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Literatura
“El manuscrito de El Quijote de Órgiva”: cómo una biblioteca de la La Alpujarra se ha convertido en epicentro cervantino

María del Carmen Martín ha ideado un proyecto en el que cualquiera puede escribir a mano Don Quijote de La Mancha

Álvaro López

Órgiva (Granada) —

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En un lugar de La Alpujarra, de cuyo nombre no quiero acordarme... No, Miguel de Cervantes no escribió una versión alpujarreña de Don Quijote de La Mancha, ni la frase anterior es un error de transcripción. Es un guiño a lo que está ocurriendo en Órgiva (Granada) con el libro más famoso de la literatura española y universal. En esta población de La Alpujarra granadina, quieren emular al Cervantes de principios del siglo XVII: se está reescribiendo El Quijote a mano. Y María del Carmen Martín, Mari Carmen para sus vecinos, es la bibliotecaria del pueblo desde hace 25 años y la mente que ha ideado este proyecto.

Desde el pasado 6 de diciembre, cualquiera que lo desee puede personarse en la Biblioteca Municipal Hurtado de Mendoza de Órgiva para dejar su impronta en el manuscrito de la obra de Cervantes que se está redactando a mano íntegramente. Un proyecto que nació como un homenaje de Mari Carmen al anterior bibliotecario y personaje ilustre orgiveño, Agustín Martín Zaragoza. Enamorado de El Quijote y casi como si imitase su deseo de derribar molinos de viento y rescatar a su particular Dulcinea, este hombre inició hace más de 50 años una colección de quijotes que entonces parecía una quimera y que hoy es un atractivo turístico de la localidad.

En 1967, Martín Zaragoza contactó con el que por entonces era el príncipe de Asturias, hoy rey emérito, Juan Carlos de Borbón, para pedirle un ejemplar de Don Quijote de La Mancha firmado. Lo consiguió y nació así una tradición que se mantiene hasta la actualidad. La biblioteca acumula más de 300 ediciones del libro de Cervantes y cuenta con traducciones en 94 idiomas y lenguas locales. Tal es el archivo, que el edificio alberga un aula cervantina que hace las delicias de los curiosos que quieren ver ejemplares de El Quijote que rara vez se pueden ver por estas latitudes.

Un proyecto abierto a todos

Con la semilla que plantó Martín Zaragoza, fallecido en 2015, Mari Carmen ha querido rendirle un homenaje del que participan vecinos de Órgiva y los visitantes. “Esto es una idea que tenía desde hace tiempo por nuestra colección de quijotes. Me decidí y empecé a estudiar el proyecto y poco a poco se ha hecho realidad”, explica la bibliotecaria. El método es muy sencillo: en la mesa principal del aula cervantina hay un ejemplar de El Quijote que sirve de guía para que los particulares escritores continúen escribiendo a mano en un folio A3 de gramaje superior. Y basta ver el proceso para cautivarse con la belleza de las diferentes caligrafías.

“La idea es reescribir el Quijote con ilustraciones. Yo lo he llamado ”El manuscrito de El Quijote de Órgiva“ porque va a ser una copia literal hecha completamente a mano. En cuanto a las ilustraciones, aceptamos cualquiera, por supuesto, dándole libertad absoluta a la imaginación de cada artista”. Así, cada día, de lunes a viernes de ocho de la mañana a ocho de la tarde, Mari Carmen se afana por darle un espacio singular a los que quieren participar de un proyecto que ha sido acogido con mucho cariño. “Sinceramente, no me esperaba que hubiese tanto interés”. Hasta el momento, ya han desfilado por el aula cervantina alrededor de un centenar de escritores.

En parte porque el aula es una joya literaria. Atestada de decoraciones y elementos que recuerdan a El Quijote, en sus vitrinas hay decenas de libros de diferentes idiomas que sorprenden a cualquiera. En persa, chino simplificado o bable, casi cualquier lengua que se hable en el mundo tiene su reflejo aquí. “Agustín compraba muchas ediciones, pero también nos las donaban. Yo hoy lo tengo más fácil porque solo tengo que buscar por internet la edición que nos falte”. No obstante, siguen llegando regalos en forma de ejemplares. Uno de los más especiales es con el que obsequiaron a la biblioteca una pareja de británicos que la visitó. “Nos trajeron una copia de El Quijote en inglés y del siglo XVII”.

“Siempre estoy investigando dónde puedo encontrar una nueva adaptación. Tenemos incluso de lenguas muy locales como el tamazight que solo se habla en Melilla. En ese caso lo conseguimos a través de un notario que había vivido allí y que decidió costear la traducción. Nuestra colección lleva haciéndose más de medio siglo”. De hecho, es tan llamativa que ha habido casos como el del escritor japonés Haruki Tabata que visitó España para hacer la ruta de El Quijote a caballo y terminó en Órgiva para conocer el aula cervantina y a su precursor: Agustín Martín Zaragoza.

Ilusión desbordada

Con todo, es normal que la iniciativa de reescribir la obra más importante de la literatura española esté siendo un éxito. “Llevaba años queriendo que los orgiveños y visitantes escribiesen El Quijote. Muchos escriben un párrafo y otros se animan con más”. En la elaboración no solo están participando oriundos de Órgiva, sino que ya han escrito personas incluso llegadas desde París. Cualquiera que lo desee puede acercarse a la biblioteca municipal y continuar escribiendo desde el punto en el que se haya quedado el anterior.

“Hemos puesto un cartel en la fachada para que la gente se entere del proyecto. Nos llaman vecinas del pueblo muy ilusionadas para poder escribir. Un pintor se ha puesto en contacto con nosotros para hacer la portada del manuscrito”. En general, el proyecto está consiguiendo atraer el interés de muchos curiosos y cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Órgiva. “También van a escribir el libro los alumnos de los dos centros educativos del pueblo”.

Lo cierto es que el número de páginas que puede suponer esta edición manuscrita es casi imposible de calcular. “Estamos empezando con el primer tomo y me encantaría que llegásemos a hacer el segundo”. Además, como La Alpujarra es una zona en la que conviven muchas personas de diferentes nacionalidades, Mari Carmen tiene la idea de poder replicar este proyecto en otros idiomas. “Hay quien vuelve y pregunta si puede volver a escribir”. Porque la ilusión que se respira en esta biblioteca convierte en posible cualquier quijotesco sueño.

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