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La Junta de Andalucía solicita al Gobierno llenar el río que cruzan los rocieros en plena crisis política por Doñana

Rocieros cruzan el Vado del Quema en 2022

Daniel Cela

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La Junta de Andalucía ha solicitado formalmente a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), dependiente del Gobierno central, el desembalse del río Agrio, en la provincia de Huelva, que garantice el caudal necesario para el cruce de los peregrinos en la romería del Rocío entre el 22 y el 26 de mayo. El camino hacia la aldea, que realizan cada año miles de personas desde Sevilla, tiene un punto clave en el paso del río Guadiamar a la altura del vado del Quema, en Aznalcázar, que actualmente está seco, y donde los peregrinos realizan cada año un bautismo simbólico.

La Consejería de Presidencia del Gobierno andaluz, responsable de coordinar el dispositivo de seguridad de la peregrinación multitudinaria (el llamado Plan Romero), remitió el miércoles una carta a la CHG pidiendo que llene de agua el Quema para que los romeros puedan cruzar, para que los bueyes puedan beber y para posibilitar el bautismo de los nuevos peregrinos (niños y adultos), según dicta la tradición. La petición, dicen desde San Telmo, es “técnica”, cursada por un jefe de servicio de la consejería “por razones de seguridad”.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir está estudiando la solicitud, no como un “desembalse específicamente pensado para la romería”, sino porque ya está programado un desembalse para garantizar el riego de los agricultores de la zona en mayo, ese agua tiene que pasar necesariamente por el enclave rociero, y la idea es analizar si puede hacerse coincidir para que llegue a tiempo para los peregrinos.

Se ha hecho otros años, incluso con sequía, pero reconocen que el momento político actual es especialmente convulso: Gobierno y Junta de Andalucía confrontan estos días, precisamente en una guerra por la falta de agua, con la proposición de ley de PP y Vox para legalizar regadíos en el entorno del Parque Nacional de Doñana como telón de fondo. El Ejecutivo de Juan Manuel Moreno, que justo el miércoles anunció restricciones de agua para regadíos en septiembre si no llueve antes, argumenta que el desembalse para llenar el Quema es una cuestión de “seguridad y salubridad de los animales”.

La solicitud parte del departamento que gestiona Antonio Sanz, consejero de Presidencia y responsable de coordinar el Plan Romero, y hasta esta mañana era desconocida por el portavoz y titular de Medio Ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, que es quien está lidiando en primera persona con el conflicto de Doñana.

Gobierno y Junta litigan a cara de perro desde hace semanas por la ley de PP y Vox para ampliar regadíos en la Corona Norte de Doñana, que el Parlamento andaluz tramita por la vía de urgencia. El Ejecutivo de Pedro Sánchez y la Comisión Europea han alertado del perjuicio que esta iniciativa puede tener en la mayor reserva natural de Europa, con un acuífero sobreexplotado y debilitado por la falta de lluvias.

La sequía, en el centro del debate

Moreno ha situado la sequía en el epicentro del debate político, reclamando infraestructuras hidrológicas al Estado -presas, túneles, trasvases, desaladoras, depuradoras- y justo el miércoles volvió a alertar del fuerte impacto que sufrirá el sector agroalimentario y el turismo, dos de las patas de la economía andaluza.

Los embalses de Andalucía han bajado hasta el 27,08% de su capacidad y pierden siete hectómetros cúbicos (hm3) en la última semana, hasta los 3.025. Ese 27,08% de reserva de agua es 8,53 puntos porcentuales menor en comparación con el año anterior, cuando, con 3.977 hectómetros cúbicos los embalses andaluces estaban al 35,61%. El presidente de la Junta asegura que aún hay agua disponible “para consumo humano en las grandes urbes de la comunidad al menos para año o año y medio”, pero advierte de que si no llueve de aquí a septiembre, la Junta tendrá que racionar el uso del agua para riego, limpieza de calles y llenado de piscinas.

La solicitud que ha hecho la Junta a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir es la misma que se ha hecho otros años -el año pasado no fue necesario, porque el Guadiamar tenía agua suficiente-, aunque la sequía se ha agravado desde entonces y el debate político ahora está mucho más polarizado. El órgano estatal contabiliza un 70% de capacidad en el embalse del río Agrio, del que saldría el agua para posibilitar el paso de los romeros en el vado del Quema. En teoría, es necesario mantener un mínimo “cauce ecológico” en esta zona, aunque en la actualidad está completamente seco.

En mayo están programados dos desembalses, uno para nutrir a una central termosolar próxima (de la antigua Abengoa) y otro para el riego de agricultores. La CHG estudia que este segundo pueda beneficiar a los peregrinos hacia la aldea del Rocío, aunque aún deben analizar si coinciden las fechas. El agua tarda en llegar dos días, desde que se abre la presa del río Agrio, y la fecha aún no está fijada en el calendario porque la eligen los propios regantes. La cantidad de agua que se desembalsa para el riego también debe revisarse, si finalmente se adapta a las necesidades de la romería, porque si es poca puede que no llene el Quema y si es demasiada puede ocurrir justo lo contrario, que impida a los peregrinos cruzar el río.

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