el PSOE vuelva a gobernar en la Junta de Andalucía.

“¿Te vas a jugar el todo por el todo a una carta?”, dicen que le llegaron a preguntar desde la dirección federal en Ferraz al desestimar estos ofrecimientos. “Nada tengo y nada es mío, todo se lo debo al PSOE”, habría sido su respuesta, lo que no deja de ser verdad al hablar de una mujer que se afilió a las Juventudes Socialistas cuando no era mayor de edad y que, desde 1997, siempre ha ocupado un cargo orgánico o institucional: concejal, diputada nacional, parlamentaria andaluza, senadora, consejera, presidenta de la Junta… 

O conmigo o contra mí

“La única vez que no ha tenido un cargo fue el día que se afilió”, ironiza alguien que fue de su círculo de confianza, y que por ello ha sido destinatario de las perlas que Díaz le ha dedicado a los que un día estuvieron con ella pero ahora se han congregado en la candidatura de Juan Espadas. “Pelotas”, “palmeros”, “oportunistas en busca de carguitos”, “faltos de talento”, el listado de piropos ha sido intenso hacia los que no la respaldan, algo que ella misma achaca a que “no eran amigos de Susana Díaz, sino de la presidenta”. “Lo dice ella, que no hace prisioneros y ha dejado a muchos en el camino”, apostilla esta persona que perteneció a su entorno, e incide en que “le ha faltado altura de miras, generosidad y olfato, tendría que haber aceptado un cargo y haber esperado otro momento político”. 

En lo que sí coinciden todos, los que están con ella y los que ya no, los de su candidatura y los de la de Juan Espadas, es que Susana Díaz, por encima de todo, es “un animal político”. “Tiene mucha experiencia y ha estado enrolada en muchas batallas, su vida es la política… y mandar”, la describen sus críticos; “es más del partido que el escudo, no tiene ninguna hoja de ruta fuera de la política”, subrayan en su entorno, que recuerda su declaración recurrente de que “nunca me jubilaré de ser socialista”.

O todo o nada

Ahora, y según como se mire, en estas primarias se juega el que ha sido su modo de vida durante 25 años, pero también podría decirse que tiene poco que perder y mucho que ganar, por aquello de que sobre el papel no parte como favorita por mucho que ella insista en “la marea de ilusión” a su favor que ve en la militancia. “Se ha liberado, hace lo que quiere y como quiere, se la ve como nunca, contenta y feliz, disfrutando del partido y de la política”, asegura una persona de su círculo.

“Tiene muy buenas vibraciones”, apostilla otra voz de su círculo, y eso se ha traducido en una campaña en la que se ha convertido en una marca de identidad el mensaje que puede leerse en la camiseta que lleva cada jornada la expresidenta andaluza, empezando por el Positive energy que rezaba el día que convocó las primarias cinco minutos antes de que lo hiciera Ferraz. Son lemas optimistas, algunas veces rayanos en frases de manual de autoayuda, en sintonía dice con lo que percibe en la militancia. 

“Esa imagen de Mr. Wonderful está muy bien, pero después tienes que actuar con hechos que avalen esos mensajes”, apuntan en la acera de enfrente, donde alguien que la conoce bien señala que “se crea su propia burbuja” y eso la lleva a cometer errores de cálculo, así no habría visto venir que perdía las primarias federales en 2017 o San Telmo en 2018. “Para eso están las primarias, para que los militantes decidan, pero el problema no es ella: las elecciones de 2018 las ganó aunque ahora se intente vender lo contrario”, la defienden en su entorno.

¿Ha cambiado Susana Díaz?

Y, haciendo el chiste fácil, ¿Susana Díaz ha escrito su propio manual de resistencia, como hizo Pedro Sánchez con su libro? “Aprendió muchísimo en las primarias con Pedro Sánchez, lo aprendió todo. El poder lo tienen los militantes cuando votan libres, y por eso no tiene miedo”, una experiencia a la que suman que los dos años y medio que lleva en la oposición “se los ha tomado como una lección de vida, le ha servido para mejorar y ser mejor persona. Esto ha sido una cura de humildad, le ha servido para hacer autocrítica y reconocer errores”, una nueva Susana Díaz que los que antes estaban con ella no se terminan de creer. “Tiene una personalidad y un estilo muy marcados, no va a darse ahora la vuelta como un calcetín porque nadie cambia así a esa edad”, esgrimen en el otro lado, e inciden en que si durante 25 años con cargos se ha labrado un perfil de dureza política, por algo será.

Sea como sea, lo cierto es que afronta sus horas más vitales en mucho tiempo. Está por ver si la respaldan tantos como ella cree, pero es innegable que tiene más apoyos de los que pensaban sus rivales cuando empezó esta carrera. Ahora va a poner sobre la mesa su penúltima carta, nunca la última, porque siempre que hay una batalla por delante la propia Susana Díaz le dice a los suyos: “Cuando gano, gano, y cuando pierdo, aprendo”.

Etiquetas
stats